domingo, 7 de junio de 2009

Una herida en el pueblo tripero


Remitirse a la biografía de Gimnasia y Esgrima La Plata alcanza para catalogar al lobo como una entidad influyente y seductora. Por itinerario, por convocatoria, por viejas glorias que vistieron la azul y blanca, por su enclave en un distrito efervescente del país en materia deportiva. Culturalmente, podríamos agregar, Gimnasia ocupa un lugar importante en la sociedad. Algunos hinchas famosos (René Favaloro, Cristina Kirchner, entre otros) aportaron con muestras de afecto a su condición de institución-referencia, pero la grandeza del Lobo se circunscribe a todo un proceso: una historia de más de 100 años.

Como ya se consignó en este espacio (Elogio de la desdicha), existen otros elementos que engrandecen -paradójicamente- su derrotero. Por caso, la escasa cosecha de logros propios convive con el esplendor del clásico rival . Y en el folclore de los hinchas (el auténtico y genuino folclore, no el que promueve TyC para engendrar violencias y lumpenajes) cabe reconocer a esos fieles triperos que despliegan espectáculos conmovedores pese a los desvaríos de su club. Algunas preguntas, de todos modos, no desaperecen y constituyen buena parte de los encantos que promueve el Lobo. ¿Cómo es que tiene tantos hinchas?. ¿Solo una sucesión de malos resultados lo alejan del moderno y desproporcionado Estadio Único? Si solo sirve ganar, ¿cómo se explica que según censos y encuestas calificadas sea el más popular de la ciudad?

La actualidad, en consonancia con su historia de sosiegos y estigmas, lo encuentra a un paso de la B Nacional. Inmerecido por el buen rendimiento alcanzado con Leonardo Madelón como técnico y desgraciadamente lógico teniendo en cuenta los oscuros personajes que proliferaron en el club. Juan José Muñoz, por ejemplo. En tal sentido, un colega apunta un dato interesante ocurrido durante la gestión del ex presidente. En aquella "entrega" en 2006 ante Boca (vergonzoso 1-4 para impedir el título de Estudiantes) pareció sellarse el descenso del Lobo. Tres puntos que hoy, si bien no suponen la salvación, permitirían enfocar los últimos compromisos con un margen de error superior. No olvidemos, además, que aquel episodio trajo consecuencias. ¿Cuáles? Perder en las fechas siguientes y, más importante aún, perder circunstancialmente el rumbo.

Las responsabilidades competen a todos (barras, jugadores, técnicos, dirigentes). También a la AFA que castiga a los humildes con un sistema de promedios perverso. No obstante, más allá de los matices y ese porcentaje numeroso de hinchas que cuestionan hechos y decisiones en el último período, Gimnasia sabrá reencauzar su presente deportivo porque los mandatos históricos así lo exige. Y los clubes, ante todo y sobre todo, son ese complejo y contradictorio diálogo entre épocas.


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