El flamante cargo de Carlos Bianchi desató controversias acerca de la función del manager. Función importada de Europa, presuntamente beneficiosa para los clubes y demandada no solo en tiempos de crisis. Pensemos en el cuadro xeneize como ejemplo paradigmático: Bianchi regresó por tercera vez a la institución tras la obtención de un título local y la aparición de una promisoria camada de juveniles como reaseguro económico de la entidad. Un club, Boca, que acumuló logros y prestigio internacional sin manager, aunque con el Virrey sentado en el banco.
Aceptada la necesidad de un gerente -o técnico deportivo para ser más precisos-de acuerdo con la observación de los dirigentes xeneizes, se levantaron voces críticas contra Bianchi a raíz de turbias campañas periodísticas, en algunos casos, y de un profundo desconocimiento sobre las tareas encomendadas, en otros. En rigor, no hay tradición sobre la figura del manager en Argentina, un país donde los éxitos futbolísticos se explican más por la conjunción de las célebres tres patas (jugadores, entrenador y dirigentes) que por un administrativo iluminado. Acaso Boca, si logra encadenar sucesivos triunfos, sea el club que aporte una nueva pata a la causa.
Por otra parte, existen otras entidades que incorporaron manager, si bien con responsabilidades menores a las de Bianchi, hombre fuerte en las decisiones económicas y deportivas que toma el club xeneize. Vélez, con Cristian Bassedas; Independiente, con César Menotti; Newell's, con Gustavo Dezzotti; y hasta Unión, con Nery Pumpido, confían en los aportes de un director deportivo. Dos de esos clubes también confían en un salvador. Distintos son los casos de Lanús -lo tuvo a Ramón Cabrero hasta su partida a Colombia- y Carlos Bilardo en el Seleccionado, ya que sus respectivas contrataciones respondieron a otros objetivos, en buena medida orientados a la formación de talentos (Cabrero) y la supervisión enfermiza del quehacer cotidiano (Bilardo).
Pero volvamos a Bianchi. Gran parte de las críticas que recibe no focalizan en la imagen distorsionada de este nuevo cargo, muy asociado a las premisas de orden y progreso del viejo Continente. Por el contrario, el cuestionamiento remite al sujeto y sus circunstancias: la supuesta pereza, el alto perfil, los dineros embolsados, los desplantes de otras épocas. Críticas que se agravaron, además, por la lógica exitista instalada en la sociedad y por tratarse de un rol muy bien rentado.
Sin embargo, algunos hechos recientes remiten -aunque sea indirectamente- a ciertos logros del manager, que es decir Bianchi. Luego de un semestre para el olvido, Boca participó dignamente en la Copa Audi Cup, se aseguró una plaza el próximo año con iguales o superiores oponentes, equilibró las finanzas con una buena política de compras y ventas, y concretó el regreso de Alfio Basile, técnico exitoso en la historia del club. Todo bajo la gestión Bianchi. Aupiciosos datos, sin embargo, que la mayoría de los críticos jamás reconocerán.
De todos modos, y más allá de los enconos personales, conviene detenerse en el manager como unidad de sentido, como promesa restauradora. Un rol que, culturalmente, no termina de aceptarse en nuestro medio. Y que concibe peligrosas mutaciones en el admirado Viejo Continente. El idealista y exitoso ejecutivo Jorge Valdano podría brindar un buen testimonio.
Aceptada la necesidad de un gerente -o técnico deportivo para ser más precisos-de acuerdo con la observación de los dirigentes xeneizes, se levantaron voces críticas contra Bianchi a raíz de turbias campañas periodísticas, en algunos casos, y de un profundo desconocimiento sobre las tareas encomendadas, en otros. En rigor, no hay tradición sobre la figura del manager en Argentina, un país donde los éxitos futbolísticos se explican más por la conjunción de las célebres tres patas (jugadores, entrenador y dirigentes) que por un administrativo iluminado. Acaso Boca, si logra encadenar sucesivos triunfos, sea el club que aporte una nueva pata a la causa.
Por otra parte, existen otras entidades que incorporaron manager, si bien con responsabilidades menores a las de Bianchi, hombre fuerte en las decisiones económicas y deportivas que toma el club xeneize. Vélez, con Cristian Bassedas; Independiente, con César Menotti; Newell's, con Gustavo Dezzotti; y hasta Unión, con Nery Pumpido, confían en los aportes de un director deportivo. Dos de esos clubes también confían en un salvador. Distintos son los casos de Lanús -lo tuvo a Ramón Cabrero hasta su partida a Colombia- y Carlos Bilardo en el Seleccionado, ya que sus respectivas contrataciones respondieron a otros objetivos, en buena medida orientados a la formación de talentos (Cabrero) y la supervisión enfermiza del quehacer cotidiano (Bilardo).
Pero volvamos a Bianchi. Gran parte de las críticas que recibe no focalizan en la imagen distorsionada de este nuevo cargo, muy asociado a las premisas de orden y progreso del viejo Continente. Por el contrario, el cuestionamiento remite al sujeto y sus circunstancias: la supuesta pereza, el alto perfil, los dineros embolsados, los desplantes de otras épocas. Críticas que se agravaron, además, por la lógica exitista instalada en la sociedad y por tratarse de un rol muy bien rentado.
Sin embargo, algunos hechos recientes remiten -aunque sea indirectamente- a ciertos logros del manager, que es decir Bianchi. Luego de un semestre para el olvido, Boca participó dignamente en la Copa Audi Cup, se aseguró una plaza el próximo año con iguales o superiores oponentes, equilibró las finanzas con una buena política de compras y ventas, y concretó el regreso de Alfio Basile, técnico exitoso en la historia del club. Todo bajo la gestión Bianchi. Aupiciosos datos, sin embargo, que la mayoría de los críticos jamás reconocerán.
De todos modos, y más allá de los enconos personales, conviene detenerse en el manager como unidad de sentido, como promesa restauradora. Un rol que, culturalmente, no termina de aceptarse en nuestro medio. Y que concibe peligrosas mutaciones en el admirado Viejo Continente. El idealista y exitoso ejecutivo Jorge Valdano podría brindar un buen testimonio.
2 comentarios:
Hagamos un alto en el fútbol. Si no hacemos algo a tiempo, el Club Comunicaciones puede desaparecer.
Pese a que los miembros del Órgano Fiduciario salgan a decir que la oferta realizada por la Asociación Mutual de Camioneros es una de tantas que se han presentado, se pudo consignar que la propuesta estaría más avanzada ... de lo que muchos piensan.
Es más una alta fuente confirmó que el Juez y el abogado del Órgano estarían diseñando el pliego a medida del hombre fuerte de la CGT para que el arribo a Agronomía sea un simple trámite.
La historia comienza hace seis meses atrás, momento de las primeras reuniones entre un alto dirigente del gremio y los miembros del órgano que administran al club.
El proyecto de Camioneros sería similar al del SUTHER. (Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal): La idea no es sólo levantar la quiebra -la deuda ascendería a $ 10 millores (cifra que obviamente contempla los suculentos honorarios que percibirá el Órgano Fiduciario)- sino quedarse con las 16 hectáreas del Club Comunicaciones, situadas en el corazón de la Capital Federal.
Cabe destacar que gracias a la gestión de los socios con distintos legisladores de la Ciudad, el Club Comunicaciones pudo obtener la condonación de Alumbrado, Barrido y Limpieza y, por otra parte, acceder al plan de pagos de la deuda con la Administración Federal de Ingresos Públicos, lo que significó reducir notablemente el pasivo.
De este modo, aportando la suma requerida para levantar la quiebra, cifra que no supera el 7% del patrimonio del club, pasarían a controlar el 100%, ya que, de acuerdo a información a la que pudimos acceder, el sindicato condicionaría su aporte a cambio de que todos sus afiliados pueden acceder a la posibilidad de ocupar cargos políticos, votar y participar de las asambleas. De esa manera, garantizarían el control total y absoluto de la Institución, ya que, la Asamblea es el Órgano Soberano de Gobierno de un club. Controlando la misma, podrían realizar las modificaciones que consideren necesarias: Desde cambiar el nombre y colores del club hasta vender el predio. No olvidemos que la propuesta presentada por el SUTERH contamplada esta posibilidad.
Otro atractivo apetecible para Moyano y Cía. es la plaza que Comu posee en la Asociación del Fútbol Argentino. Ante la imposibilidad de afiliarse directamente porque no esta abierta la inscripción a nuevos clubes, no le quedo que inscribirse en el Torneo Argentino C y pese a los jugadores experimentados que contrató, nunca supero la etapa final. Para ellos, hoy por hoy, sería lo más sencillo para en unos años jugar en Primera División.
Lo que ellos no se dan una idea de la gente que ama al Club Comunicaciones, una gloriosa institución que, apenas, tiene 79 años de historia. Hay generaciones enteras que han dado su vida para honrar en lo más alto al Cartero y actualmente, somos más de los que muchos piensan.
Ellos intentarán seducirnos con obras y proyectos que mostrarán un club modernizado y renovado -la gente del gremio propuso remodelar a nuevo todo el Alfredo Ramos y construir un micro estadio para eventos masivos-, pero no olvidemos que detrás de esta maniobra existe un gran negocio para quedarse con uno de los espacios más valiosos de la Ciudad de Buenos Aires.
Estemos muy alertas. El futuro del Club Comunicaciones esta en nuestras manos. No podemos permitir que no quiten lo que es nuestro.
Gracias por el espacio. Se agradece la difusion de la marcha.
SABADO 24/04 - 13 HORAS CLUB COMUNICACIONES - AV. SAN MARTIN Y TINOGASTA.
SOCIOS, HINCHAS, VECINOS DEBEMOS ESTAR PRESENTES, NO A LA VENTA DEL CLUB!
Hagamos un alto en el fútbol. Si no hacemos algo a tiempo, el Club Comunicaciones puede desaparecer.
Pese a que los miembros del Órgano Fiduciario salgan a decir que la oferta realizada por la Asociación Mutual de Camioneros es una de tantas que se han presentado, se pudo consignar que la propuesta estaría más avanzada ... de lo que muchos piensan.
Es más una alta fuente confirmó que el Juez y el abogado del Órgano estarían diseñando el pliego a medida del hombre fuerte de la CGT para que el arribo a Agronomía sea un simple trámite.
La historia comienza hace seis meses atrás, momento de las primeras reuniones entre un alto dirigente del gremio y los miembros del órgano que administran al club.
El proyecto de Camioneros sería similar al del SUTHER. (Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal): La idea no es sólo levantar la quiebra -la deuda ascendería a $ 10 millores (cifra que obviamente contempla los suculentos honorarios que percibirá el Órgano Fiduciario)- sino quedarse con las 16 hectáreas del Club Comunicaciones, situadas en el corazón de la Capital Federal.
Cabe destacar que gracias a la gestión de los socios con distintos legisladores de la Ciudad, el Club Comunicaciones pudo obtener la condonación de Alumbrado, Barrido y Limpieza y, por otra parte, acceder al plan de pagos de la deuda con la Administración Federal de Ingresos Públicos, lo que significó reducir notablemente el pasivo.
De este modo, aportando la suma requerida para levantar la quiebra, cifra que no supera el 7% del patrimonio del club, pasarían a controlar el 100%, ya que, de acuerdo a información a la que pudimos acceder, el sindicato condicionaría su aporte a cambio de que todos sus afiliados pueden acceder a la posibilidad de ocupar cargos políticos, votar y participar de las asambleas. De esa manera, garantizarían el control total y absoluto de la Institución, ya que, la Asamblea es el Órgano Soberano de Gobierno de un club. Controlando la misma, podrían realizar las modificaciones que consideren necesarias: Desde cambiar el nombre y colores del club hasta vender el predio. No olvidemos que la propuesta presentada por el SUTERH contamplada esta posibilidad.
Otro atractivo apetecible para Moyano y Cía. es la plaza que Comu posee en la Asociación del Fútbol Argentino. Ante la imposibilidad de afiliarse directamente porque no esta abierta la inscripción a nuevos clubes, no le quedo que inscribirse en el Torneo Argentino C y pese a los jugadores experimentados que contrató, nunca supero la etapa final. Para ellos, hoy por hoy, sería lo más sencillo para en unos años jugar en Primera División.
Lo que ellos no se dan una idea de la gente que ama al Club Comunicaciones, una gloriosa institución que, apenas, tiene 79 años de historia. Hay generaciones enteras que han dado su vida para honrar en lo más alto al Cartero y actualmente, somos más de los que muchos piensan.
Ellos intentarán seducirnos con obras y proyectos que mostrarán un club modernizado y renovado -la gente del gremio propuso remodelar a nuevo todo el Alfredo Ramos y construir un micro estadio para eventos masivos-, pero no olvidemos que detrás de esta maniobra existe un gran negocio para quedarse con uno de los espacios más valiosos de la Ciudad de Buenos Aires.
Estemos muy alertas. El futuro del Club Comunicaciones esta en nuestras manos. No podemos permitir que no quiten lo que es nuestro.
Gracias por el espacio. Se agradece la difusion de la marcha.
SABADO 24/04 - 13 HORAS CLUB COMUNICACIONES - AV. SAN MARTIN Y TINOGASTA.
SOCIOS, HINCHAS, VECINOS DEBEMOS ESTAR PRESENTES, NO A LA VENTA DEL CLUB!
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