jueves, 13 de diciembre de 2007

Contrato de partes íntegras

Por Walter Vargas

La llegada de Tocalli a Vélez habla bien del contratado y del contratante. De Tocalli, por tratarse de alguien poco seducido por los penosos aullidos de la moda. Hizo su camino con los Sub 20, ganando o perdiendo sus equipos dieron la talla, jamás vendió recetas mágicas y tampoco se instaló en el centro de la escena al influjo de declaraciones rimbombantes. Queda claro que no hablamos del típico oportunista que pulula en los estadios donde juegan equipos con entrenador stand by. No pertenece, Tocalli, al elenco estable de los foros de discusión de la tevé.Vélez. No se trata de insinuar siquiera que su conducción sea parte del Comité Organizador del Paraíso Terrenal, pero en un fútbol tan enrarecido o, digámoslo, tan envilecido, su porcentaje de procedimientos elogiables es interesante. Veamos: asimila de buen grado el traumático alejamiento de Russo, apuesta a La Volpe cuando a La Volpe se le cuestiona hasta el color de sus corbatas, y cuando la gestión del Bigotón entra en crisis, desecha la alternativa del portazo inmediato y pacta una salida indolora. Recién después llegan la goleada a manos de Boca, el horno que no consiente bollos y la renuncia de La Volpe, pero en todo caso sin volcanes en erupción. A propósito: ¿no es La Volpe un tipo de curiosa integridad en un país donde ni los indeseables renuncian?Pero volvamos a Vélez. A simple vista apuesta por un profesional acorde con la necesidad de fomentar el salto de calidad de tanta materia prima joven. Se descuenta que nadie le pedirá maravillas a plazo fijo. Y sabe grato que Tocalli represente una cara nueva en un mercado dominado por la moda y/o por el lobby. Lo que se dice un tiro para el lado de la justicia.

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