Era de esperar este desenlace. Ramón Cabrero y el fútbol argentino actual son definitivamente incompatibles. Lo sabía, Ramón.
Nadie puede durar en este medio alejado de polémicas estériles, frases oportunistas y enunciados del "como sea". No alcanza un campeonato, una performance histórica en la Copa Libertadores o un racimo de juveniles promovidos a la primera. Muchísimo menos basta con delinear un estilo fútbolístico capaz de seducir al más imparcial, defender las raíces de siempre o creer que detrás de una camiseta hay identidades profundas y no pilas de billetes a repartir. La dictadura del éxito -y Ramón no lo ignoró nunca- tiene otros códigos, otros lenguajes.
No pudo el entrenador de Lanús y su partida, prevista para junio, ensombrece un escenario de sombras. ¿Habrá lugar para nuevas ilusiones después del Lanús de Cabrero? ¿Un bálsamo a tanto oprobio, tanto "hoy hay que ganar ganar fulanito o menganito", tanto mensaje perverso desde la ralea comunicacional.
Por lo pronto, contentémonos con la huella que dejan los hombres buenos. Lautaro Acosta, juvenil formado en Lanús y pieza clave del título, siente que ninguna gloria, ninguna participación televisiva, ninguna oferta del exterior codiciado, empardará el campeonato conseguido con su club y en su barrio, rodeado de todos los afectos que caben -y se sueñan- a los 20 años: los amigos, la familia, los docentes que dejan huella y la novia. La novia que, señala Acosta, no tiene que ser vedette ni desfilar en los grandes eventos. "La mayoría en Lanús sale con su novia de toda la vida". Para quienes vieron "Made in Lanús", excepcional película de Nelly Fernández Tiscornia, les costará no ligar esta última declaración al papel desempeñado por la "Yoli", encarnada por Leonel Manso. Y la relación no es antojadiza ni casual: se trata del reconocimiento a una mentalidad.
Por eso la sociedad entre Cabrero y este fútbol de ventajas, coimas, revistas del corazón y "vamos a comer a Rodizio", es una sociedad que no podía prolongarse. Hay mucha vida, como pinta la "Yoli", allí, en ese barrio iluminado por la estela de un club, donde la vida transcurre con los afectos de siempre.
2 comentarios:
es cierto eso de cabrero incompatible con el fútbol. Porque, lamentablemente ahora se juega con los resultados, y por más que la dirigencia de Lanús, sea una de las pocas que privilegie estrictamente lo deportivo, y no tanto lo resultadista, cabrero está muy estresado, muy cansando. Y nada mejor que se continue su proceso con luis zubeldia como entrenador.
abrazo y visita circulo sports
emociona leer este texto que subiste.
demuestra que los valores por mas chiquitos que queden nunca van a estar perdidos.
es una muestra más de que tipos con inteligencia nunca podrán llegar a los mas alto, pasa solo en contadas ocasiones.
pero creyendo en ellos podremos alcanzar la gloria y la llamada "revolución en el fútbol".
por más bielsas, menottis, cabreros, valdanos...
mas allá de la forma de juego, la forma de pensar...
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