domingo, 27 de julio de 2008

El pibe de bronce


¿Suenan razonables los desesperados reclamos por la justa cesión de Lionel Messi al plantel de Batista? ¿Es tan influyente el jugador del Barcelona para las aspiraciones nacionales? ¿Se generó el mismo revuelo mediático-dirigencial con otros compatriotas negados por clubes europeos? Por un lado, cabe la queja ante un incumplimiento contractual -confuso, es cierto- cuyo efecto le resta libertades al jugador; por otro, el problema suscita lecturas de fondo sobre cómo los clubes, las federaciones y el organismo rector de este deporte contienen a sus futbolistas. Si es una mercancía, claro, allí habrá una disputa feroz por capitalizar su valor de mercado. Si, en cambio, quienes dirigen atienden factores no solo económicos sino ético-morales, los conflictos menguarían lo suficiente como para convertirlos en cuestión de estado. Como desde hace décadas el fútbol moviliza cifras fabulosas, es probable que ocurra lo primero.


No obstante, y asintiendo con el legítimo reclamo de la AFA, parece desmedido la instransigencia de contar como sea con Messi. Por una serie de razones: aunque necesario para el funcionamiento ideado por el seleccionador, el rosarino no es el ancho de espadas (ni el de bastos) de un plantel que cuenta con otras variantes. Asimismo, es válido considerar la dimensión del torneo. Lejos de ser un mero trámite -como pondera algún sector del camaleónico periodismo-, tampoco reviste cualidades de certámen prioritario en las agendas del público. (De todos modos, y no está mal recordarlo, conviene señalar el sentido de la competencia olímpica que, lamentablemente, fue cediendo a los imperativos del dinero). Por último, el argumento de que el conflicto "sienta precedente", tal como vociferan desde la calle Viamonte asesorados por la FIFA, debería concitar un debate mayor que no se ciñe únicamente a este episodio.




Herencias




En realidad, existe un problema anterior a esta batalla entre las corporaciones del negocio. Y se liga, por añadidura, a la trascendencia que genera su eventual ausencia en Pekín. Promocionado hasta el hartazgo, Messi carga con la pesada e incómoda mochila de ser señalado como sucesor de Maradona sin reparar que emergieron en contextos distintos, sus intereses son distintos, provienen de estratos sociales distintos y tienen -sobre todo- personalidades distintas. Que Messi juegue su partido, que no se comprometa con el seleccionado, que solicite la palabra paternal, que se cierre sobre su extraordinaria figura, constituyen respuestas lógicas frente al medio que lo cobija. Solicitarle más de lo que puede dar o, siempre hipotetizando, insistirle por lo que no es ni puede ni tal vez quiera ser redunda en la desteñida imagen que hoy nos llega de él: lejana, vacilante, efímera como la publicidad que lo vende.


lunes, 21 de julio de 2008

Rojo amanecer

En diciembre se cumplen 6 años del último título de Independiente y el dato no es anécdotico. Aquel controvertido Apertura ganado por la gestión Ducatenzeiler quebró otro ciclo aciago, también de 6 temporadas, apenas matizados por una Supercopa y un par de buenas campañas del Flaco Menotti y Enzo Trossero. Recuerdos del 94, varios: el talento de Gustavo López, la pausa inteligente de Daniel Garnero, la explosión del entonces muy joven, Sebastián Rambert, el desequilibrio del recordado Palomo Usuriaga y la sabia de conducción de Miguel Brindisi como director técnico.


Cábalas aparte, existen motivos para reeditar lo de 2002 en el torneo que arranca el 8 de agosto. Por empezar, el tránsito de Claudio Borgui como entrenador merece seguirse de cerca. Pocos, ciertamente, reúnen atributos como la sinceridad, un discurso despojado de tecnicismos inútiles y ese modo tan en desuso de recalcar que el fútbol, pese a la jungla de mercenarios que lo exprimen, sigue siendo un juego.

Pero además, no parecen afectar decisivamente al plantel las partidas de Germán Denis y Carlos Matheu, a la sazón, los mejores del período 2007/08. Los refuerzos sugieren una lectura optimista. Llegaron Lionel Ríos, volante formado en Avellaneda que retorna con una experiencia mayor; Angel Puertas, de buen Clausura en Huracán; Emanuel Centurión, zurdo que aporta recambio y panorama pese a sus hondas lagunas; Darío Gandín, delantero incómodo con una avalancha de goles jugando para Atlético Rafaela y Colón; Lionel Nuñez, más goles y una derecha concluyente; Federico Higuaín, el volante comodín ante las posibles fugas de Montenegro; y Leonardo Depetris, una incógnita con demasiados pergaminos. A ellos hay que sumarle el aporte sustantivo de Totono Grisales, Hernán Fredes (todavía con mucho para dar), Lucas Pusineri y Guillermo Rodríguez, integrantes del viejo plantel.


Si se repara en los anhelos del presidente Julio Comparada -"campeón en el estadio nuevo"- y la gente acompaña como lo hizo masivamente en el pasado Clausura, cabe dejar los amuletos, la fría estadística y dejarse llevar por un sueño capaz de resentir las flamantes gradas del Libertadores de América.

martes, 15 de julio de 2008

Subir mirando arriba


Con el riesgo de ofender a pinchas, dragones, verdes y charrúas; la B Metro, la castigada y vieja B, tendrá 5 animadores principales en el ejercicio 08/09: Nueva Chicago, Almirante Brown, Deportivo Morón, Atlanta y Temperley. Los 5 grandes -exagerando- de la categoría. Repasemos historias, necesidades y motivaciones de quienes, siempre en el incómodo terreno de las hipótesis, asoman como favoritos a coronarse en este enfermizo torneo de 42 fechas.

Chicago. Tras 17 años, incluyendo un ir y venir frenético del verdinegro entre la A y la B Nacional (con épicas inolvidables como aquel ascenso 3-3 ante Belgrano en Córdoba o, ya en primera, el 2 a 1 al River de Ramón Díaz con 11 mil hinchas en la tribuna Juan B. Justo de Vélez y otro 2 a 1 en 2006 en el Monumental) regresa a la tercera división haciendo ruido: dos descensos consecutivos y un racimo de experimentados jugadores para concretar un rápido retorno (Césaro, Tossi, Luppino, Leonel Martens y Diego Ceballos o Daniel Giménez entre otros)

Amirante Brown. Todavía en la memoria, aquel puesto de panchos lanzado por una de las fracciones de la barra en la final con Estudiantes condicionó a la Fragata. Realizó, eso sí, una campaña notable en la BN (finalizó tercero) y tiene razones para ilusionarse: mantiene al pasional y buen estratega, Blas Giunta, además de un plantel abundante y calificado en caso de concretarse las incorporaciones de Rubén Ferrer, Pablo Vaccaría y Walter Gómez. El fixture lo ayuda: en la segunda rueda, recibirá en casa a Chicago, Morón, Atlanta y Temperley, presuntos candidatos.

Morón. Pasaron ya 18 años de su último ascenso y 10 desde el retorno a la B Metro. De aquel dos a cero ante Defensores de Belgrano (1990), el club padeció todo tipo de infortunios: renuncias, pedidos de quiebra, deudas, sanciones y dos hechos dolorosos cuando pugnaba por ascender a la BN. En el 2006 dilapidó una doble chance de consagrarse: se le escapó una promo insólita frente a Defensa y Justicia cuando vencía tres a uno a falta de 5 minutos (finalizó igualado en tres) y, apenas 6 meses después, perdió como local ante Social Español (1-0), algo que le hubiese reportado el boleto a una final. Por espera, jerarquía e hinchada, no cabe otra que pelear bien arriba. Horacio Bongiovanni, veterano y curtido entrenador del ascenso, sabra cómo hacerlo.

Temperley. Los incentivos pasan por dos carriles: el ascenso de Los Andes, eterno rival, que obliga al celeste y la necesidad de revalidar el título obtenido hace casi 10 años. Un recuerdo: ese equipo campeón dirigido por Héctor Ostúa tenía un ataque excepcional; el "Chiqui" Orellana, un diez clásico, y la recordada dupla entre Katip y Bazán Vera (29 goles en 32 partidos). Precisamente, uno de lo que retornan es el "Indio" Bazán, sumado al experimentado arquero Vivaldo, entre otros.

Atlanta. Similar caso al de Morón y Temperley, el bohemio es otro de los denominados "sufridos" de la categoría. El último clásico con Chacarita data de 1999 (2-2), día en que Atlanta bajó a la B Metro. Recuperado institucionalmente -el club salvó la histórica sede social, levantó una quiebra y trabaja por el regreso a su estadio de Villa Crespo-, empieza el campeonato con el único objetivo de subir. Las 11 once incorporaciones realizadas hasta aquí reafirman lo dicho: llegó el arquero Horacio Ramírez, los defensores Carlos Arancibia, Fernando Ortega y Jesús Nievas, los volantes José María Defilipi, Leonel Natalicchio, Ricardo Romeo, Adrián Jones, Diego Cisterna y Miguel González y el delantero Sebastián Matos.

Conscientes de los vaivenes de un torneo extenso, contradictorio y con participantes de todo linaje (de Acasusso a Atlanta hay una historia de distancia), los 5 grandes parecen picar en punta con miras a la temporada entrante aunque, nada nuevo, allí estarán Flandria, Brown de Adrogué, Comunicaciones y el propio Acasusso para derribar los pronósticos.
Algo es seguro: para salir de este incordio de categoría se necesitan generosas dósis de paciencia.

domingo, 13 de julio de 2008

Gente como uno


"Yo soy de Boca, no jodan", dice el Gordo Granata en la barra del bar y evita pronunciarse sobre los miles de hinchas xeneixes excluidos por la gestión Pompilio. No puede reconocer en palabras algunas evidencias y recurre al "Chileno", tan voluminoso como él y de treinta cinco según el almanaque, enojado con la iniciativa de fichar socios adherentes dispuesta por la comisión electa . ¿En qué consiste la medida? Un abono de 10 pesos al mes -sin beneficios- que acredita prioridades para los futuros socios, castiga a los morosos, persigue a los vitalicios y deja un mensaje encriptado: el club ya no se sostiene desde la tradición y el desinteresado aporte de aquellos que engrandecieron su historia sino del pragmatismo más feroz.


Nada de esto le importa al Gordo Granata quien, tozudo, convida cerveza y reinvindica su ser boquense. Y ser boquense, para el gordo, el Chileno y todos los que sábado a sábado descargan tensiones en el bar 'Gente como uno' ubicado en Pedro de Mendoza y Almirante Brown, es celebrar una identidad. Allí hay una muestra de fotos y objetos como testimonio nítido: Boca campeón del 46, Eva Perón, Blas Giunta, un cuadrito con Maradona, Minguito y Gardel con la inscripción "Morochos y bosteros", algún luchador de catch, murales de la número 12, una levita murguera y banderas, muchas banderas azul y oro, decorando el salón.


Intuir que a partir de una gestión -cuya 'gente' no son precisamente los muchachos del bar- se daña un vínculo afectivo esencial (incluso cultural podría decirse) constituye un error. Suena tan rotundo el discurso de Granata, tan inequívocamente bostero en sus modos enérgicos, tan genuino en sus orgullos y sus vergüenzas, que cabe no incurrir en juicios mecanicistas.

¿Cómo se vive entre contradicciones? Ni más ni menos que como viven en este lugar: respirando el aire propio, bordeando la ribera, en medio de la noche.

lunes, 7 de julio de 2008

Vega merece una chance


Como es costumbre, el receso invernal dispara debates de todos los colores. Se siente la falta de fútbol -la Major Soccer es peor que los partidos promocionales de Messi, Ronaldinho, etc- y los temas abundan en la desmesurada agenda futbolera. Uno de ellos, acaso por tratarse de un arco embrujado en la dos últimas décadas, ganó minutos y tinta en diferentes medios.

Se sabe, atajar en River implica recibir una multitud de miradas no siempre indulgentes. Basta recordar que ni Angel Comizzo ni Juan Pablo Carrizo, dos ídolos, escaparon del severo veredicto de los hinchas millonarios. Habría que remontarse al ciclo victorioso de Nery Pumpido, allá por los 80, para encontrar un apellido con consenso mayoritario. Del santrafesino en adelante, algunos nombres: Sergio Goycoechea, José Miguel, Javier Sodero, Javier Zeoli, Joaquín Irigoytía, Germán Burgos, Roberto Bonano, Franco Constanzo, José María Bulbubasich, Germán Lux, Alejandro Saccone, Jose María Ojeda.

Lo cierto es que, transferido Carrizo al calcio italiano, se abre un lugar para dos aspirantes: el rosario Ojeda -de un puñado de partidos en River- y Daniel Vega, procedente de Nueva Chicago cuyo 50 % del pase fue adquirido por la gestión Aguilar en la friolera de 500 mil dólares. De buen arranque el ex Central, muy pronto sintió el rigor del puesto aunque la cantidad de partidos jugados desestiman un juicio categórico.

Más crédito, en cambio, tiene Vega quien reúne interesantes atributos: buenos reflejos, personalidad y solvencia. Si bien no faltarán aquellos que objeten sus antecedentes, vale refrescar el ejemplo de Mauricio Caranta en Boca (debutó exitosamente en Instituto y tuvo un paso irregular en México) y el histórico ascenso de Mataderos en 2006 en el cual sobresalió el guardavalla. Una más para los exigentes: en el descenso de la institución verdinegra en 2007, el titular fue un experimentado golero que supo ser ídolo de dos clubes grandes.

Razonablemente preocupado el técnico Simeone en contratar otro arquero (Andújar, Navarro, Franco, y no menos de 6 nombres más según algunos cronistas visionarios), de no llegar nadie, Vega merece un destino más activo que el tibio remanso del banco de suplentes. Su alta cotización justifica sucesivas pruebas en el desproporcionado arco millonario.