Con el mismo instinto de justicia, Renzo Giménez, hijo del ex árbitro sadrista Daniel, despuntaba su particular modo de aplicar rigor golpeando a chicos humildes del sur chaqueño. No solo los agredía con encomiable coraje, también los exponía públicamente disfrazado, aparentemente, mediante un seudónimo inventado de esos que tanto proliferan en la web: "Zinho Da Silva".
Su acción, subida con orgullo al portal youtube, revela un comportamiento y desnuda la mirada prejuiciosa de un sector social que exhibe sin pudores odios viscerales. Odios de clase. Odios profundos que algunos hijos de sesera escuálida repiten mecánicamente. En 1996, papá Daniel ya le había advertido al mundo futbolero cómo son y cómo actúan los Giménez: omitió intencionadamente dar un minuto de silencio como repudio al terrorismo dictatorial.
Afortunadamente, Renzo y muchos otros diseminados en barrios pacatos de Argentina, son apenas un segmento de una muestra más vasta. A la espera de una sentencia en la provincia de Tucumán, existen otros Hijos que no necesitan componer una identidad. Les alcanza con defenderla o recuperarla.
1 comentario:
Pablo, necesario es contar esta historia de hijos e Hijos. Unos van en mayúsculas por la vida, esa es la diferencia. Van con conciencia, valores progresistas y, sobre todo, sin odio, sino con Memoria, Verdad y Justicia. También en mayúsculas.
Un abrazo.
Beto.
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