domingo, 13 de enero de 2008

Todo sigue igual

"Mi idea es seguir aprendiendo y, antes de irme de River, quiero ser campeón. Algo que aún no conseguí". La frase pertenece a Augusto Fernández, última aparición del club, aunque puede hacerse extensiva a Juan Pablo Carrizo, Radamel Falcao y un puñado de jugadores millonarios ávidos de emigrar.
Después de años aciagos como 2005, 2006 y 2007, asoma evidente que esta dirigencia parece empeñada en cometer idénticos errores a los de temporadas anteriores. ¿Cuáles? La ausencia de un proyecto futbolístico integral que redunda, inexorablemente, en estos deseos manifiestos de los players. Peor: no existen señales ni está la decisión política por revertir esa turbia imagen que convierte a River en un lugar de tránsito soñado para empresarios, intermediarios y grupos económicos.
Décadas atrás, nadie quería irse de la institución y allí esta el Beto Alonso -entre otros- para dar testimonio. En perspectiva, de continuar esta política que forma a los jugadores de la cantera y exporta con esa mentalidad en la cual solo sirve el negocio que dinamita el prestigio y el patrimonio del club, nada bueno puede esperarse en el semestre entrante y los que vendrán. Lejos, muy lejos, de aquél arribo soñado que era para muchos futbolistas calzarse la banda roja en el pecho, el destino final de las ilusiones.

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