Indiscutiblemente, la victoria de River sobre Bofafogo por la Sudamericana 07 ingresó a la galería de epopeyas futboleras.
Haciendo foco en River, cabe enumerar un breve resumen de gestas millonarias en el último tiempo. De la década del 80 a esta parte, registramos las siguientes:
-River 3 Boca 2. (1987) Perdía el millonario 2-0 (goles de Jorge Rinaldi) y lo terminó dando vuelta con goles del uruguayo Jorge Da Silva, Ernesto Corti y Omar Palma. El match, además, tuvo dos incidencias más: dos penales marrados, uno por bando, en tramos fundamentales. Palma dilapidó uno con el partido 0-0 y Jorge Comas, figura xeneixe, erró desde los 12 pasos el empate definitivo.
-River 4 Deportivo Mandiyú 4. (1988) Los correntinos soprendían con 4-1 parcial a menos de 20 para la finalización del match. Remontada tremenda de la banda para alcanzar un empate que tapó las justificadas críticas de las gradas. Un detalle de color: el juego no fue televisado y se siguió por una radio perdida (Radio Belgrano) teniendo en cuenta que era el tercer partido en importancia. El relator fue Atilio Costa Febre -más tarde embanderado en rojo y blanco- con elogios desmedidos a la proeza correntina.
-River 3 Boca 3. (1997) Ganaba Boca 3 a 0 (Latorre, Cedrés, Manteca Martínez) descontando Berti en el final del PT. El primer tiempo dejó, además, un penal desperciado por los visitantes. En el segundo tiempo, y a poco de 15 minutos para el final, Luis Villalba con un toque suave y el paraguayo Celso Ayala con un frentazo seco decretaron la festejada paridad. Que pudo ser victoria si Leonel Gancedo no desperdiciaba un balón bollando en el área tras un corner en la hora.
Invitamos a los lectores a seguir recordando proezas de River con ese tenor. Una duda: siguiendo el mismo período histórico, ¿alguien recuerda alguna hazaña en condición de visitante?
viernes, 28 de septiembre de 2007
martes, 25 de septiembre de 2007
De Victorias
El resonante triunfo de Tigre ante River desató polémicas y comparaciones. Con la autoestima por las nubes tras la demostración de fútbol sólido y vistoso, las caravanas azulgranas ni bien finalizó la contienda certificaron la presunción de todos: el matador escribió un domingo de septiembre la página más gloriosa de su rica historia.
En ese júbilo imperante, no faltaron dedicatorias a viejos rivales de los sábados: Chacarita, Nueva Chicago, Platense. No era para menos: Tigre tuvo un largo perenigraje por los ríspidos paisajes del ascenso. En ese terreno, cabe preguntarse por la dimensión del éxito: ¿de ganar el Apertura, o bien, clasificar a la Libertadores 09, lo hecho por el club bonaerense iguala hazañas como las de Chacarita o Quilmes, ambos campeones en 1969 y 1978 respectivamente?.
A priori, y sin hacer futurología, creemos que no. Centrémonos en Chacarita, rival de primerísimo orden para la afición de Tigre. El antecedente del encono con el funebrero obedece a razones del mal llamado "folclore futbolero". En 1984 y en 1999, hubo enfrentamientos bélicos entre ambas parcialidades cuyo principal responsable fue el cuadro de San Martín, entonces conducido por el gastronómico Luis Barrionuevo. Tigre, además, sufrió derrotas en lo deportivo que caldearon aún más los anímos: en 1994 y 1999, por caso, el tricolor le ahogó posibles ascensos de categoría (una a la B nacional, otro a Primera A)
Por eso, y porque el fútbol se alimenta de esa necesaria cuota de revancha, la goleada ante River se vivió con euforia desmedida. Si atrás quedaban Chacarita, Platense y Chicago en el tránsito hacia la A, el triunfo sobre River -el mismo que perdió la final con Chacarita en 1969 con idéntico marcador,- adosó más gloria a la gesta. Y más elementos para gozar al cuadro de San Martín.
Pues bien, en estos tiempos de éxito permanente y euforias circunstanciales, parece sensato poner el freno, revisar la historia y aportar detalles para no confundir más de lo que estamos.
El 6 de julio de 1969, 65.000 personas colmaron el cilindro de Avellandeda para ver Chacarita-River en la finalísima del Metro de ese año. El funebrero venía de derrotar a Racing y el millonario hizo lo propio nada menos que ante Boca. En aquella oportunidad, vale consignar, ni las barras ni los entrenadores formaban parte del negocio.Tampoco la derrota se vivía como el peor de los castigos.
Treinta y ocho años después, es saludable observar a nombres ignotos como los de Lázzaro, Ayala, Román Díaz, Ferrero o Galmarini mojandole la oreja a uno de los más grandes del fútbol criollo. Al cabo, siempre es atractivo el triunfo de un humilde sobre un poderoso. Aunque este sea otro River, muy diferente a aquél de los sesenta, y los arriba mencionados no tengan el porte de un Pérez Bargas, Frasoldati, Recupero, Marcos o el recordado "tanque" Neumann.
En ese júbilo imperante, no faltaron dedicatorias a viejos rivales de los sábados: Chacarita, Nueva Chicago, Platense. No era para menos: Tigre tuvo un largo perenigraje por los ríspidos paisajes del ascenso. En ese terreno, cabe preguntarse por la dimensión del éxito: ¿de ganar el Apertura, o bien, clasificar a la Libertadores 09, lo hecho por el club bonaerense iguala hazañas como las de Chacarita o Quilmes, ambos campeones en 1969 y 1978 respectivamente?.
A priori, y sin hacer futurología, creemos que no. Centrémonos en Chacarita, rival de primerísimo orden para la afición de Tigre. El antecedente del encono con el funebrero obedece a razones del mal llamado "folclore futbolero". En 1984 y en 1999, hubo enfrentamientos bélicos entre ambas parcialidades cuyo principal responsable fue el cuadro de San Martín, entonces conducido por el gastronómico Luis Barrionuevo. Tigre, además, sufrió derrotas en lo deportivo que caldearon aún más los anímos: en 1994 y 1999, por caso, el tricolor le ahogó posibles ascensos de categoría (una a la B nacional, otro a Primera A)
Por eso, y porque el fútbol se alimenta de esa necesaria cuota de revancha, la goleada ante River se vivió con euforia desmedida. Si atrás quedaban Chacarita, Platense y Chicago en el tránsito hacia la A, el triunfo sobre River -el mismo que perdió la final con Chacarita en 1969 con idéntico marcador,- adosó más gloria a la gesta. Y más elementos para gozar al cuadro de San Martín.
Pues bien, en estos tiempos de éxito permanente y euforias circunstanciales, parece sensato poner el freno, revisar la historia y aportar detalles para no confundir más de lo que estamos.
El 6 de julio de 1969, 65.000 personas colmaron el cilindro de Avellandeda para ver Chacarita-River en la finalísima del Metro de ese año. El funebrero venía de derrotar a Racing y el millonario hizo lo propio nada menos que ante Boca. En aquella oportunidad, vale consignar, ni las barras ni los entrenadores formaban parte del negocio.Tampoco la derrota se vivía como el peor de los castigos.
Treinta y ocho años después, es saludable observar a nombres ignotos como los de Lázzaro, Ayala, Román Díaz, Ferrero o Galmarini mojandole la oreja a uno de los más grandes del fútbol criollo. Al cabo, siempre es atractivo el triunfo de un humilde sobre un poderoso. Aunque este sea otro River, muy diferente a aquél de los sesenta, y los arriba mencionados no tengan el porte de un Pérez Bargas, Frasoldati, Recupero, Marcos o el recordado "tanque" Neumann.
domingo, 23 de septiembre de 2007
Camino a Sudáfrica
En los prolegómenos de la eliminatoria mundialista, el menú de la primera fecha ofrece un partido para "alquilar balcones", como decían los viejos comentaristas de radio (¡cuánto los extrañamos!). No es común que un partido inaugural, en un campeonato tan largo (dura 2 años), ponga los pelos de punta a los aficionados.
Lo cierto es que el Argentina-Chile, en River, contiene elementos de partido imperdible. A saber: el debut de Marcelo Bielsa dirigiendo la roja tras 3 años de ausencia, la irregularidad del equipo albiceleste que ya consumó la primera gran frustación en Venezuela 2007 y, como si fuera poco, las contradicciones que envuelven a los hinchas en torno al legado dejado por el entrenador rosarino. Para algunos, será una buena ocasión de venganza luego del papelón de Corea-Japón 2002. Otros, en cambio, rendirán tributo al hombre que devolvió algo de gloria al fútbol argentino con la medalla dorada en Atenas 2004. Y las razones de estos últimos sobran, por caso, nunca Argentina obtuvo la presea de oro en un juego olímpico, el equipo jugó realmente bien (con Tévez deslumbrante) y hay que remontarse a la Copa América de Ecuador, en 1993, para registrar otro lauro argentino.
Justamente, la selección de Basile despierta polémicas en el ambiente futbolero. ¿Jugará Riquelme?, ¿seguirá Abondanzieri en el arco?, ¿Cederá el Coco, finalmente, a la arremetida mediática por colocar a Palermo como torre de área?. Preguntas, al cabo, imposibles de saldarlas en el corto plazo. Del lado chileno, las cosas parecen más claras. Luego de la victoria 2-0 ante Austria, una encuesta de la Asociación Nacional del Fútbol Profesional (ANFP) arroja resultados reveladores. Ante la pregunta sobre el rendimiento de la "roja" en el último amistoso, los hinchas trasandinos destilan optimismo. El detalle de la muestra es el siguiente:
-La actuación de Chile en Austria fue:
Esperanzadora (45%)
Mejor de lo previsto (25.3%)
Excelente (17%9)
Es decir, casi el 88% de los chilenos están fascinados por el proceso iniciado por Bielsa. El interrogante, entonces, es qué entrada sacarán los argentinos: ¿local o visitante?
Lo cierto es que el Argentina-Chile, en River, contiene elementos de partido imperdible. A saber: el debut de Marcelo Bielsa dirigiendo la roja tras 3 años de ausencia, la irregularidad del equipo albiceleste que ya consumó la primera gran frustación en Venezuela 2007 y, como si fuera poco, las contradicciones que envuelven a los hinchas en torno al legado dejado por el entrenador rosarino. Para algunos, será una buena ocasión de venganza luego del papelón de Corea-Japón 2002. Otros, en cambio, rendirán tributo al hombre que devolvió algo de gloria al fútbol argentino con la medalla dorada en Atenas 2004. Y las razones de estos últimos sobran, por caso, nunca Argentina obtuvo la presea de oro en un juego olímpico, el equipo jugó realmente bien (con Tévez deslumbrante) y hay que remontarse a la Copa América de Ecuador, en 1993, para registrar otro lauro argentino.
Justamente, la selección de Basile despierta polémicas en el ambiente futbolero. ¿Jugará Riquelme?, ¿seguirá Abondanzieri en el arco?, ¿Cederá el Coco, finalmente, a la arremetida mediática por colocar a Palermo como torre de área?. Preguntas, al cabo, imposibles de saldarlas en el corto plazo. Del lado chileno, las cosas parecen más claras. Luego de la victoria 2-0 ante Austria, una encuesta de la Asociación Nacional del Fútbol Profesional (ANFP) arroja resultados reveladores. Ante la pregunta sobre el rendimiento de la "roja" en el último amistoso, los hinchas trasandinos destilan optimismo. El detalle de la muestra es el siguiente:
-La actuación de Chile en Austria fue:
Esperanzadora (45%)
Mejor de lo previsto (25.3%)
Excelente (17%9)
Es decir, casi el 88% de los chilenos están fascinados por el proceso iniciado por Bielsa. El interrogante, entonces, es qué entrada sacarán los argentinos: ¿local o visitante?
jueves, 20 de septiembre de 2007
El dilema de los técnicos
Esta semana, en ese buen ciclo llamado Frases hechas (TyC Sports), el veterano comentarista Enrique Macaya Márquez aremetió contra los entrenadores devenidos periodistas. A juzgar por quien escribe, la opinión más audaz del hombre de los 8 mundiales y dos décadas en Fútbol de primera. "Si tanto saben, por qué no están dirigiendo?, espetó, con alguna mueca de fastidio.
Ahora bien, haciendo un relevamiento de entrenadores-periodistas, la cuenta arroja solo 3 trabajando en forma estable aunque no menos de 10 esbozando sesudas teorías fuboleras en los medios masivos. Repasando: Héctor Veira, Carlos Bilardo, Roberto Trotta (estables), Carlos Merlo, Gustavo Alfaro, Julio Falcioni, Ricardo Carusso Lombardi (columnistas invitados), Néstor Gorosito (consiguió club), Eduardo Córdoba (ausente por problemas familiares), Patricio Hernández (despedido), y una lista siempre dispuesta a ofrecer sus servicios y transmitir sus experiencias en tevé. Confinados al olvido, parece buen intento probar suerte en otros rubros.
Más urticante, sin embargo, es observar la foja de algunos de ellos. Y no se trata solo de números conseguidos. Algo ocurrió en el fútbol, y en este país, para cobijar a personajes difíciles de digerir. Más: ganaron prestigio y sobre todo consenso entre los aficionados.
"Una de dos: o están en la televisión, o están al borde de la cancha", añadió EMM.
Afortunadamente, César Menotti, Marcelo Bielsa, Ramón Cabrero, Gerardo Martino, José Pekerman y Osvaldo Ardiles, por citar algunos nombres, siguen intentando. Pero en la cancha, como debe ser.
Ahora bien, haciendo un relevamiento de entrenadores-periodistas, la cuenta arroja solo 3 trabajando en forma estable aunque no menos de 10 esbozando sesudas teorías fuboleras en los medios masivos. Repasando: Héctor Veira, Carlos Bilardo, Roberto Trotta (estables), Carlos Merlo, Gustavo Alfaro, Julio Falcioni, Ricardo Carusso Lombardi (columnistas invitados), Néstor Gorosito (consiguió club), Eduardo Córdoba (ausente por problemas familiares), Patricio Hernández (despedido), y una lista siempre dispuesta a ofrecer sus servicios y transmitir sus experiencias en tevé. Confinados al olvido, parece buen intento probar suerte en otros rubros.
Más urticante, sin embargo, es observar la foja de algunos de ellos. Y no se trata solo de números conseguidos. Algo ocurrió en el fútbol, y en este país, para cobijar a personajes difíciles de digerir. Más: ganaron prestigio y sobre todo consenso entre los aficionados.
"Una de dos: o están en la televisión, o están al borde de la cancha", añadió EMM.
Afortunadamente, César Menotti, Marcelo Bielsa, Ramón Cabrero, Gerardo Martino, José Pekerman y Osvaldo Ardiles, por citar algunos nombres, siguen intentando. Pero en la cancha, como debe ser.
lunes, 17 de septiembre de 2007
Sin margen de error
Revisando las formaciones de poderosos Boca y River, cobra trascendencia reponer cuan impiadosas son las reglas del éxito en este país. Y que engañosos suelen ser los discursos dirigenciales a la hora de formar juveniles, apuntalar a los pibes y bla bla bla.
Veamos el caso de Boca. Del once titular presentado en la novena del clausura, apenas dos surgieron en las inferiores xeneizes, Sebastián Battaglia y Pablo Ledesma (Jonathan Maidana no cuenta ya que proviene de Los Andes), configurando una auténtica estafa para quienes compraron la promesa de Maurizio Macri hacia fines del 95. Hurgando en el archivo: "9 de los 11 titulares serán patrimonio de Boca". Marginado Neri Cardozo, relegado Mauro Boselli y condenado el pibe Urribari, conviene revisar los discursos de campaña de cara al comicio que se avecina.
El caso de River es aún peor. Tras la cruel decisión de apartar al ya difunto Delem, nada bueno ocurrió durante la gestión de J.Rossi y -aunque le resta crédito- de Gabriel Rodríguez. En la contienda ante Lanús, por caso, solo Augusto Fernández dio la talla como producto genuino. Oscar Ahumada y Ariel Ortega, nacidos en River, están más para el seleccionado seniors que tan buenos resultados viene dando por nuñez. Por otro lado, River y unos cuantos otros del fútbol local ven en cada aparición juvenil montones de euros antes que proyectos de crack. Peor: los mandan al matadero sin el tiempo de cocción suficiente.
En suma, la situación no tendrá salida si las urgencias y los negocios prevalecen sobre el indispensable rol formativo de las instituciones. Y, se sabe, un club sin lugar para su semillero es apenas una cáscara vacía.
Veamos el caso de Boca. Del once titular presentado en la novena del clausura, apenas dos surgieron en las inferiores xeneizes, Sebastián Battaglia y Pablo Ledesma (Jonathan Maidana no cuenta ya que proviene de Los Andes), configurando una auténtica estafa para quienes compraron la promesa de Maurizio Macri hacia fines del 95. Hurgando en el archivo: "9 de los 11 titulares serán patrimonio de Boca". Marginado Neri Cardozo, relegado Mauro Boselli y condenado el pibe Urribari, conviene revisar los discursos de campaña de cara al comicio que se avecina.
El caso de River es aún peor. Tras la cruel decisión de apartar al ya difunto Delem, nada bueno ocurrió durante la gestión de J.Rossi y -aunque le resta crédito- de Gabriel Rodríguez. En la contienda ante Lanús, por caso, solo Augusto Fernández dio la talla como producto genuino. Oscar Ahumada y Ariel Ortega, nacidos en River, están más para el seleccionado seniors que tan buenos resultados viene dando por nuñez. Por otro lado, River y unos cuantos otros del fútbol local ven en cada aparición juvenil montones de euros antes que proyectos de crack. Peor: los mandan al matadero sin el tiempo de cocción suficiente.
En suma, la situación no tendrá salida si las urgencias y los negocios prevalecen sobre el indispensable rol formativo de las instituciones. Y, se sabe, un club sin lugar para su semillero es apenas una cáscara vacía.
jueves, 13 de septiembre de 2007
De visitante cuesta más
Inmersos en la vorágine deportiva (buena dósis de fútbol, abundante rugby y compromisos al dente como los de Carlos Berloq en tenis y el púgil Omar Nárvaez), conviene detener el ojo y pispear algunas rarezas entregadas por este apasionante Cablevisión 07.
Por ejemplo, consumadas las primeras 8 fechas, los números indican un llamativo poderío local en comparación con el Clausura que ganó el club sponsoreado por la multinacional Walt Mart. En aquél certámen, vale consignar, 38 juegos fueron del dueño de casa mientras que en éste -disputadas idéntica cantidad de jornadas- la cifra se estiró a 44. Si bien los datos imponen una lectura no siempre acorde al devenir de los hechos, es curioso que Boca haya perdido dos partidos a esta altura del certámen -ambos de visitante- y que River, pese a sus avatares institucionales, siga zapatero cuando le toca salir de nuñez (suma dos derrotas y dos empates)
Una pastilla más: Vélez, dirigido por el cuestionado La Volpe, recolectó todos sus puntos en liniers (15) y ahora deberá revalidar no solo sus aspiraciones de campeonato sino la confianza en su deté jugando en dicha condición y ante rivales necesitados: Racing y San Martín de San Juan. ¿Serán coletazos de la reducción de hinchas visitantes?
Por ejemplo, consumadas las primeras 8 fechas, los números indican un llamativo poderío local en comparación con el Clausura que ganó el club sponsoreado por la multinacional Walt Mart. En aquél certámen, vale consignar, 38 juegos fueron del dueño de casa mientras que en éste -disputadas idéntica cantidad de jornadas- la cifra se estiró a 44. Si bien los datos imponen una lectura no siempre acorde al devenir de los hechos, es curioso que Boca haya perdido dos partidos a esta altura del certámen -ambos de visitante- y que River, pese a sus avatares institucionales, siga zapatero cuando le toca salir de nuñez (suma dos derrotas y dos empates)
Una pastilla más: Vélez, dirigido por el cuestionado La Volpe, recolectó todos sus puntos en liniers (15) y ahora deberá revalidar no solo sus aspiraciones de campeonato sino la confianza en su deté jugando en dicha condición y ante rivales necesitados: Racing y San Martín de San Juan. ¿Serán coletazos de la reducción de hinchas visitantes?
martes, 11 de septiembre de 2007
La Barra
Transcribimos un artículo periodístico de Roberto Arlt, recopilado por el escritor y poeta Roberto Santoro -desaparecido por la última dictadura militar- en su antología Literatura de la Pelota. Escrito en 1960, actualiza un debate que concierne a futboleros apasionados.
La Barra (*)
Tan necesario es que los hinchas de un mismo sujeto se asocien para defenderse de las pateaduras de otros hinchas, que dicha necesidad originó las que llamamos las barras de hinchas, y que son como escuadrones rufianosos, brigadas bandoleras, quintos malandrinos, barras que como expediciones punitivas siembran el terror en los stadiums, con la artillería de sus botellas y las incesantes bombas de sus naranjazos. Estas barras son las que se encargan de incendiar los bancos de las populares, estas mismas barras son las que invaden la cancha para darle el "pesto" a los contrarios, y en determinados barrios han llegado a constituir una maffia, algo así como una camorra, con sus instituciones, sus broncas a mano armada y las "cascarillas" monumentales que le dan nombre, prestigio y honra.
(*) Extracto del libro Nuevas aguafuertes porteñas
La Barra (*)
Tan necesario es que los hinchas de un mismo sujeto se asocien para defenderse de las pateaduras de otros hinchas, que dicha necesidad originó las que llamamos las barras de hinchas, y que son como escuadrones rufianosos, brigadas bandoleras, quintos malandrinos, barras que como expediciones punitivas siembran el terror en los stadiums, con la artillería de sus botellas y las incesantes bombas de sus naranjazos. Estas barras son las que se encargan de incendiar los bancos de las populares, estas mismas barras son las que invaden la cancha para darle el "pesto" a los contrarios, y en determinados barrios han llegado a constituir una maffia, algo así como una camorra, con sus instituciones, sus broncas a mano armada y las "cascarillas" monumentales que le dan nombre, prestigio y honra.
(*) Extracto del libro Nuevas aguafuertes porteñas
domingo, 9 de septiembre de 2007
"Más hablado que jugado"
Recomendamos entrevista realizada al escritor e historiador Eduardo Sacheri, autor de Esperandolo a Tito, Te conozco Mendizábal, Lo raro empezó después y la novela La pregunta de sus ojos. Valiosa.
fuente: Diario deportivo Olé
EDUARDO SACHERI
"La Historia argentina está en deuda con el fútbol" Uno de los escritores más reconocidos de la literatura futbolera analiza el vacío del juego más amado en la mirada social de los historiadores. Impiadoso, compara la caída de la clase media con el fútbol de hoy, y alerta su saturación. Para pensar.
IGNACIO FUSCO
El espejo que está a su izquierda apenas cumple con su destino: lo multiplica. Se acelera Eduardo Sacheri mientras habla, cada vez más, y él también multiplica con su proclama, sus gestos repetidos en la pared de vidrio. Doce años pasaron desde que Eduardo Galeano escribió que "la historia oficial ignora al fútbol", que "los textos de historia contemporánea no lo mencionan, ni de paso, en países donde el fútbol ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva", lo mismo que ahora el otro Eduardo repite, multiplica, ante la mesa de un bar. Aplaudido escritor de Esperándolo a Tito, acaso el ícono vivo más fuerte de la literatura futbolera, el también profesor de Historia realza lo dicho: "La Historia argentina tiene una deuda con el fútbol. Faltan ensayos, muchos trabajos que lleguen masivamente al público: el movimiento obrero, las asociaciones de barrios, el impacto inmigratorio, entre otros, y, obvio, el fútbol, su influencia en la sociedad. Y en eso, fijate, yo le veo una conexión con la literatura".—¿Por?—Porque los cuentos de fútbol tardaron mucho en imponerse, y tal vez con el fútbol como elemento de estudio social pase lo mismo. Este fútbol, el de hoy, ha revisitado el mismo camino de la clase media trabajadora que tuvo el país. Los ricos allá, ganando, mientras los pobres sólo miran. River, Boca y el resto. Mirá el reparto de la televisión. Y te hablo como hincha de Independiente, o sea: desde la clase media empobrecida. ¿Te imaginás, hoy, a Estudiantes tres veces campeón de la Libertadores? El mundo de privilegiados y excluidos también llegó al fútbol. ¿Ferro, Quilmes y Argentinos campeones en menos de diez años? Los multimedios tendrían que pegarse un tiro en las bolas.—¿Por qué, entonces, la pasión igual aumenta?—Porque este país perdió muchísimos signos de identidad. En la época de mi viejo había un montón de palenques a los cuales atarte: la identidad política era muy fuerte, los laburos te duraban décadas, hasta el colectivo que te tomabas era siempre el mismo. Los barrios se emparentaban con una fábrica, también, o la familia, que era más consistente. A un pibe de hoy ¿qué le queda de eso? Nada. Entonces se aferra a un color. A la camiseta.—¿No es demasiado?—No es lo único, pero es así. Hace poco, un chico me dijo en una conferencia: "Mirá, loco, yo me llevé toda la vida para el orto con mi viejo, toda la vida. Lo único que nos unió, posta, fue San Lorenzo". Por algo te decía que el vacío del fútbol en la mirada de la historia es relevante. Aunque desde ahí, bueno, se haya hecho del fútbol lo que es hoy: un juego más hablado que jugado. —¿Sobredimensionado?—El fútbol es tan, tan central, que hasta el poder se puede construir desde este show, cuando antes era al revés. En 1904, Julio Roca fue el primer presidente que estuvo en una cancha (NdeR: el 26/6, Southampton goleó 3-0 a Alumni en el actual Campo Argentino de Polo), pero su poder lo había construído fuera del fútbol, y ahora se invirtió. Macri es el mejor ejemplo. Y hasta habrá otros a los que no les salió la apuesta. —La anhelada salvación.—La sobredimensión, ¿no? Bueno, ¿por qué hace 30 años no existía un diario deportivo, si Argentina siempre fue un país futbolero? Un ejemplo: yo soy hincha de Independiente, y el día que perdimos contra Boca estaba volviendo a casa y quería escuchar un noticiero. Todas las radios, ¡todas!, hablaban de fútbol. No había escapatoria, en serio. Ya es como un cuento, una ficción, nos guionan lo que hay que ver: a Passarella con cara de mufa en lugar del siete que está por patear. O la otra: mirar tipos que miran el partido. Pensalo. Es patético.—Repito: mucha racionalidad pero igual apasiona más. ¿Por qué?—Porque un tipo que vale 20 millones todavía puede errarse un gol abajo del arco. Y porque ese tipo también sos vos, que fuiste a comer un asado, dijiste "vamos a patear un rato", tranquilo, y a los dos segundos te estás cagando a patadas con tus amigos.
fuente: Diario deportivo Olé
EDUARDO SACHERI
"La Historia argentina está en deuda con el fútbol" Uno de los escritores más reconocidos de la literatura futbolera analiza el vacío del juego más amado en la mirada social de los historiadores. Impiadoso, compara la caída de la clase media con el fútbol de hoy, y alerta su saturación. Para pensar.
IGNACIO FUSCO
El espejo que está a su izquierda apenas cumple con su destino: lo multiplica. Se acelera Eduardo Sacheri mientras habla, cada vez más, y él también multiplica con su proclama, sus gestos repetidos en la pared de vidrio. Doce años pasaron desde que Eduardo Galeano escribió que "la historia oficial ignora al fútbol", que "los textos de historia contemporánea no lo mencionan, ni de paso, en países donde el fútbol ha sido y sigue siendo un signo primordial de identidad colectiva", lo mismo que ahora el otro Eduardo repite, multiplica, ante la mesa de un bar. Aplaudido escritor de Esperándolo a Tito, acaso el ícono vivo más fuerte de la literatura futbolera, el también profesor de Historia realza lo dicho: "La Historia argentina tiene una deuda con el fútbol. Faltan ensayos, muchos trabajos que lleguen masivamente al público: el movimiento obrero, las asociaciones de barrios, el impacto inmigratorio, entre otros, y, obvio, el fútbol, su influencia en la sociedad. Y en eso, fijate, yo le veo una conexión con la literatura".—¿Por?—Porque los cuentos de fútbol tardaron mucho en imponerse, y tal vez con el fútbol como elemento de estudio social pase lo mismo. Este fútbol, el de hoy, ha revisitado el mismo camino de la clase media trabajadora que tuvo el país. Los ricos allá, ganando, mientras los pobres sólo miran. River, Boca y el resto. Mirá el reparto de la televisión. Y te hablo como hincha de Independiente, o sea: desde la clase media empobrecida. ¿Te imaginás, hoy, a Estudiantes tres veces campeón de la Libertadores? El mundo de privilegiados y excluidos también llegó al fútbol. ¿Ferro, Quilmes y Argentinos campeones en menos de diez años? Los multimedios tendrían que pegarse un tiro en las bolas.—¿Por qué, entonces, la pasión igual aumenta?—Porque este país perdió muchísimos signos de identidad. En la época de mi viejo había un montón de palenques a los cuales atarte: la identidad política era muy fuerte, los laburos te duraban décadas, hasta el colectivo que te tomabas era siempre el mismo. Los barrios se emparentaban con una fábrica, también, o la familia, que era más consistente. A un pibe de hoy ¿qué le queda de eso? Nada. Entonces se aferra a un color. A la camiseta.—¿No es demasiado?—No es lo único, pero es así. Hace poco, un chico me dijo en una conferencia: "Mirá, loco, yo me llevé toda la vida para el orto con mi viejo, toda la vida. Lo único que nos unió, posta, fue San Lorenzo". Por algo te decía que el vacío del fútbol en la mirada de la historia es relevante. Aunque desde ahí, bueno, se haya hecho del fútbol lo que es hoy: un juego más hablado que jugado. —¿Sobredimensionado?—El fútbol es tan, tan central, que hasta el poder se puede construir desde este show, cuando antes era al revés. En 1904, Julio Roca fue el primer presidente que estuvo en una cancha (NdeR: el 26/6, Southampton goleó 3-0 a Alumni en el actual Campo Argentino de Polo), pero su poder lo había construído fuera del fútbol, y ahora se invirtió. Macri es el mejor ejemplo. Y hasta habrá otros a los que no les salió la apuesta. —La anhelada salvación.—La sobredimensión, ¿no? Bueno, ¿por qué hace 30 años no existía un diario deportivo, si Argentina siempre fue un país futbolero? Un ejemplo: yo soy hincha de Independiente, y el día que perdimos contra Boca estaba volviendo a casa y quería escuchar un noticiero. Todas las radios, ¡todas!, hablaban de fútbol. No había escapatoria, en serio. Ya es como un cuento, una ficción, nos guionan lo que hay que ver: a Passarella con cara de mufa en lugar del siete que está por patear. O la otra: mirar tipos que miran el partido. Pensalo. Es patético.—Repito: mucha racionalidad pero igual apasiona más. ¿Por qué?—Porque un tipo que vale 20 millones todavía puede errarse un gol abajo del arco. Y porque ese tipo también sos vos, que fuiste a comer un asado, dijiste "vamos a patear un rato", tranquilo, y a los dos segundos te estás cagando a patadas con tus amigos.
sábado, 8 de septiembre de 2007
No escamotear la historia
¿Para qué volver sobre el pasado?, el enunciado en boga de estos tiempos. En el fútbol, gran parte de sus protagonistas repiten la muletilla: "los antecedentes no importan". Será por el exitismo que corroe al fútbol argentino o, quizás, por sólidos mecanismos de negación impuestos desde la pantalla chica. Allí, claro, un cúmulo de programas a toda hora designan, imponen, "reflejan" cómo es un hincha. Más: cómo debiera ser.
Dos ejemplos aportan pruebas contundentes de la eficacia mediática. Por la séptima del clausura, ayer, Tigre sacó chapa en Jujuy venciendo al lobo. Hecho que lo catapultó a la punta del campeonato tras lidiar, durante décadas, contra las complejidades del ascenso nacional. Y no faltaron quejas de la parcialidad jujeña por el rendimiento de su equipo teniendo en cuenta la estatura del adversario. "Hay que ganarles a estos muertos de la b", tronó contundente desde las gradas locales.
Ahora bien: revisando estadísticas, puede desgranarse algunos datos para iluminar mejor la cuestión. Gimnasia de Jujuy nació en 1931, computa 8 presentaciones en los campeonatos nacionales y desde 1992 alterna en la primera categoría. En tanto, el Matador de Victoria es de 1902 y con la llegada el profesionalismo en 1931, fue uno de los 18 clubes fundadores de la Liga Argentina de Fútbol. Permaneció en Primera hasta su primer descenso en 1942 sumando un total (hasta el momento) de 24 años en la máxima categoría. Sin contar, por otra parte, el desfile de cracks que vistieron la azul y roja. Por caso: Bernabé Ferreyra, Miguel Armando Rugilo o Ernesto Cucchiaroni.
También ayer ocurrió un hecho semejante en el match que Banfield le ganó a Rosario Central (3-2) tras ir 0-2 en el score. Desde la parcialidad del sur, todavía con el resultado adverso, bajó un clásico de estos tiempos televisivos: "jugadores la concha de su madre/a ver si ponen huevo/que no juegan con nadie". Para que la muchachada del taladro tome nota: prescindiendo del historial entre ambos (32 victorias canallas contra 20 de Banfield), ese rival invisible no solo está en entre los primeros 10 del fútbol nuestro sino que suma 4 títulos, 1 Copa Conmebol (1995) y una estela de figuras proyectadas al exterior. ¿Banfield? Cuartos de final en la Libertadores 05, un par de títulos de ascenso y algunos nombres históricos: el empresario Florencio Solá y el ex Pte. de AFA, Valentín Suárez. Las cosas como son.
Dos ejemplos aportan pruebas contundentes de la eficacia mediática. Por la séptima del clausura, ayer, Tigre sacó chapa en Jujuy venciendo al lobo. Hecho que lo catapultó a la punta del campeonato tras lidiar, durante décadas, contra las complejidades del ascenso nacional. Y no faltaron quejas de la parcialidad jujeña por el rendimiento de su equipo teniendo en cuenta la estatura del adversario. "Hay que ganarles a estos muertos de la b", tronó contundente desde las gradas locales.
Ahora bien: revisando estadísticas, puede desgranarse algunos datos para iluminar mejor la cuestión. Gimnasia de Jujuy nació en 1931, computa 8 presentaciones en los campeonatos nacionales y desde 1992 alterna en la primera categoría. En tanto, el Matador de Victoria es de 1902 y con la llegada el profesionalismo en 1931, fue uno de los 18 clubes fundadores de la Liga Argentina de Fútbol. Permaneció en Primera hasta su primer descenso en 1942 sumando un total (hasta el momento) de 24 años en la máxima categoría. Sin contar, por otra parte, el desfile de cracks que vistieron la azul y roja. Por caso: Bernabé Ferreyra, Miguel Armando Rugilo o Ernesto Cucchiaroni.
También ayer ocurrió un hecho semejante en el match que Banfield le ganó a Rosario Central (3-2) tras ir 0-2 en el score. Desde la parcialidad del sur, todavía con el resultado adverso, bajó un clásico de estos tiempos televisivos: "jugadores la concha de su madre/a ver si ponen huevo/que no juegan con nadie". Para que la muchachada del taladro tome nota: prescindiendo del historial entre ambos (32 victorias canallas contra 20 de Banfield), ese rival invisible no solo está en entre los primeros 10 del fútbol nuestro sino que suma 4 títulos, 1 Copa Conmebol (1995) y una estela de figuras proyectadas al exterior. ¿Banfield? Cuartos de final en la Libertadores 05, un par de títulos de ascenso y algunos nombres históricos: el empresario Florencio Solá y el ex Pte. de AFA, Valentín Suárez. Las cosas como son.
jueves, 6 de septiembre de 2007
Hay que sumar de a tres
Promediando este Apertura plagado de sorpresas en el score, malos arbitrajes y visitantes que exceden el 50 por ciento reglamentado por las autoridades, la tabla de posiciones arroja datos singulares sobre la faena cosechada por cada equipo. Por ejemplo, ayer River, tras su victoria ante Ñuls, saltó sin escalas del puesto dieciocho al sexto. Claro que en companía de otros 6 equipos (Ñuls, Argentinos, Banfield, San Martín de San Juan, Huracán y Colón). Otro ejemplo ilustrativo son los de Independiente, Vélez, Lanús y Tigre quienes secundan al encumbrado Boca: todos computan 2 derrotas en 6 juegos. Demasiado para proyectar cosas importantes, no? Sin embargo, están ahí.
En la B metropolitana, que volvío a los tradicionales campeonatos largos, All Boys no penó haber repartido puntos con Estudiantes de Buenos Aires. Y eso que ganaron Atlanta y Deportivo Morón, inmediatos perseguidores del cuadro de floresta.
Números, en definitiva, que refuerzan la mentada paridad de un cértamen donde el empate cotiza en baja. ¿Indicará esto un renovado cambio ofensivo en la propuesta de los detés?
En la B metropolitana, que volvío a los tradicionales campeonatos largos, All Boys no penó haber repartido puntos con Estudiantes de Buenos Aires. Y eso que ganaron Atlanta y Deportivo Morón, inmediatos perseguidores del cuadro de floresta.
Números, en definitiva, que refuerzan la mentada paridad de un cértamen donde el empate cotiza en baja. ¿Indicará esto un renovado cambio ofensivo en la propuesta de los detés?
lunes, 3 de septiembre de 2007
Riquelme, Carrizo y los mamarrachos
Por Walter Vargas
La complejidad del tema impone reponer la obviedad de que las sandías son las sandías y los melones son los melones. ¿Le hace bien al fútbol argentino el regreso de los dos notorios que en realidad jamás se habían ido? Sí señor: le hace muy bien. Muy bien le hace que JP Carrizo ataje y JR Riquelme organice y, si cuadra, ejecute. Hablamos de uno de los arqueros más promisorios surgidos en este segmento del siglo y hablamos, polémicas al margen, de uno de nuestros mejores futbolistas de 1996 para acá. En términos de calidad la ganancia es altísima. Cabe, pues, celebrarla. (De paso: todas las señales sugieren que la dirigencia de Boca consumará una de esas victorias que en el barrio llamábamos "la chancha y las 20"). Ahora, ¿y de los procedimientos qué? ¿No sabe brumoso que en todo este tiempo Carrizo fuera de la Lazio, que al mismo tiempo fuera de River y que en sentido estricto no fuera de ninguno? ¿No huele a hijos y entenados que a Boca se le conceda la prórroga de la prórroga? ¿No era que el 31 de agosto se bajaban los cortinados y a partir de entonces no había derecho al pataleo? ¿Olimpo, Tigre, San Martín de San Juan u otros clubes así de glamorosos hubieran dispuesto de los mismos guiños? Luego, ¿semejante maniobra no mella aún más la seriedad de un fútbol que organizativamente anda por el cuarto subsuelo? Que Germán Herrera ya haya jugado dos veces contra el mismo rival es un mamarracho. Que dentro de un par de meses Santiago Silva vuelva a jugar contra Central es un mamarracho. Que aún haya jugadores que vienen y jugadores que van es un mamarracho. Ojo con confundir flexibilidad con ligereza. Ojo con fomentar el dislate. Ojo con naturalizar el vale todo.
La complejidad del tema impone reponer la obviedad de que las sandías son las sandías y los melones son los melones. ¿Le hace bien al fútbol argentino el regreso de los dos notorios que en realidad jamás se habían ido? Sí señor: le hace muy bien. Muy bien le hace que JP Carrizo ataje y JR Riquelme organice y, si cuadra, ejecute. Hablamos de uno de los arqueros más promisorios surgidos en este segmento del siglo y hablamos, polémicas al margen, de uno de nuestros mejores futbolistas de 1996 para acá. En términos de calidad la ganancia es altísima. Cabe, pues, celebrarla. (De paso: todas las señales sugieren que la dirigencia de Boca consumará una de esas victorias que en el barrio llamábamos "la chancha y las 20"). Ahora, ¿y de los procedimientos qué? ¿No sabe brumoso que en todo este tiempo Carrizo fuera de la Lazio, que al mismo tiempo fuera de River y que en sentido estricto no fuera de ninguno? ¿No huele a hijos y entenados que a Boca se le conceda la prórroga de la prórroga? ¿No era que el 31 de agosto se bajaban los cortinados y a partir de entonces no había derecho al pataleo? ¿Olimpo, Tigre, San Martín de San Juan u otros clubes así de glamorosos hubieran dispuesto de los mismos guiños? Luego, ¿semejante maniobra no mella aún más la seriedad de un fútbol que organizativamente anda por el cuarto subsuelo? Que Germán Herrera ya haya jugado dos veces contra el mismo rival es un mamarracho. Que dentro de un par de meses Santiago Silva vuelva a jugar contra Central es un mamarracho. Que aún haya jugadores que vienen y jugadores que van es un mamarracho. Ojo con confundir flexibilidad con ligereza. Ojo con fomentar el dislate. Ojo con naturalizar el vale todo.
Racing y el miedo a perder
Luego de la dolorosa derrota ante San Lorenzo, Racing llegó herido a este clásico centenario del fútbol argentino. Un poco por los significados de aquella vergonzante caída en Bajo Flores (3-4) -desequilibró el historial en favor del equipo de R.Díaz- y otro tanto por la saga de desprópositos que vienen mancillando el prestigio de la academia. Un ejemplo: los gerentes que deciden por millones. Y millones.
No había otro camino, por tanto, que honrar la camiseta albiceleste. Traducido: si no consumar un gesta con ribetes heoricos, al menos no descender a los últimos eslabones del infierno que, por otra parte, se asocia al rojo del rival. Y algo de ese insoportable miedo a perder, según nos enseña el monopolio televisivo domingo a domingo, hizo mella en el rendimiento de un equipo pobre por culpas ajenas. ¿Se hubiera evitado el empate de Lusenhoff con otros cambios, otras ideas, desde el banco? Mmm. ¿Y con la presencia de Maxi Moralez en el once inicial? Posiblemente.
La sensación final pareció de conformismo luego de un empate justo. Y en esto conviene reafirmar la núcleos vitales que tiene este juego dada su indudable eficacia para modeladar identidades. El alivio de las tribunas racinguistas era señal inequívoca de que los fantasmas del último martes -acaso la jornada más triste del 2001 a esta parte- rondaban peligrosamente el área del debutante Hilario Navarro. Demasiados golpes para una hinchada acostumbrada a remarla.
No había otro camino, por tanto, que honrar la camiseta albiceleste. Traducido: si no consumar un gesta con ribetes heoricos, al menos no descender a los últimos eslabones del infierno que, por otra parte, se asocia al rojo del rival. Y algo de ese insoportable miedo a perder, según nos enseña el monopolio televisivo domingo a domingo, hizo mella en el rendimiento de un equipo pobre por culpas ajenas. ¿Se hubiera evitado el empate de Lusenhoff con otros cambios, otras ideas, desde el banco? Mmm. ¿Y con la presencia de Maxi Moralez en el once inicial? Posiblemente.
La sensación final pareció de conformismo luego de un empate justo. Y en esto conviene reafirmar la núcleos vitales que tiene este juego dada su indudable eficacia para modeladar identidades. El alivio de las tribunas racinguistas era señal inequívoca de que los fantasmas del último martes -acaso la jornada más triste del 2001 a esta parte- rondaban peligrosamente el área del debutante Hilario Navarro. Demasiados golpes para una hinchada acostumbrada a remarla.
sábado, 1 de septiembre de 2007
Ese es el hincha, ese soy yo
Con el pulso acelerado y el corazón caliente, le damos el puntapié inicial a un espacio destinado a reflexionar sobre el fútbol argentino. Sin bravuconadas ni exabruptos, solo con la violencia de la palabra. Las prácticas de los hinchas, sus relatos, el análisis del juego, sus representaciones periodísticas, sus relaciones políticas. En suma: un guiso cuyo único objetivo es promover debates no siempre alentados por los medios del régimen. Esperamos opiniones y lanzamos una pregunta para desandarla colectivamente: La década macrista. ¿Boca es invencible?
Salú y bienvenidos
P.P
Salú y bienvenidos
P.P
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