domingo, 27 de enero de 2008

Entre el deseo y la obligación

El concluyente triunfo de All Boys en el oeste bonaerense abriga sólidas esperanzas de conseguir el esquivo ascenso. Puntualizando virtudes del líder, sobresale el oficio de sus individualidades, algunas sociedades en ataque y carácter suficiente para atemperar climas adversos como el observado en Morón. El incómodo favoritismo, disputadas 22 fechas, pareciera ser bien asimilado por plantel y cuerpo técnico. Curioso, pero no ocurría hace tiempo: hoy todos son conscientes del gran sueño que despunta por Floresta.
Sin embargo, encaramado en esa ilusión, le esperan duros desafíos al puntero antes del 24 de mayo, fecha en que finaliza el torneo. Los obstáculos pasan menos por las calidades de los adversarios que por limitaciones propias. Conviene revisar, en consecuencia, las grietas de la última línea así como las desconexiones en el armado del circuito futbolero. Teniendo en cuenta las características del plantel, resulta evidente que la cautela y el exagerado retraso del equipo en situaciones de ventaja no parecen un negocio aconsejable. Entre otras cosas, porque de persistir en la búsqueda ofensiva y la tenencia del balón se evitarían sofocones como los que aquejan al cuadro dirigido por Jose Romero. Y jugadores para cumplir esta última función, sobran. Se trata, finalmente, de no resignar el imprescindible protagonismo que se le exige a un serio aspirante al título.
Con todo, All Boys sostiene la punta con relativa tranquilidad aunque asoman otras razones que enaltecen a su sufrida hinchada. La remodelación terminada del estadio Malvinas Argentinas, el orden institucional que permiten contar con una plantillada calificada y al día, la aparición permanente de jugadores surgidos de abajo y haber revertido el historial con Deportivo Morón y Atlanta, son motivos de alegría al tiempo que auguran un futuro promisorio.
Atado, eso sí, al desenlace de un torneo en el cual el club buscará reposicionarse en el fútbol argentino tras 7 años de ausencia y silencio. Como fuere, la gloria o devoto, nada será igual en Floresta cuando llegue mayo y el campeonato ofrezca sus últimas imágenes.

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