martes, 19 de febrero de 2008

Elogio de la desdicha


De confeccionar un ranking de clubes confinados al sufrimiento permanente, Gimnasia, el viejo lobizón, no debiera estar ausente de esa lista. Con 120 años de existencia, su sinuoso y desafortunado andar en el profesionalismo computa apenas una Copa Centenario obtenida en 1993 (ninguneada por la AFA y el mundo del fútbol sin razones válidas), tres ascensos (1944, 1947, 1952) y una sucesión de buenas campañas abortadas en la recta final. No es para victimizar a nadie, pero la gloria, esa que alcanzaron clubes con menos nombre, nunca se tiñó de azul y blanco.
Sin embargo y debido a los insondables misterios del fútbol, el lobo moviliza multitudes a lo largo y ancho del país. El diario Página 12, en diciembre de 2006, publicó un informe en el cual el 20, 5 % de los platenses manifestó ser de Gimnasia contra el 19,8 % de Estudiantes.
Y si bien el dato (siempre discutible, claro) haya sufrido modificaciones tras el título y la paliza histórica en el clásico de ese año (7-0), cabe interrogarse por qué secreta razón el lobo tiene una cantidad significativa de adherentes incondicionales.
Hurgando en el acervo futbolero del club, encontramos hechos, nombres y curiosidades para detener el ojo. Una serie de campañas inolvidables enorgullecen al pueblo tripero. Por ejemplo, aquél plantel del 33, apodado "El Expreso"y dirigido por el húngaro Emérito Hirschl, fue una auténtica aplanadora que conmovió al fútbol criollo. Más tarde, llegó el gran equipo del 62 que originó el mote de "lobo", desde entonces palabra imposible de no asociarla a Gimnasia, sea éste de La Plata, Mendoza, Jujuy, Salta, Tucumán, o Comodoro Rivadavia. La "Barredora", recordada formación en el 70, pudo romper el maleficio de no ser por esos anzuelos que se cruzan cada tanto en la vida del club: un conflicto económico con los dirigentes hicieron que un racimo de juveniles se presentarán en la semifinal con Rosario Central. ¿Resultado? 0-3 y adiós al campeonato.
Existen, no obstante, otros elementos distintivos. Por caso, la cifra de jugadores uruguayos que vistieron la azul y blanca asciende a más de 40. Brotan los nombres que dejaron una huella en la memoria de los hinchas: Hugo Guerra (29 goles), Pablo Bengoechea, Guillermo Sanguinetti (390 partidos), Fernando "Nano" Saraiba, Gonzalo Vargas (goleador Clasura 2006), Diego Alonso (retornó al club en 2008), entre otros. Más todavía: el oriental José Perdomo, de pocos partidos en La Plata, fue el autor del gol a Estudiantes en 1992 bautizado como "terremoto", dado el estruendoso festejo en la ciudad.
Claro que en la galería de ilustres aparecen otros apellidos. Sin diferenciar épocas y cantidad de partidos en el club, Francisco Varallo, Hugo Gatti, Carlos Della Savia, Alberto Márcico, los hermanos Barros Schelotto, el "Muerto" Pedraza, Carlos Carrió, Gustavo Moriconi, entre muchos nombres, también aportaron juego y corazon para adosarle grandeza a la institución y ganarse el afecto popular .
En definitiva, parece que no siempre se trata de coleccionar estrellitas. Mucho menos hacer del sufrimiento virtud. Después de los subcampeonatos en el 95, 96, 98, 2002 y 2005 (tres con Griguol, uno con Ramaciotti y otro con Troglio), el flamante técnico, Guillermo Sanguinetti, es consciente del despojo pergeñado por Juan José Muñoz (ex Presidente) y sabe, también, de la deshonra propia ante tanto grito atragantado y tanta película exitante del lado de enfrente.
Ergo, aunque suene a enunciado demagógico o deseo a viva voz, una hinchada fiel y numerosa como la de Gimnasia merece que al Topo le vaya bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

dos cosas: una como tripero me gustó la nota, me fortaleció un poquito el corazón; y segundo en cuanto al "gol del terremoto" fue bautizado así por la prensa ya que ese día los sismógrafos de La Plata saltaron (vale aclarar que estan ubicados en el bosque) y de ahí su nombre. hay dos notas sobre el tema una en la revista El Gráfico y otra en Clarín que lo llaman el gol del terremoto.