No tiene prensa ni jugadores consagrados ni grandes sponsors detrás (bingos, cadenas de supermercados, punteros zonales). Muchísimo menos el marketing necesario para atraer turistas. El proyecto de Lanús transita por políticas de pequeñas acciones, más modestas aunque grandiosas para los tiempos actuales: engrandecer el club desde el aporte colectivo, hacerlo abierto a la comunidad, participativo y familiar. Con una disciplina madre que sostiene a las demás: el fútbol.
No es novedad, entonces, que las buenas administraciones favorezcan la proyección deportiva de los clubes. Y vaya si creció de modo notable Lanús en el último cuarto de siglo. Su estadio, por caso, alberga actualmente 45 mil personas y en nada se asemeja a los rústicos tablones de la cancha vieja. Se consiguió una Copa Conmebol en 1996 y las participaciones en copas internacionales se hicieron frecuentes. Fruto de la solidez económica, además, se remodelaron el resto de las instalaciones así como se apuntalaron las divisiones inferiores. Puro orgullo.
Precisamente, hoy son los pibes dirigidos por Ramón Cabrero quienes alientan un sueno demorado por el sur, ganar el campeonato por primera vez en la historia. Porque el fixture avala. Y Cabrero lo sabe: "Somos conscientes de que nos queda un cronograma accesible", dijo. Sin estridencias ni rebusques dialécticos, claro. Si existe una cualidad que distingue al soprendente Lanús es la humildad cultivada por su entrenador. "Nosotros somos un cuadro chico y no tenemos una localía fuerte como la de Independiente o Boca. Pero estamos ilusionados", confiesa. Razones no le faltan. A falta de 6 partidos, está segundo a solo 1 punto del irregular (Independiente) al cual mereció ganarle en la primera fecha.
Sin embargo, hay algo decididamente más importante que la posición en la tabla. El equipo de Cabrero juega lindo, brinda espectáculo, contagia, nos reconcilia con lo mejor de este deporte: la gambeta, el pase en cortada, el armado de paredes (no casualmente al mejor equipo granate de la historia le decían "los albañiles", allá por los 60), la vocación ofensiva como argumento de cabecera. En suma: el fútbol, el castigado fútbol recibiendo mejores tratos.
Actualmente no muchos juegan lindo en Argentina, consecuencia natural del implacable exitismo. Y no abundan quienes respetan la búsqueda ofensiva a riesgo de perderlo todo. Quizá valga insistir con el concepto, entonces: la propuesta de Lanús podrá ganar o perder, podrá ser más o menos exitosa, pero lo cierto es que vale la pena intentar jugar así. Aunque no se gane.
lunes, 8 de octubre de 2007
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2 comentarios:
Lanus juega muy lindo al fútbol, pero ahora que pelea palmo a palmo arriba dudo que pueda mantener ese juego. Quiero decir, que ante la necesidad de resultados seguramente en algunos cotejos firme el 1-0.
Saludos, muy buen blog (sobre todo la foto de la hinchada del albo)
Como extraño a Mohamed con él, si que jugamos buen fútbol
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