miércoles, 2 de diciembre de 2009

De Liga


La Sudamericana llega a su fin y Liga de Quito, potencia emergente en el mapa latinoamericano, tiene todo para quedarse con su tercer trofeo en dos años. Con un categórico triunfo en la ida, los ecuatorianos tienen clara ventaja sobre el Fluminense, quien deberá ganar cuatro a cero o seis a dos para quedarse con la copa sin necesidad de penales. Un dato: el Flú suma 8 gritos como local en 4 presentaciones. Otro dato: desde la epopéyica victoria de Rosario Central ante Atlético Mineiro por la extinta Copa Conmebol que no hay remontadas de este tipo.

De ganar los ecuatorianos, como se preve, el historial de la Sudamericana deviene aún más deficitario para los equipos brasileños: un título sobre ocho campeonatos. Situación que habla menos del fútbol brasileño que de la jerarquía del torneo.

viernes, 30 de octubre de 2009

Derivas

All Boys transita el torneo de la B Nacional de modo irregular, casi de compromiso podríamos decir. Pese a contar con un buen plantel, estar al día con salarios y primas de los jugadores, reestructurar su estadio y disponer de nuevos terrenos para apuntalar sus auspiciosas divisiones inferiores, el equipo de fútbol parece una isla dentro de un club que creció como nunca de la mano de Roberto Bugallo, promisorio dirigente que aportó para conseguir el ansiado ascenso a la B Nacional y asimismo generó dependencias extremas. Tan fuerte es la gestión Bugallo que la remozada tribuna Chivilcoy lleva su nombre, un hecho casi inédito en el fútbol del ascenso.

Decimos que es una isla porque el cuadro dirigido por José Romero se exhibe carente de espíritu, sin fuego sagrado, mediocre en sus objetivos, como si fuera la representación de una entidad abandonada y a la deriva. Hay atenuantes, claro: la segunda categoría es competitiva como pocas y los clubes de la zona metropolitana batallan contra instituciones del interior del país con otro respaldo, apoyadas por multitudes dado que son, en muchos casos, referencias primeras de sus respectivas provincias.

No obstante All Boys tiene también respaldo en su hombre fuerte. Habrá que pensar seriamente si, aceptada la llegada y la influencia del dirigente emprendedor, no será hora de abrir el juego a otras voces, otros aportes, para proyectar en el fútbol metas más acordes con el paisaje exterior al campo de juego.

lunes, 21 de septiembre de 2009

La gloria


La imagen recorrió el mundo pero no pierde vigencia, jamás la perderá. Alex, hincha del Spartak de Moscú, cumplió el sueño del pibe con un zurdazo esquinado que desató, minutos después, la envidia mundial. Panzón y bajito, el ruso merece el reconocimiento eterno de quienes imaginamos y soñamos lo mismo en los primeros pasajes de la infancia: el gol para el club amado, el grito candoroso de la hinchada, la corrida hacia la nada porque después de la conquista, cuando el eco de la tribuna comienza a apagarse, cuando el cuerpo recobra los sentidos, cuando el zurdazo se proyecta en la fría noche de Moscú, cuando los ojos enrojecidos miran el mundo menos perplejos, después, poco después, difícilmente haya algo más en el fútbol. Alex se retiró del fútbol. Alex transgredió la infranqueable línea de cal el mejor día de los días. Lo que sigue es un relato nostálgico y orgulloso de un hombre que creyó en la felicidad detrás de 22 naipes persiguiendo una pelota. Su relato transparente jamás será el de un futbolista frustrado.

jueves, 27 de agosto de 2009

El ejecutivo


El flamante cargo de Carlos Bianchi desató controversias acerca de la función del manager. Función importada de Europa, presuntamente beneficiosa para los clubes y demandada no solo en tiempos de crisis. Pensemos en el cuadro xeneize como ejemplo paradigmático: Bianchi regresó por tercera vez a la institución tras la obtención de un título local y la aparición de una promisoria camada de juveniles como reaseguro económico de la entidad. Un club, Boca, que acumuló logros y prestigio internacional sin manager, aunque con el Virrey sentado en el banco.
Aceptada la necesidad de un gerente -o técnico deportivo para ser más precisos-de acuerdo con la observación de los dirigentes xeneizes, se levantaron voces críticas contra Bianchi a raíz de turbias campañas periodísticas, en algunos casos, y de un profundo desconocimiento sobre las tareas encomendadas, en otros. En rigor, no hay tradición sobre la figura del manager en Argentina, un país donde los éxitos futbolísticos se explican más por la conjunción de las célebres tres patas (jugadores, entrenador y dirigentes) que por un administrativo iluminado. Acaso Boca, si logra encadenar sucesivos triunfos, sea el club que aporte una nueva pata a la causa.
Por otra parte, existen otras entidades que incorporaron manager, si bien con responsabilidades menores a las de Bianchi, hombre fuerte en las decisiones económicas y deportivas que toma el club xeneize. Vélez, con Cristian Bassedas; Independiente, con César Menotti; Newell's, con Gustavo Dezzotti; y hasta Unión, con Nery Pumpido, confían en los aportes de un director deportivo. Dos de esos clubes también confían en un salvador. Distintos son los casos de Lanús -lo tuvo a Ramón Cabrero hasta su partida a Colombia- y Carlos Bilardo en el Seleccionado, ya que sus respectivas contrataciones respondieron a otros objetivos, en buena medida orientados a la formación de talentos (Cabrero) y la supervisión enfermiza del quehacer cotidiano (Bilardo).
Pero volvamos a Bianchi. Gran parte de las críticas que recibe no focalizan en la imagen distorsionada de este nuevo cargo, muy asociado a las premisas de orden y progreso del viejo Continente. Por el contrario, el cuestionamiento remite al sujeto y sus circunstancias: la supuesta pereza, el alto perfil, los dineros embolsados, los desplantes de otras épocas. Críticas que se agravaron, además, por la lógica exitista instalada en la sociedad y por tratarse de un rol muy bien rentado.
Sin embargo, algunos hechos recientes remiten -aunque sea indirectamente- a ciertos logros del manager, que es decir Bianchi. Luego de un semestre para el olvido, Boca participó dignamente en la Copa Audi Cup, se aseguró una plaza el próximo año con iguales o superiores oponentes, equilibró las finanzas con una buena política de compras y ventas, y concretó el regreso de Alfio Basile, técnico exitoso en la historia del club. Todo bajo la gestión Bianchi. Aupiciosos datos, sin embargo, que la mayoría de los críticos jamás reconocerán.
De todos modos, y más allá de los enconos personales, conviene detenerse en el manager como unidad de sentido, como promesa restauradora. Un rol que, culturalmente, no termina de aceptarse en nuestro medio. Y que concibe peligrosas mutaciones en el admirado Viejo Continente. El idealista y exitoso ejecutivo Jorge Valdano podría brindar un buen testimonio.

lunes, 27 de julio de 2009

Sin afecto


Ignorado por la mayoría de los grandes medios, el despido de Alejandro Apo por parte de las autoridades de Radio Continental no pasó desapercibido para los oyentes de Todo con Afecto, Dónde quiera que estés y las transmisiones deportivas lideradas por Víctor Hugo Morales. Una avalancha de mensajes del público inundaron la página web de Continental, entre otras cosas porque Apo ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse de la audiencia en la emisora donde trabajó 18 años. El hecho, en, rigor, cobra singular relevancia de solo compararlo con el revuelo informativo generado en torno de la desvinculación de Nelson Castro de Radio Del Plata, en enero de este año. En aquel momento, representantes de los medios concentrados se solidarizaron con el periodista, al tiempo que presentaron el episodio como un caso de “flagrante censura”. A lo que se añaden las disímiles respuestas esgrimidas por ambos comunicadores: mientras Apo procuró no abonar a conspiraciones políticas a raíz de su manifiesto apoyo al anteproyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual, su colega señaló en una entrevista concedida al diario La Nación: “Esto es lesivo para la libertad de prensa. Si esto se extiende a los demás medios, va a ser imposible informar sobre hechos de indiscutido interés público”. En idéntica sintonía; las diputada Silvia Giudici (UCR), inquirió a viva voz: “quién compensa a los oyentes y a los argentinos por el ataque al pensamiento y la libertad de expresión”.El público de Castro, de acuerdo con los dichos de Giudici, fue ampliamente compensado teniendo en cuenta la inmediata oferta laboral que recibió del Grupo Clarín. El futuro de Apo en la radio, más allá de los oyentes y sus mensajes masivos, configura una incógnita.

lunes, 20 de julio de 2009

Un tobogán lógico




Sorprende cada vez menos que los dirigentes de River persistan en una política fallida, improvisada, confusa. No alcanzan los papelones deportivos ni las feroces resistencias que generan en el ambiente y en sus hinchas para intentar otro camino, menos escandaloso y más sensato. Iniciado el receso, y ya con Ortega nuevamente en el plantel, se sucedieron una serie de episodios repudiables en el club. Pura lógica.


Gerlo, uno de los más queridos por el hincha a raíz de su esfuerzo y su empeño por no acumular papelones, fue desafectado con argumentos pobres, risueños podríamos decir. Abelairas manifiesta abiertamente su amor por Diego Simeone sin intentar siquiera una revancha personal. Buonanotte se despidió anticipadamente en otro bochorno imposible de aceptar. Augusto Fernández reclama refuerzos de jerarquía, con más tino y más perspicacia que sus superiores.


Resulta evidente que nada se hace para esquivar otra campaña mediocre. Aguilar seguramente apelará a los "4 títulos locales" y un fútbol corroído por el exitismo. Pero a no confundir imaginarios sociales de época con torpezas y miopías dirigenciales que no tienen explicación racional.


O sí: es lógico y racional que River repita la ubicación que supo merecer a fines del año pasado.


sábado, 18 de julio de 2009

Gran conductor


En medio de un debate futbolero interesante sobre estilos y modos de entender el triunfo, la figura de Juan Sebastián Verón ocupó el centro de la escena tras un nuevo logro internacional de Estudiantes de la Plata. Y no hay razones para objetarlo: ese nombre es sinómino de gloria. Por su papá, Juan Ramón, integrante del controvertido equipo campeón dirigido por Osvaldo Zubeldía y por el legado intransferible de un club y de una ciudad que viven de manera especial sus éxitos y fracasos deportivos. También el apellido Verón es sinónimo de cuentas pendientes y debates no saldados.

Se dijo, con acierto, que La Brujita divide aguas de acuerdo con la opinión de los hinchas. Algo similar ocurre con Riquelme y Ortega. Todos ellos cargan con presiones del ambiente, idolatrías contradictorias, interpretaciones prematuras. Pasado y presente que alimentan sus respectivas figuras y sus rostros polémicos. En el caso de la Brujita, cabe reconocer que llegó bajo una lluvia de críticas en 2006 y, progresivamente, revirtió la desteñida imagen que dejó en Corea-Japón. Difícil y compleja misión. Hace falta coraje, amor propio y condiciones fútbolísticas para lograr nuevos consensos. También hacen falta aliados influyentes para relanzar una carrera y comunicar eficazmente cada logro deportivo.

No obstante, conviene resaltar la performance de Verón como referente y conductor de un equipo con altos valores. Un estratega formidable capaz de abrir la noche de Bello Horizonte, un apellido que es historia pura de nuestro fútbol, un jugador propenso a blancos y negros, jamás grises. Alguien que, por momentos, se anima a confrontar valientemente con una porción pequeña del poder.

-"Pese a tu gran presente deportivo, la gente todavía recuerda el mundial del 2002, ¿qué tenés para decir ante las críticas", inquirió con morbo el periodista de rancios bigotes.

-"¿Quién es la gente? ¿Vos sos la gente?", respondió el jugador.

Se nota que las críticas repercutieron y no hay ni habrá modo de conformar a todos. Con un agravante: el periodista preguntó con las simplificaciones y los esquematismos de este tiempo.

El Verón conductor, en consecuencia, exhibe un rostro maldito no del todo conocido pero que, de repetirse, vale la pena seguir de cerca. Un Verón con poder configura una leve amenaza para jugadores, dirigentes y desprevenidos periodistas.


lunes, 6 de julio de 2009

Mal menor


Después de escuchar los análisis de la final entre Vélez y Huracán, resulta evidente qué esperaba el poder del fútbol de la final. La consagración del Globo hubiese sido una derrota del imperio comunicacional en Argentina, de sus relatos intencionados, de sus imágenes obscenas, del melodrama continuo que no necesita desdramatizadores, ni paciencia, ni reponer el carácter lúdico de este deporte. La primera estocada fue efectiva: un sobreimpreso miserable en torno al técnico de Huracán. De allí en adelante, la prudencia hasta el desenlace porque este Huracán de la carencia y la humildad movilizó al pueblo futbolero como hace tiempo no ocurría. Con un dato adicional, imposible de mensurar: nadie desconoce qué posición tiene Cappa sobre la nueva ley de servicios de comunicación audiovisual. Y todos sabemos la disputa que mantiene el Gobierno Nacional con el conglomerado mediático más importante del país.

La resultante es una vez un triunfo conocido, que cansa pero que habrá que aceptar hasta tanto organicemos una resistencia de hinchas. Es una ley de época nunca escrita, nunca democrática, nunca justa con los méritos de los justos. Pero la lectura debiera no nublarnos del todo. Vélez merece otro trato y no haríamos ningún aporte a la causa si minizamos lo realizado por el cuadro de Liniers. Vélez es también uno de esos clubes condenados al olvido y la referencia a pie de página. El poder del fútbol, esta vez, eligió el mal menor.

jueves, 25 de junio de 2009

Detrás del sol


¿Puede el deporte trascender al deporte? Tal vez. La revolución futbolística de Cappa está escrita, observada y escuchada. No abundaremos en ello. Pero ocurre que el fútbol es una caja de resonancia del termómetro de una sociedad, de sus síntomas y de sus miserias, de sus expectativas y también de sus fracasos irreparables. Los dueños del fútbol han intentado horadar de mil maneras este juego convertido en negocio fraudulento y espectáculo televisivo para pocos. Sin embargo, pareciera que siempre hay una hendija para creer en pequeñas barricadas o, simplemente, creer en que podemos disfrutar sin morbo, farándula, crónica roja, lecciones de alfileres y tickets a restaurantes cinco estrellas. El deporte, un equipo que lo dignifica, promueve contagios masivos cuando los objetivos están claramente explicitados y cuando la propuesta contiene ética, eficacia y belleza. La consecuencia emerge demoledora: sin trampa hay otro fútbol y ese fútbol supo emocionar a millones de futboleros en nuestro país. Por eso la inusitada repercusión de Huracán, al margen de elogios contaminados de exitismo que proliferan con fruición. Huracán, sin embargo, es testimonio de una época y sus laberintos. De un lado, la felicidad de miles de hinchas que, en su mayoría, no conciben ni piensan en las novias de De Federico, el mercado de pases o las declaraciones picantes del mediodía. Del otro, sectores ajenos al sentimiento de todo un barrio que, curiosamente, dicen amar y defender. He allí un fracaso irreparable. Claro que los núcleos de resistencia alientan a derrotar los males de un tiempo donde importa menos el deporte que el espectáculo del deporte. La violencia en Patricios, fogoneada por el poder del fútbol, es señal de que debemos bregar por muchos Cappas y muchos Huracán. De eso trata el deporte que trasciende al deporte y he allí su formidable capacidad de transformación.

sábado, 20 de junio de 2009

Meta y meta



All Boys terminó el período 2008/2009 con resultados acordes a los esperados y algunas señales alentadoras. En principio, cabe resaltar la labor del blanco y negro en una categoría difícil, con jugadores de primer nivel y muy competitiva si consideramos que los enfrentamientos contemplan barrios versus localidades y/o provincias. Los 50 puntos cosechados son muchos a luz de los ítems consignados anteriormente. A lo que se añaden los nervios del retorno a la B nacional tras 7 años, y varias lesiones que complejizaron el panorama por tratarse de puestos claves (Stefanatto, pilar del medio, reapareció en la segunda rueda luego de lesionarse ante la lepra mendocina; y Ariel Zárate, Pablo Solchaga y German Scamporrino -claves en el ascenso y en el circuito futbolero en la 07/08- no lograron ensamblar producto de sus respectivas ausencias en diferentes tramos del torneo).


En ese marco, no jugar las promos de abajo y arriba suena lógico. A veces la transición resulta beneficiosa para clubes acostumbrados a remar contra la corriente y sumidos en crónicos padecimientos deportivos/institucionales. El análisis, de todos modos, no debe omitir que All Boys jugó regular, y a veces muy mal, teniendo un plantel calificado y sustancioso. Más; no exageran quienes argumentan que el equipo de José Romero debió finalizar con 10 puntos más, y aliviado del descenso unas cuantas fechas antes del epílogo. Entre las principales causas asoma el no saber exprimir la condición de local en el comienzo del torneo (recién ganó en la 18º de la primera rueda, 3-1 a Unión).



Preferimos, cumplido el objetivo de sostener la categoría, mirar el vaso medio lleno. Allí encontraremos una serie de hechos para destacar: la aparición/confirmación de Emanuel Gigliotti, el reemplazo de Hernán Grana con el rosarino Cristián Vella, la tremenda racha contra clubes porteños (All Boys le ganó a Platense -1-0 y 2-1-, Ferro -3-2 y 1-0, Almagro -2-1 y 2-0), la vigencia del binomio Solchaga-Zárate al aportar goles claves en momentos calientes del campeonato, el repunte de Nico Cambiasso con dos actuaciones consagratorias (San Martín SJ y Atlético Rafaela, ambos de visitante) y mantener a Pepe Romero todo el campeonato.

Como se advierte, no es poco para un redebut en la primera divisional del ascenso que, algún día, el club puede proponerse abandonar de una buena vez.



lunes, 15 de junio de 2009

Saberes


El rol protagónico de los entrenadores, sus gravitantes dones, sus espectacularismos y didactiquismos, sus modos gestuales y sus decisivos acciones para promover victorias o engendrar derrotas, ya no son objeto de análisis. Aceptemos que la discusión está perdida y hoy el ambiente futbolero focaliza como nunca en la historia en el perfil de los técnicos. El muestrario es amplio y abarca estatuas de agradecimiento, participación en paneles de tevé, supersticiones, indumentarias, cantitos tribuneros. La lógica exitista obliga a detenerse en los técnicos y sus capacidades. Para la crítica feroz o para el elogio desmedido.

Poco se habla, en cambio, de los plazos de su trabajo, de su relativa influencia, de su ideario futbolero, de la sobrexposición que muchas veces les hace perder la brújula y ceder convicciones. Por eso se trata de una causa perdida. Hoy la imagen de un entrenador es igual de poderosa que el jugador-ídolo de turno. Pensemos, sino, en la cantidad de veces que los enfocan las cámaras. Ni hablemos de la esperas de las conferencias de prensa: verdaderos interrogatorios en busca de morbo y frases altisonantes.

Sin embargo, también los entrenadores pueden aportar a otros fines y reponer debates que exceden la crónica amarilla o el apunte de color. Un ejemplo es el equipo de Angel Cappa. De repente vuelve la vieja dicotomía Menotti-Bilardo, y el público-consumidor discute qué es jugar bien, disfruta una buena jugada, olvida las entrevistas post-partido de los cronistas de campo, imagina goles y gambetas en futuros partidos. Es decir; deja de mirar el banco para concentrarse en el juego y su potencialidad para emocionar desde el arte, la simpleza, los valores éticos y estéticos que encierra una propuesta futbolera. Afortunadamente Cappa no es el único.

Claro que conviven con una cifra alta de colegas dispuestos a no resignar el lugar asignado. Porque a muchos técnicos les hacen creer que son ellos los únicos grandes responsables de una buena o mala campaña. La resultante es un largo monólogo de obviedades y lugares comunes y, en caso de victorias, autobombos indigeribles ("gané 5 partidos (..), tengo 4 campeontos locales", de Américo Gallego) y enseñanzas a cargo de expertos (toda la obra de Carlos Bilardo). Con el último gran aporte: las nuevas estrategias motivacionales mediante extractos de películas heroicas, redentoras, épicas. Que muchos de estos audiovisuales cobijen violencias o desprecios no parece preocupar a los entrenadores. En nombre del triunfo, vale todo. Pisalo, pisalo.

Frente a este panorama, y ya definido el esquema que otorga beneficios y castigos a los entrenadores, existen una zona donde encontrar fisuras. El presente victorioso de Huracán, que es decir el presente victorioso de Cappa, acaso produzca contagios. Entonces volveremos a mirar el juego y las destrezas de los jugadores. Lo otro, aquello aleatorio al juego, es un complemento que a veces divierte, a veces enoja y del cual aprendemos casi nada.

domingo, 7 de junio de 2009

Una herida en el pueblo tripero


Remitirse a la biografía de Gimnasia y Esgrima La Plata alcanza para catalogar al lobo como una entidad influyente y seductora. Por itinerario, por convocatoria, por viejas glorias que vistieron la azul y blanca, por su enclave en un distrito efervescente del país en materia deportiva. Culturalmente, podríamos agregar, Gimnasia ocupa un lugar importante en la sociedad. Algunos hinchas famosos (René Favaloro, Cristina Kirchner, entre otros) aportaron con muestras de afecto a su condición de institución-referencia, pero la grandeza del Lobo se circunscribe a todo un proceso: una historia de más de 100 años.

Como ya se consignó en este espacio (Elogio de la desdicha), existen otros elementos que engrandecen -paradójicamente- su derrotero. Por caso, la escasa cosecha de logros propios convive con el esplendor del clásico rival . Y en el folclore de los hinchas (el auténtico y genuino folclore, no el que promueve TyC para engendrar violencias y lumpenajes) cabe reconocer a esos fieles triperos que despliegan espectáculos conmovedores pese a los desvaríos de su club. Algunas preguntas, de todos modos, no desaperecen y constituyen buena parte de los encantos que promueve el Lobo. ¿Cómo es que tiene tantos hinchas?. ¿Solo una sucesión de malos resultados lo alejan del moderno y desproporcionado Estadio Único? Si solo sirve ganar, ¿cómo se explica que según censos y encuestas calificadas sea el más popular de la ciudad?

La actualidad, en consonancia con su historia de sosiegos y estigmas, lo encuentra a un paso de la B Nacional. Inmerecido por el buen rendimiento alcanzado con Leonardo Madelón como técnico y desgraciadamente lógico teniendo en cuenta los oscuros personajes que proliferaron en el club. Juan José Muñoz, por ejemplo. En tal sentido, un colega apunta un dato interesante ocurrido durante la gestión del ex presidente. En aquella "entrega" en 2006 ante Boca (vergonzoso 1-4 para impedir el título de Estudiantes) pareció sellarse el descenso del Lobo. Tres puntos que hoy, si bien no suponen la salvación, permitirían enfocar los últimos compromisos con un margen de error superior. No olvidemos, además, que aquel episodio trajo consecuencias. ¿Cuáles? Perder en las fechas siguientes y, más importante aún, perder circunstancialmente el rumbo.

Las responsabilidades competen a todos (barras, jugadores, técnicos, dirigentes). También a la AFA que castiga a los humildes con un sistema de promedios perverso. No obstante, más allá de los matices y ese porcentaje numeroso de hinchas que cuestionan hechos y decisiones en el último período, Gimnasia sabrá reencauzar su presente deportivo porque los mandatos históricos así lo exige. Y los clubes, ante todo y sobre todo, son ese complejo y contradictorio diálogo entre épocas.


martes, 7 de abril de 2009

La picadora


Las recientes declaraciones de Américo Gallego contra sus jugadores parten de un engañoso y difundido supuesto: aquél que otorga a los entrenadores una importancia excesiva y definitiva. Alcanza con asomarse a las conducta exhibidas por los técnicos para confirmar la eficacia de ese equívoco. El gesto de Gorosito simulando un cabezazo goleador, los aportes de Zubeldía para agilizar o entorpecer el juego y la confiscación de balones por parte de Carusso constituyen ejemplos de primera mano.

Hecha la advertencia, cabe desandar los significados que encierra el discurso del ex suplente de Merlo. En primer lugar, la aceptación tácita del mensaje victorioso del establischment periodístico: lo importante es ganar, la derrota es dramática, mano dura a los culpables, el técnico como unidad de sentido sobre el que descansan errores, aciertos, inteligencias, carismas, boberías, cábalas, terquedades, maldades, gestos genuinos. Por otra parte, Gallego aprueba con injustificada iracundia, un fenómeno de época ruinoso para la salud del fútbol, por caso, abrirle la intimidad de un vestuario a esa picadora de carne en la que se han convertido los medios de comunicación. Difícilmente la farándula futbolera renuncie a un convite que asegura escándalos, ventas y miradas de voyeur toda la semana. Claro, también hay espacio para editoriales moralizantes en nombre de los nunca explicitados códigos.

El gesto de Américo promete nuevos capítulos. La reconcialiación con los players en caso de encadenar un par de victorias, o la profundización del cortocircuito si Independiente agudiza su naufragio. Todo en un ambiente donde los técnicos cabecean, interrumpen ataques y, especialmente, esconden no solo pelotas sino también la autocrítica por el penoso panel que hacen.

Es aconsejable, por tanto, mirar atrás. La vieja E en blanco y negro, esa que todavía honra Ramón Cabrero y tantos otros, persiste como referencia vital de un tiempo donde lo más trascendente, lo más intenso, lo auténticamente placentero, transcurría en noventa minutos. No más.

domingo, 29 de marzo de 2009

Modelo Bielsa


Marcelo Bielsa es, indudablemente, un técnico que genera controversias. Por su ideario futbolero, por sus modos de manejarse con medios podersos y por despojar de dramatismo a un ambiente corroído por el exitismo. Denigrado en la derrota, todavía convive con deudas que, además de restarle energía, maldice en su intimidad pese a refugios, exilios, apoyos del mentado entorno. ¿Cuáles? El mundial Corea-Japón 2002. Sin embargo, sus admiradores sabrán aceptar que no todo en Bielsa es altruismo puro. Permitirse disfrutar cuando sus equipos juegan bien, saber que no hay fórmulas mágicas para reducir la influencia del azar y reconocer que el número 10, el querido enganche, explica buena parte del atractivo de este deporte revistan como flaquezas del entrenador rosarino. Las fortalezas, claro, son muchas.Basta observar cómo juega la selección chilena. Números al margen (3º en la tabla, clasifica por ahora al mundial de Sudáfrica), resulta evidente que hay un plan estratégicamente diseñado por el ex conductor de Argentina. Protagonismo en todas las canchas, voracidad ofensiva, temple ante la adversidad son algunas de las cualidades del equipo trasandino modelo Bielsa(*). A lo que se añade, además, un puñado de jugadores que juegan bárbaro: Humberto Suazo, Matías Fernández y Alexis Sánchez, los más destacados.De persistir en esta tendencia, el fútbol chileno ingresará, más temprano que tarde, a una nueva etapa. Que obedece, fundamentalmente, a un cambio de mentalidad en la indiosincracia del jugador chileno. En su manera de sentir y entender el juego. Un dato: lejos de ser eterno partenaire en las competencias importantes, el equipo trasandino viene exhibiendo un sostenido crecimiento en base a garra, buen juego y, sobre todo, un estilo reconocible. Algunos ejemplos recientes: ganó por demolición ante Argentina y ante Perú aprobó con holgura en el ítem carácter. En definitiva, así como alguna vez los colombianos enriquecieron su juego tras el desembarco de Pederna y otros argentinos hace más de medio siglo, los aportes conceptuales de un entrenador puede darle un salto de calidad a los chilenos. Por ahora se trata de proyecciones, aunque se vislumbra que nada será igual en Chile después de Bielsa.


(*) no se aborda aquí la presunta -y sobredimensionada- influencia de los técnicos como únicos responsables de las victorias o derrotas, sino las ideas y su mirada en torno al juego.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Falcao, ese enigma


El colombiano Radamel Falcao es, posiblemente, uno de los tres mejores delanteros de 2009. Veloz, picante en el área, goleador (lleva 4 y para éste River es un montón), le agregó coraje a su juego y es capaz de inclinar la cancha a favor cuando no está Fabbiani, Buonanote se exilia de los partidos, Abelairas piensa en los silbidos o Rosales le tira a centros a Juan Carlos Farías, un socio vitalicio de la belgrano baja, muy querido en el club.

Claro que los méritos de Radamel no se circunscriben únicamente a su rendimiento en el rectángulo. Harto de todo hartazgo, harto de perder con Boca y Godoy Cruz, harto de contemplar los deslices de Ahumada, las fallas de Quiroga o Cabral, sus propias carencias, exigió referentes para el plantel. Sin quererlo, como bien se dijo, se convirtió en líder. Y en una pieza clave de este River inestable, propenso a derrotas implacables.

Un líder distinto, vale decir, por la preeminencia de dos facetas en torno a su desempeño. Todavía está vigente la imagen desteñida que mostró el colombiano el último año. Sin contacto con el balón, incapaz de desmarcarse ante concentradísimos rivales y con algunas cuentas pendientes (convertir en la bombonera no estaría mal), Falcao no se salvó de la flagrante mediocridad exhibida por el millonario.

Sus pobres rendimientos ante San Lorenzo y Nacional de Montevideo este año, ambos de visitante, renuevan las incógnitas. Pero no seamos tan rigurosos. Si bien lo suyo cobra brillo en el monumental y depende, en gran medida, de otros -los referentes que clamó a gritos-, Falcao viene apuntalando en base a fervor y oportunas apariciones a un River aún sin consistencia y con libreto discretito. Contrariamente a algunos de sus compañeros de plantilla, Falcao gana partidos. Una, dos, tres veces si se quiere, Falcao te salva.

lunes, 23 de marzo de 2009

La primavera, en marzo


Huracán del 73, la primavera social y futbolística de los argentinos, es un breve y a la vez notable estudio elaborado por el sociólogo Roberto Di Gianno, que analiza los cruces -nítidos, pertinentes, fundamentados- entre aquel equipo formidable dirigido por César Menotti y la situación política que vivía el país en los intensos setenta. El texto es un antecedente interesante para referirnos al promisorio Huracán de Angel Cappa, discípulo del Flaco, en la convulsionada -y no menos intensa- actualidad política.

Dice Di Gianno, en un tramo de su recomendable ensayo: "Eran tiempos en que la construcción de discursos que llevaban el sello de "lo nacional y popular" teñía gran parte de las actividades culturales de nuestro país, en momentos en que tenían una fuerte presencia los sectores populares que intentaban reinvindicar su producción cultural autónoma luego del período de desintegración social producto, en gran medida, de la modernización de carácter dependiente que se trató de implementar en el país. Una manifestación cultural importante como el fútbol, si bien de una manera no generalizada, tampoco estaría ausente de esa firme corriente de reacción contra la reciente experiencia de desnacionalización". ¿Alguna similud con el presente? No tanto.

Sí existen recurrencias que estimulan comparaciones. No parece casualidad que ambos equipos aparecen en momentos de la Argentina donde "lo nacional" y "lo popular" atraviesa de modo contundente la discusión política y los debates callejeros. Tampoco resultan azarosas las cualidades estéticas y las disposiciones éticas que, en el plano futbolístico, distinguen a los dos globos. Ambos son consecuencia de un plan estratégicamente elaborado, solo posible de aplicar en contextos determinados. Por otra parte, cabe puntualizar qué tipo de club es Huracán. Club orgullosamente de barrio, cuna de personajes malditos, inclasificables, bohemios, inconformistas; club del llamado "peronismo de izquierda" y de los actos políticos, club detestado y combatido por el poder y también club de viejos radicales; club de rockeros pretendidamente por fuera del sistema y club de naufragios, incertidumbres, enconos, ilusiones por venir.

Posiblemente haya más coincidencias y posiblemente forzamos semejanzas y actualizamos, sin ningún derecho, el análisis de Di Giano.

Sin olvidar, además, que el Huracán de Angelito es solo un proyecto de un puñado de partidos. Pero un proyecto colectivo, un puente hacia lo justo, una reparación histórica, un instante en la patria de la felicidad, una manera de mirar y sentir el mundo. Tenemos derecho.

martes, 3 de marzo de 2009

Piratas


En su edición del 3 de marzo, el diario La Nación publicó un extenso informe relacionado con la proliferación de sitios web que permiten piratear partidos de fútbol y eventos deportivos en todo el mundo. La nota, presentada con cierta corrección política, recoge opiniones divergentes de dirigentes y empresarios en torno al fenómeno. Primer dato: en su gran mayoría, representantes de las empresas que tienen los derechos exclusivos de las transmisiones no ocultan su preocupación. Segundo dato: el texto cita como ejemplo contundente el caso de la industria discográfica, cuya sangría de ventas no se detiene fruto del éxito de programas gratuitos que posibilitan bajar música. Tercer dato: la nota abunda en información referida al impacto que sufriría el poder del fútbol de continuar esta tendencia entre los usuarios.
Más interesante, no obstante, son los comentarios dejados por los lectores de La Nación -quienes precisamente no suelen cultivar la discreción y la tolerancia- respecto del artículo. Allí, encontramos reflexiones que, abrudamoramente, señalan al monopolio televisivo y sus exclusividades y paquetes carísimos como culpables de la piratería.
Es un avance en la conciencia de público que, al mismo tiempo, repone una paradoja vinculada a los dueños del fútbol. Cablevisión/Multicanal, por caso, ofrecen tanto el servicio de cable como el de internet dado que son ellos quienes concentran el negocio en materia comunicacional. Mientras el cable exige cifras astronómicas para ver los partidos, internet entrega una cómoda y rápida solución: ingresar al portal roja.directa para ver los encuentros desde ahí. Es decir, una rama del producto global combate a la otra.
En definitiva, y pese a justificar a los piratas del espacio, la solución final ante el despojo no proviene de paliativos ni gestos minísculos. Organizarse colectivamente, sea para discutir a la televisión u otros turbios negocios concretados entre sombras, es el desafío que nos debemos desde hace rato.

lunes, 2 de marzo de 2009

Un nuevo tipo de hincha

1975: River campeón después de 18 años

Las crisis provocan cambios, reacomodamientos internos, respuestas inesperadas. Para bien o mal, nada es igual a antes del cimbronazo. Y acaso está bien que sea así. Transformarse para seguir siendo. Claro que a veces hay que remar contra la corriente y asumir una realidad de oprobio. Pasa en la economía y en cualquier otro campo. En el caso del fútbol, resulta evidente que los últimas campañas de River repercutieron en el hincha. Lejos de la abundancia de otras épocas, hoy el simpatizante millonario sabe de austeridades, festejos en cuentagotas, triunfos circunstanciales, fortuitos, mediocres. Pero no se resigna y asiste masivamente. Por las alegrías pasadas y por la fidelidad a la camiseta. Es una explicación posible.
Otra interpretación refiere a los brumosos códigos del tablón: ese aguante que cotiza entre los fieles y tiene vinculación con un entramado de relaciones sociales imposible de mensurar con condenas morales. Son dos lecturas que merecen análisis específicos, por eso preferimos abarcar el fenómeno en sus aspectos más visibles. Como hace 30 o 40 años, River se hace fuerte en las tribunas. Así lo testimonian los datos oficiales (en el último Apertura fue primero en venta de entradas) y el clima en las populares. Con una diferencia sustantiva respecto de épocas anteriores: aquí no hay grandes jugadores ni equipos memorables ni castigos del azar. Ni siquiera un remanido y esperanzador "en las buenas y en las malas". Solo hay siluetas de un tiempo de gloria.

Ayer, cuando ya la catarata de goles de San Lorenzo era imparable, el hincha de River no resignó aliento. Y gritó su pasión. Y descargó su bronca. Como aferrándose al último bastión donde guarecerse del vendaval. Una búsqueda entendible del disfrute. Celebrar, ni más ni menos, que es un hincha. Con las alegrías y disgustos que supone.

lunes, 23 de febrero de 2009

Así gana el Madrid


Nota: Aprovechando las ventajas de internet, nos tomamos una licencia y publicamos un artículo que problematiza aspectos ceñidos al fútbol no siempre discutidos. Es interesante, en tal sentido, observar cómo se sitúa el debate futbolero en los medios gráficos españoles. De un lado, el influyente y madridista diario Marca como referencia obligada, del otro el catalán Sport y sus firmas respetables y muy bien conceptuadas. Prometemos seguir las narraciones periodísticas en otras latitudes, con la firme convicción que los partidos actualmente también se juegan en las redacciones y los estudios de tevé.


Aznar y el equipo del poder
Por Lluís Mascaró (Diario Sport de Barcelona)

El grupo ‘Un crit valent’, que lidera el abogado Jordi Medina, ex candidato a la presidencia del Barça, está preparando un informe en el que demostrará que el Real Madrid ha ganado, a lo largo de su historia, 19 Ligas de forma fraudulenta. Básicamente por ser lo que entonces se llamaba ‘el equipo del gobierno’. Es decir, del franquismo. El robo político de Di Stéfano, el estrangulamiento económico del club blaugrana tras la construcción del Camp Nou y los escándalos arbitrales teledirigidos por José Plaza provocaron que, durante más de tres décadas, el Barça sólo pudiera ser campeón en cuatro ocasiones, mientras que el Madrid se llevó, en el mismo periodo, 18 títulos.Con la llegada de la democracia la historia también cambió para el fútbol y para el Barça. En los últimos veinte años –y más desde el fichaje de Cruyff como entrenador–, el balance se ha igualado: 11 Ligas para el Madrid y 8 para el Barça. El Madrid ha dejado de ser, oficialmente, el ‘equipo del gobierno’ porque cada gobierno ha tenido su equipo. Aunque, en realidad, el Madrid nunca ha dejado de ser el club del poder político pero, sobre todo, del poder económico. Una sensación que alcanzó cotas escandalosas durante la presidencia de Florentino Pérez, que aprovechó sus relaciones con el Partido Popular (que gobernaba en la ciudad, en la Comunidad Autónoma y en el Gobierno del Estado) para recibir descarados tratos de favor (léase el ‘pelotazo’).El palco del Bernabéu fue, en esos años, el mayor centro de negocios del país. Algunos de ellos muy turbios. Y, por supuesto, muy lucrativos para unos cuantos. El imperio del ladrilllo se adueñó de la zona noble del estadio madridista al mismo tiempo que España se iba hundiendo cada vez más en la burbuja inmobiliaria... hasta que estalló. En el Camp Nou, sin embargo, se continuó hablando sólo de fútbol. Porque el auténtico poder, aunque a veces nos cueste reconocerlo, está en Madrid. Por eso ahora, Florentino Pérez quiere volver a mandar en la Casa Blanca. Tanto que está dispuesto a quitarse la careta y hacer tándem electoral con José María Aznar, ex presidente del Gobierno y declarado madridista.Si lo consiguen, se cerraría el círculo. El poder político y el económico, unidos en una misma causa: volver a construir un Madrid galáctico. Afortunadamente, el Barça está ahora más preparado que nunca para afrontar esta nueva acometida. El proyecto tiene una base muy sólida.

domingo, 1 de febrero de 2009

Grandes sin grandeza


Mucho se ha escrito y opinado sobre la crónica crisis de River. No obstante, revisando las últimas campañas de los grandes, emergen otros dos casos de clubes también sumidos en padecimientos constantes, medulares, de compleja resolución. Crisis y problemas que acaso testimonian no solo una coyuntura adversa, sino un cambio de época, un nuevo tiempo futbolero, una inédita manera de interpretar la vieja gloria con otras variables.

Cómo analizar, en tal sentido, las actuaciones de Independiente (18º en él último Apertura) y Racing (en promoción). Cómo situarlos hoy en un escenario donde no son candidatos ni presentan figuras en sus planteles ni revalidan, en suma, el rótulo de "equipos grandes". Cómo entender los hitos de una historia que fue mutando hasta convertirse en relato necrológico, amarillento, sin ninguna gravitación en el presente.

Una muestra: ayer, en un partido de verano entre Gimnasia de La Plata e Independiente, los roles parecían invertidos. Desde la disposición en el rectángulo hasta la convocatoria en las tribunas, el lobo encarnó el protagonismo estelar. Y si bien hay atenuantes (escasa importancia del público rojo al certamen, zona túrística donde veranean una significativa porción de triperos, rendimiento desparejo y deslucido de Independiente en los partidos anteriores), el dato no es menor y configura un hecho curioso que suscita lecturas.

Por un lado, ciertos clubes denominados chicos, lejos de ser convidados de piedra o actores secundarios confinados a los márgenes, crecieron local e institucionalmente hasta absorber presiones y fortalezas que eran patrimonio de los grandes. Por otro, los equipos que nos ocupan (Independiente, River y Racing) penan por su presente deportivo a partir de un pesado lastre: viejas y actuales dirigencias fracasadas, miopes, deshonrosas, responsables primeras del colapso. Sumado a ello, una endeblez anímica galopante en los tres que inhibe de imaginarlos reinventados, heroicos, retornados al sitio importante que supieron ocupar.

De acuerdo con este panorama, y volviendo a los interrogantes formulados en el comienzo, habrá que prestar atención a un fenómeno que parece despuntar -y deberá estudiarse a fondo- en el fútbol doméstico: así como los chicos no aceptan su histórico lugar de reparto, los grandes de hoy, aunque le pese a los hinchas, inician un camino novedoso donde el orgullo por la grandeza de ayer solo aplica para museificaciones o compactos de archivo en tevé.


sábado, 31 de enero de 2009

Manyas


La quincuagésima edición de la Copa Libertadores de América deparó novedades en su grilla. Una de ellas refiere al esperado retorno de Peñarol de Montevideo, primer campeón del certamen, club que cobijó al goleador histórico, Alberto Spencer, y referencia obligada entre equipos sudamericanos que forjaron una mística copera (los argentinos Independiente, Boca y Estudiantes; San Pablo y Cruzeiro de Brasil , Olimpia de Paraguay y Nacional de Uruguay revistan en este ítem).

No parece casual este regreso aurinegro si se considera que parte del lugar que supo ganarse la Libertadores en el corazón de los hinchas -el torneo más importante del continente-, abreva en páginas gloriosas escritas por el cuadro manya a lo largo de casi medio siglo. Y subrayamos el "casi" porque de 1987 a esta parte, Peñarol y su historia, su mística envolvente, sus noches de hazañas, su presencia imponente, el respeto de los otros, la estirpe distinguida, desaparecieron súbitamente de la escena principal. Atrás quedaron los esfuerzos de viejos dirigentes que pugnaron por jerarquizar la competencia (auténticos responsables de que el torneo dejara de llamarse Copa Campeones de América con la firme decisión de reeditar el pasional clásico charrúa a nivel internacional), los primeros duelos contra el Santos de Pelé, los notables consagrados en el certamen (Morena, Rocha, Aguilera, Vidal, Aguirre, Trasante, el citado Spencer), el récord de participaciones.

El presente, en cambio, descansa en rastros borrosos de aquellas lustrosas campañas, apenas interrumpidas con alguna buena performance en la desaparecida Supercopa o al arribar a tramos decisivos -no finales- de la propia Libertadores. Por eso, el anuncio a jugar la Copa número 50º trajo entusiasmo en hinchas uruguayos, pero también en todos aquellos que sabemos que parte del encanto del fútbol remite a tradiciones, recuerdos, olores y climas donde anida el mito. O, más concretamente, en ese imán desde el cual las pasiones se proyectan y perduran.

La dura goleada sufrida ante Independiente de Medellín de Colombia apagó, en buena medida, las ilusiones reseñadas en el inicio. Y, tempranamente, Peñarol no continuará en la edición cincuentenaria de no mediar un milagro. Una injusticia de esas que cada tanto, y a veces muy insistentemente, entrega el fútbol. Una ausencia que le quita brillo a la maratónica Copa Santander.
Mientras tanto, flamantes protagonistas animarán los grupos de la segunda fase, entre ellos San Luis y Pachuca de México, Nacional de Paraguay, Everton de Chile y, posiblemente, el aguerrido Anzoategui venezolano. Todos legítimamente clasificados, todos carentes de legados, todos conscientes de que la historia comienza, con justificado derecho, a partir de hoy.

Si acaso sirve como consuelo para los imparciales, Nacional representará al fútbol charrúa en la etapa inicial. Y seguramente no pocos simpatizantes encontrarán una memoria rioplatense, y bien celeste, en los jóvenes del sub 20 que descollan en Venezuela. Aunque la condición presente de ese Uruguay glorioso, crítico, frustrante, definitivamente apasionado por el fútbol, parece corporizar en Peñarol, con sus victorias y fantasmas.

jueves, 8 de enero de 2009

Torneos de Ascenso: último tramo


Luego del receso por vacaciones, las cinco categorías del ascenso ingresan en su etapa decisiva. A continuación, ofrecemos un apretado resumen respecto a lo que se viene en el competitivo y pasional fútbol de los sábados.

B NACIONAL. La tabla indica que Chacarita va puntero tras una sensible levantada en las últimas fechas de la primera rueda. Cinco puntos delante de los poderosos y gerenciados cordobeses (Talleres y Belgrano), el Funebrero deberá que transpirar, y mucho, para retornar a primera tras 5 años. El interior que viene detrás acecha. Ojo, también, con el Atlético Tucumán del gobernador Alperovich. Por abajo, All Boys y Los Andes tendrán que fortalecer sus respectivas localías. Almagro promete lucha de la mano de un histórico en el banco, Rodolfo Motta, aunque difícilmente alcance.

PRIMERA B: Sarmiento no parece el candidato de fierro. Nos inclinamos, en cambio, por Nueva Chicago y Deportivo Morón como posible duelo de titanes. Por el lado del club de Mataderos, el técnico, Ariel Melián, tonificó a un equipo destruido tras sendos descensos, a partir de combinar valores experimentados (Césaro, Gigena) con una promisoria camada de juveniles. Morón anuncia un regreso estelar: Secaffien. Se conoce con Damián Akerman, el goleador implacable. ¿Descenso? San Telmo contrató a Rodolfo De la Pica -ascendió con Los Andes el año pasado e insólitamente vuelve a la misma categoría- en busca de sortear tanto el descenso directo como una nueva promoción -en la 07/08 salvó milagrosamente la categoría tras haber sido dominado en los dos matches por Barracas Central-. Talleres, rival directo, recuperó juego y fútbol tras la llegada del intempestivo Ricardo Rodríguez (ex deté de All Boys y Laferrere entre otros veinte equipos). Flandria, un peldaño arriba de ambos, confía en su experimentado conductos, el "Loco" Santorelli.

PRIMERA C: Aquí sí: Justo José de Urquiza reúne buenos argumentos para consumar la epopeya de jugar en la b metro el próximo año. Pese a las dificultades para mantener un equipo caro en relación a su módico presupuesto; hinchas, asociados, dirigentes y el experimentado entrenador, Fernando Zamacola, saben que éste es el año. El que no se anotició es Damián Salvatierra, goleador del torneo, cerca de desvincularse del celeste. Claro que Berazategui, equipo sensación de la divisional, representa un duro escollo. Volvió a la C el año pasado luego de una memorable final ante Midland de Libertad, se convirtió en el equipo más goleador sumando todas las categorías de AFA y cuenta con dos jugadores desequilibrantes: Gustavo Pastor y Hernán Fener. Excursionistas, un escalón debajo de naranjas y celestes, cifra sus expectativas en eludir los tormentos del descenso. En ese sentido, Cañuelas deberá hacer méritos para llegar a la promoción que hoy estaría jugando el Defensores Unidos de Javier Velázquez. El Verde conoce la complejidad de las promociones (perdió el ascenso ante Cambaceres hace dos años). Ni hablemos si se trata de un cruce por descender.

PRIMERA D: Acaso la mejor categoría de las cinco. Tres equipos excelentes: Midland, Deportivo Riestra y Argentino de Quilmes, y uno que viene pidiendo pista: el Atlas de Fox Sports. Damián Solferino (del mate quilmeño) y Walter Severino (de Atlas) no solo coinciden por la terminación en ino, son una dupla que sumando las campañas de este año llegan a la cifra de 27 goles. Dos jugadores destacados de la divisional por su destacada contundencia y su tremenda eficacia. Creemos que Midland, después de perder contra Berazategui el año pasado, tiene espalda, cuello y panza ancha para arribar a la soñada primera c. En relación al promedio, Puerto Nuevo irá por un milagro: sumar muchos puntos y provocarle el segundo descenso consecutivo al popular San Martín de Burzaco

martes, 6 de enero de 2009

Una película imprescindible


Pablo Tesoriere, sobrino del recordado golero boquense, no solo es el director de la extraordinaria "Puerta 12", también es un agudo observador entre épocas, alguien que trabaja con la memoria en tiempo presente. Estrenada comercialmente a cuarenta años de la mayor tragedia del fútbol argentino, este documental no tiene desperdicio. Por los testimonios recabados (van desde los escritores Eduardo Galeano y Roberto Fontanarosa, los sociólogos Pablo Alabarces y Amilcar Romero, hasta el pintor Pérez Celiz, los periodistas Orlando Barone, Carlos Prieto, Enrique Macaya Márquez y Diego Fucks, pasando por los testigos de aquella tarde que dejó 71 muertos y centenares de heridos) y por el mensaje que deja respecto a la red de complicidades urdidas desde distintos estamentos del poder. Varias son las escenas para atesorar. Las más interesantes: la palabra del entonces presidente de River, Julián William Kent, quien dice "Estamos apesadumbrados, todos somos culpables de la tragedia porque tenemos que aprender a quedarnos más tiempo en el estadio antes de salir", la referencia al papel desempeñado por la Revista El Gráfico y el periodismo (se observa a un Julio Lagos tan joven como cínico), el relato a cámara de un chico pobre que salvó su vida de milagro y recita la versión de Kent, entre tantísimas otras.

Además, hay dos teorías explicativas claramente definidas: de un lado, aquella que se centra en la conducta de un público "no educado" (Macaya Márquez), del otro, la dimensión política de la violencia en el fútbol y sus protagonistas (Alabarces-Romero). En ese sentido, cabe destacar algo que se señala en el filme y que merece analizarse en la actualidad: "de veinte años a esta parte, predominan los rituales de la tragedia sobre los rituales carnavalescos. La clave está allí: la violencia es ineludible cuando el festejo de la tragedia es el único festejo posible. Aquello que le canta una hinchada a otra: "no existís, no existís". Esos mismos actores no se dan cuenta de sus potencialidades políticas: por ejemplo, reclamando por sus derechos, organizándose. Sería fantástico". Al margen de unas prescindibles escenas de danza reforzando los testimonios, la película no logra su efecto sin tener una obcecada necesidad editorialista. Allí, precisamente, reside su mérito principal.

Eso sí: el efecto, como un partido oficial, dura poco más de noventa minutos. Seguidamente, uno se mete en el sitio web de La Nación y el debate se esfuma entre otras noticias. Una de ellas, por ejemplo, consigna que "según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS), la liga Argentina figura entre las 3 mejores ligas del mundo". Para algunos las cosas se hicieron y se hacen muy bien.