Cábalas aparte, existen motivos para reeditar lo de 2002 en el torneo que arranca el 8 de agosto. Por empezar, el tránsito de Claudio Borgui como entrenador merece seguirse de cerca. Pocos, ciertamente, reúnen atributos como la sinceridad, un discurso despojado de tecnicismos inútiles y ese modo tan en desuso de recalcar que el fútbol, pese a la jungla de mercenarios que lo exprimen, sigue siendo un juego.
Pero además, no parecen afectar decisivamente al plantel las partidas de Germán Denis y Carlos Matheu, a la sazón, los mejores del período 2007/08. Los refuerzos sugieren una lectura optimista. Llegaron Lionel Ríos, volante formado en Avellaneda que retorna con una experiencia mayor; Angel Puertas, de buen Clausura en Huracán; Emanuel Centurión, zurdo que aporta recambio y panorama pese a sus hondas lagunas; Darío Gandín, delantero incómodo con una avalancha de goles jugando para Atlético Rafaela y Colón; Lionel Nuñez, más goles y una derecha concluyente; Federico Higuaín, el volante comodín ante las posibles fugas de Montenegro; y Leonardo Depetris, una incógnita con demasiados pergaminos. A ellos hay que sumarle el aporte sustantivo de Totono Grisales, Hernán Fredes (todavía con mucho para dar), Lucas Pusineri y Guillermo Rodríguez, integrantes del viejo plantel.
Si se repara en los anhelos del presidente Julio Comparada -"campeón en el estadio nuevo"- y la gente acompaña como lo hizo masivamente en el pasado Clausura, cabe dejar los amuletos, la fría estadística y dejarse llevar por un sueño capaz de resentir las flamantes gradas del Libertadores de América.
lunes, 21 de julio de 2008
Rojo amanecer
En diciembre se cumplen 6 años del último título de Independiente y el dato no es anécdotico. Aquel controvertido Apertura ganado por la gestión Ducatenzeiler quebró otro ciclo aciago, también de 6 temporadas, apenas matizados por una Supercopa y un par de buenas campañas del Flaco Menotti y Enzo Trossero. Recuerdos del 94, varios: el talento de Gustavo López, la pausa inteligente de Daniel Garnero, la explosión del entonces muy joven, Sebastián Rambert, el desequilibrio del recordado Palomo Usuriaga y la sabia de conducción de Miguel Brindisi como director técnico.
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1 comentario:
al fin un texto del rojo! jaja.
Varios puntos a comentar:
+ aquel equipo del 94, increíble, jugadores como Garnero y un juego exquisito. Las locuras del Palomo (hoy y siempre Rojo), Rotchen el muro abajo y el genial Brindisi, que lamentablemente no cosechó demasiado éxitos más.
es cierto luego de aquel equipo, salvo el subcampeón de Menotti (flaco volvé) no vi jugar bien en serio jamás a Independiente.
pasaron jugadores genios, pero no equipos "genios".
con respecto al proyecto de hoy, que dicifil me resutla pensar en un entrenamiento y algunos jugadores intentando entender las genialidades de Borghi, ojalá me equivoque.
y el estadio .... espejitos de colores.
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