Maurizio Macri sabe de mecanismos sutiles para conseguir adhesiones copiosas. No casualmente acumuló prestigio -y títulos- desde la entidad más popular de Argentina. No casualmente saltó a la política pese a que lo nego de modo enfático en su campaña a presidente xeneize en 1995.
Recientemente, acaba de consumar otra obra magistral. Membrateada a nombre de Club Atlético Boca Juniors, el hijo de Franco le envío una carta a la AFA manifestando la abstención del club con miras a un nuevo período de Grondona al frente de la AFA. Curioso: este inusitado desagravio ocurre a menos de dos meses de su asunción como Jefe de gobierno porteño y con la imagen del eterno Julio por el piso.
¿Demagogia? ¿Apuesta electoral? ¿Alineamiento con Vélez en sus críticas al jefe?
Más llamativo, en todo caso, resultó el voto positivo de todos los años en que MM presidió a Boca. ¿Habrá obedecido aquello a la búsqueda del paraguas necesario para edificar la etapa más gloriosa en la historia del club con todos los significados que trajo aparejado?
En otro orden, Víctor Hugo Morales, columnista del opositor diario Perfil, reclamó en su última editorial la falta de difusión periodística en torno a la abstención de Macri y dejó entrever, nada nuevo, un pacto de complicidad entre Clarín, Canal 13 y AFA. Sin embargo, TVR (canal 13) despadazó en un informe de 5 a 10' la envergadura de un presunto defensor de JHG, el periodista Horacio Pagani. No todo, a luz de los acontecimientos, parece tan lineal. Caso singular el del uruguayo, al tiempo que denunció "la escasa difusión que tuvo la 'arriesgada' jugada del ex Presidente xeneixe", relativizó su infame campaña en favor del hombre Pro en el 95. Peor: se alistó en un primer momento con ese séquito de periodistas que suelen elogiar miltantemente la plataforma política de Boca. En definitiva, no solo los dirigentes llevan agua para su molino independiemente del signo político de dónde provenga.
Todo ello cuando la lógica comunicacional, que es la lógica política hoy, opera como el principal núcleo de poder en el cual la industria del espectáculo deportivo es el gran evento. Puede leerse el gesto de Macri en esta dirección. Y también el del relator de Continental, hombre que hoy colabora en el diario dirigido por un activo cómplice de la dictadura militar (consultar revista 7 Días).
Más allá del ranking que convierte a los socios de Boca en los primeros excluídos, los intermediarios rusos que negociaron la fantasmagórica venta de Tévez o la perpetuidad de otros lavadores de dinero que no son solo Grondona, no será extraño que la crónica interesada -desenmascarado el enemigo principal- abogue para que hablemos de fútbol. Los payasos mediáticos vienen marchando.
martes, 23 de octubre de 2007
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