lunes, 29 de diciembre de 2008

Torneos cortos de emoción


Los defensores del sistema de torneos cortos incurren en confusos supuestos. Veamos. A) favorecen -o al menos alientan- a los equipos denominados chicos, y b) se trata de campeonatos pródigos en emoción y competitividad. Respecto al primer ítem, la estadística arroja números curiosos -y elocuentes-: desde la implementación de Aperturas y Clausuras (temporada 90/91), solo 4 clubes "chicos" ganaron la corona (Ñuls (3), Vélez (5), Estudiantes (1) y Lanús (1)) Esto es: 10 campeonatos sobre 36. ¿Cuántos ganaron Boca y River? sumando títulos de ambos, 20. Más llamativo, no obstante, es la emotividad que alegan ciertos voceros que ven peligrar la "atracción permanente" de los certamenes de 19 fechas. ¿Se recuerda, por caso, la temporada 86/87 que consagró a Rosario Central? Para amnésicos: 4 equipos llegaron con chances a la fecha 38. ¿Eran torneos carentes de emoción? ¿Es cierta esta tésis? Baste decir, como súplica por un retorno al campeonato con el cual crecimos, que en aquellos torneos había una estirpe en los ocasionales vencedores y/o los circunstanciales animadores del torneo. Y eso el hincha lo valora. Las referencias abundan. Con un agregado que Julito Grondona, presidente de Arsenal, omitió en su apresurado análisis de estos días: de 1982 a 1989/90 -el último antes del Apertura- salieron campeones Estudiantes (2 veces), Argentinos (2 veces), Ferro (2 veces), el citado Central y Newell's. Es decir, de doce torneos disputados, 8 fueron para los mentados "chicos". Metropolitanos, Nacionales o torneos largos, la ecuación no cambia: allí había una competencia seria, acaso menos sospechada, acaso menos histérica, acaso mejor organizada. Y también, claro, mejor disfrutada. Lo que sí es invariable, y Julito no lo desconoce, es que el nombre del presidente de la entidad rectora del fútbol argentino es el mismo en los períodos aquí reseñados.


martes, 18 de noviembre de 2008

Ecos de batalla

Desafiante y escudado por la múltitud de cámaras, plumas y micrófonos amigos, Carlos Bilardo intentó reavivar una vieja polémica en su primera aparición pública como secretario técnico del seleccionado. "Están muy flu", espetó ante los cronistas, en un mensaje supuestamente dirigido a un sector del periodismo que desde hace décadas no comulga con su ideario futbolero ni sus procederes dentro y fuera del rectángulo.

Una particular observación la del ex entrenador de Estudiantes, Deportivo Cali y la selección de Libia, empecinado en reponer un debate que marcó a fuego al fútbol argentino pero que se vislumbra agotado. Y si no está agotado, persiste como rémora de enriquecedoras discusiones en torno al juego y sus implicancias. Nada más.


Deberá Bilardo, en consecuencia y si es que no lo sabe, revisar opiniones actuales y asomarse al mundo que lo rodea. Pasados los fuegos del 86 y el 90, si de algo puede estar tranquilo es del reaseguro anímico y profesional que le profesan los medios de comunicación a los cuales desafió en la conferencia de prensa. Con múltiples y habilísimas estrategias, cabe reconocer. Por las pantallas desfilan el loco, el divertido, el obsesivo trabajador, el ganador nato, el gran conductor, el sabio profeta, el estudioso obstinado, el indicado para todos los cargos, el revolucionario de un tiempo que lo extraña y exige su retorno. Pues bien, llegó el turno de Bilardo, ahora en su flamante cargo de supervisor. Pero atención: las fructíferas polémicas se apagaron como su ciclo de entrenador del seleccionado y pertenecen a una época sepultada en su propia crónica.

Otro tiempo


El periodista Jorge Búsico, precisamente, opinó con acierto sobre este malentendido en el semanario Miradas al Sur. "El hombre pidió que esta nueva etapa de la selección no fuera algo 'flu', que quería más críticas y palos. Sabe que no será así. Si alguna vez hubo un debate futbolero entre las líneas que supuestamente sostenían Menotti y Bilardo, ese debate ya no existe desde hace un tiempo porque lo ganó ampliamente Bilardo gracias a las loas que recibe de empresarios y periodistas ligados al fútbol. En la televisión, los defensores de Bilardo se esparcen por todos lados: desde el canal Encuentro hasta los programas de chimentos. Y en la radio, de una punta a la otra del dial, salvo con un par de excepciones. Habrá 'flu' -según su diccionario- desde ese lado".


El comentario refuerza la teoría de que nada de lo que dice y hace Bilardo es casual. Consciente de los favores y apoyos que recibe y recibirá, le ofrendó a todos -amigos y enemigos- la prueba de su triunfo en el regreso a la selección. Como si se tratara de una batalla sin vencedores, fingió actualizar la vieja disputa futbolera con un segmento del periodismo. Pero, en realidad, aquella batalla terminó pese a que no se diga. Por eso, tal vez el Narigón y sus serviles operadores hayan disfrutado como pocas veces su triunfo, perdurable triunfo vale decir.


Y en parte lo es: significativas porciones de hinchas-consumidores que avalan el despojo de la AFA, los mandatos de ganar o morir, el negocio televisivo, las ocurrencias de Héctor Veira y aquellos actos criminales como descomponer a un rival o pisarlo, son muestras inapelables de que, literalmente o no, Bilardo y los suyos vienen ganando por robo.


De modo que nada debiera preocupar al ex entrenador excepto la lucha contra el tiempo (su tiempo) y ese minísculo grupo que aún lo combate en los márgenes de la prensa masiva. Cerrada una fase del debate, la del bilardismo-menottismo, en esa delgada línea que media entre lo perdurable y un genuino deseo de cambio, acaso se abra una zona para la continuidad del litigio. Con otras características, otros lenguajes y, ojalá, otras consecuencias.

viernes, 7 de noviembre de 2008

El laberinto millonario


La renuncia de Diego Simeone como entrenador entrenador millonario moviliza sentimientos de distinto tipo: tristeza, hidalguía, lástima, rabia, desconcierto, resignación. Pasó lo esperable aunque la noticia sorprende a muchos. Un año intenso el del Cholo, un año plagado de deshonras, fugas, vacíos, heridas, fisuras, congojas, errores múltiples. También un año donde River volvió a salir campeón luego de cuatro tormentosos años, racha que amaga con perpetuarse con y sin Simeone, con y sin Ortega, con y sin Kaka, Cristiano Ronaldo o Javier Mascherano.

Es grave el problema de River, ciertamente. Entrenadores o jugadores con alguna reputación sucumben a los traumas de un club convertido en una cascara vacía y apartado de cualquier épica, redención o venganza deportiva. Arrastrados por la derrota, perdidos en el laberinto, no se salva absolutamente nadie: ni los viejos ídolos ni los arribados con chapa (que juegan bastante menos que Zapata) ni los pocos pibes del semillero ni los hinchas ("silencio atroz", una maldad futbolera de un jugador nacido en el club).

Esa es la norma establecida y no podría ser de otro modo si se atiende el mensaje dirigencial. Una vez más y pidiendo disculpas a los lectores:"Aunque a nadie le importe, River tiene su instituto educativo, aquí se practican decenas de disciplinas y las filiales crecen en el interior, pero bueno, parece que hay que ganar porque sino se viene el fin del mundo".

Ocurre Aguilar -imaginando un diálogo en primera persona-, que si se no se gana en fútbol lo demás redunda en beneficencia, dádiva hueca, orgullos más localizables y menos expandidos, trabajo para las propias conciencias. Una mentalidad chiquita y mediocre en un club gigante, un club que cuenta con miles de hinchas en todo el país. En consecuencia, quien asuma en reemplazo del Cholo padecerá el mismo escarnio, ese mensaje que daña e invalida disfrutar de una institución que fue bandera y que marcó el punto más alto del fútbol bien jugado en Argentina junto al Huracán campeón del 73.

Hoy la historia, lamentablemente y como quiso esta dirigencia, olvida sus glorias. Más: las combate. No hay orgullos, no hay épicas, no hay razones para enfrentar el mundo y afirmarse en los primeros colores y, lo peor, no hay deseo. River es un club que no desea y tal vez en ese vacío existencial radica la renuncia de Simeone. Su mano enyesada, el grito enfurecido, el discurso sensato apelando al intento por superar adversidades ofrece una lectura: ese hombre que gesticulaba y buscaba una clave entre tanto espanto, estaba vivo. Demasiado vivo.

En lo sucesivo, cabe esperar idénticas situaciones a las del presente: hinchas apesadumbrados, ídolos en retirada, técnicos incendiados. La crónica de siempre. Debe haber pocas cosas que avergüencen tanto.



lunes, 3 de noviembre de 2008

Central y River: apuntes de fondo


Los dos perdieron el clásico por la mínima, naufragan en los últimos puestos de la tabla, presentan incorregibles dirigencias y contemplan, impotentes, la dicha ajena. Y no cualquier dicha, la enemiga. Sin embargo, Rosario Central y River exhiben otros puntos en común, a veces omitidos en el fárrago diario: ambos movilizan multitudes y simbolizan una historia, un tiempo futbolero olvidado, una mística envolvente, un sueño colectivo de muchos y defendido por muchos. Porque no es del todo cierto aquello de que grande se nace, la grandeza también responde a una trayectoria y a una identidad. Una construcción. Y a canallas y millonarios los distinguió -los distingue- ciertos atributos: canteras abundantes, espectacularidad tribunera, el fin de un juego inequívocamente suyo. "Jugar a lo River", "ganar a lo Central".

La actualidad devuelve grisura crónica, patetismos de toda especie, sinsentidos de una época que los trasciende, los domina, los agobia y los confina a un prudente silencio. Cuerpos indolentes en el cual conviven el castigo deportivo y lo grotesco amplificado en cada repetición del colapso. Anunciado, groseramente lógico.

Los dos están ahí, solitos en el fondo, propensos a nuevos tormentos futboleros. Retazos de una historia que deambula en otras camisetas y otras siluetas. Pero que se resiste a extinguirse, como una pasión maldita entre tantos malditos.

jueves, 23 de octubre de 2008

Soles y nubarrones


Como lo fue Maradona para Bilardo en 1986 o Abelairas a Simeone en el Clausura 2008, el retorno de Pablo Solchaga al equipo blanco puede torcer la historia del acalambrado andar de All Boys en la B Nacional (8 puntos sobre 33). Una vuelta esperada desde el 29 de marzo, día que se rompió los ligamentos cruzados ante el Armenio de N.Nakis. Confirmado el regreso del "Rey Sol" al once titular, los números de su legajo justifican el entusiasmo generado entre los hinchas: un total 127 goles, de los cuales 90 los hizo en el albo (2001-2003 / 2004-2006 / 2007-2008) constituyen una prueba inapelable de lo que significa All Boys para Solchaga (y viceversa).

Sin embargo, conviene ser cautos frente a otras novedades en la plantilla. Curiosamente, el club incorporó al volante Patricio González (ex Arsenal) y está por sumar a Mariano Campodónico, centrodelantero que viene de ser campeón con San Martín de Tucumán. Una primera lectura indica que la dirigencia interpretó muy bien el momento deportivo del blanco y negro : lesiones, poco recambio e inexperiencia dinamitaron en solo 11 fechas la esperanza de una estadía próspera y confortable en la segunda categoría.

Las dudas, en todo caso, descansan en la zona de ataque, principal déficit del equipo en la divisional (9 goles). De movida, cabe interrogarse si estos re-refuerzos suplen la ausencia de un socio, un aliado confiable, una variante, al "Chino" Zárate. Desconectado el diez, lesionado Scamporrino hasta 2009, las chances se reducen al irregular Javier Umbides o a un adelantamiento posicional de Sánchez o del arribado González. Nota: las proyecciones del rosarino Vella no son las de Grana y Vieytes no logra ensamblar ni con sus compañeros ni con él mismo. Pocas alternativas, en suma, pensando en que 8 de 11 partidos All Boys empezó en desventaja.

El otro dilema responde a la colección de centrodelanteros que alista el plantel. Solchaga, Pavone, Bartelt -quien, de todos modos, se mueve por todo el frente de ataque-, Gigliotti y eventualmente Campodónico, instalan la tentadora opción de juntar a dos atacantes "por adentro", como dice la jerga futbolera. Algo que puede intimidar a rivales pero conlleva riesgos. ¿Cuáles? Centros y más centros, la postergación de Agustín Torassa y el ensimismamiento inútil de los nueves.

Con todo, suena sensato no anticiparse a posibles adversidades ni ahondar en el esceptiscismo. Este plantel dio sobradas muestras de acallar señalamientos. Solchaga puede dar fe.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Del hall al cabaret (o viceversa)


La guardia periodística apostada en la Boca no debe confundir a plantel y dirigentes de los restantes cuatro grandes ni a representantes de otras divisas. Así como la pelota no descansa, lo mismo cabe para las cámaras. Las cámaras y show del fútbol son actores protagónicos de la saga.

El tema es viejo y recurrente pero alarmante en sus novedosos capítulos de solo reparar en que una disputa entre dos jugadores -no casualmente enfrentados a través de los medios-, sumada a la conducta de un arquero en crisis, condicionan el humor de un segmento del público.

Un botón de muestra sin pretensiones científicas: quien simpatiza con un club, en buena medida no se aflige solamente por una transitoria derrota sino por la narración periodística de ahí en adelante capaz de admitir comentaristas evaluando el destino de entrenadores cuestionados, agentes de prensa partidarios editorializando agresivamente sobre sus rivales, transmisiones en cadena con el rostro de los perdedores. Circo variado en sus contenidos, gozoso y con múltiples resonancias.

Hoy le toca a Boca ser centro de los flashes, aunque nadie sale indemne de acuerdo con una lógica de época en la cual veinticuatro horas de programación tampoco bastan para emitir nuevas crónicas sobre la nada. Notas de un vacío cultural que interpela a una porción de las audiencias en dos sentidos: cuando ceden sus propias opiniones al cronista de turno y cuando olvidan cuál es el libreto que recita el monopolio desde hace dos décadas.

Existen, pese a ello, acciones imperceptiblemente emancipatorias. Por ejemplo, saber que entre el hall y el cabaret, hoy tan habituales, hay una escala que vale la pena. Y allí también hay fútbol.

lunes, 29 de septiembre de 2008

El duelo


Por historia, juego e intereses económicos, San Lorenzo y Boca prometen un duelo cerrado y áspero pensando en la definición del apertura. El premio en danza, billetes aparte, es doble o triple de acuerdo a quiénes evalúan. Para el xeneize, implicaría abortar una racha de dos años (4 campeonatos cortos) sin títulos locales y el consecuente relanzamiento de Carlos Ischia, el entrenador más comprometido con el proyecto juvenil-mediático impulsado por la dirigencia. De la vereda opuesta, la undécima estrella renovaría ilusiones en Boedo y barrios afines e involucra a hinchas -que celebrarán acercarse a Independiente en la tabla general de títulos-, Miguel Russo y cuerpo técnico, oportunamente cesanteados por el rival en cuestión, y el mentado grupo inversor, expectante de consagrar sus aportes en el publicitado crecimiento institucional.


Sin embargo, y más allá de efectos colaterales, bueno es puntualizar el camino que deberán transitar uno y otro si quieren arribar a tales logros. Y allí San Lorenzo enfrentará un fixture espinoso y cargado de dificultades, con rivales que ven en el santo la encarnación de todos los males. Vélez, Boca, Racing, Newell's, Huracán y Argentinos, todos de visitante, revistan como escollos gravitantes para el ánimo colectivo y la suma final de puntos. En tanto Boca, pese a un calendario bondadoso en relación a sus oponentes locales, afronta competencias en simúltaneo y alista jugadores requeridos por los seleccionados continentales. Del once ideal/titular, Cáceres, Morel Rodríguez, Vargas, Battaglia y Riquelme suelen no escatimar esfuerzos en las reñidas eliminatorias mundialistas.


Ambos vienen de un semestre ajetreado, con alegrías, enojos y matices. La hazaña cuerva en River y la digna copa libertadores jugada por los xeneizes constituyen avales que, simultáneamente, renuevan urgencias. Jugadas ocho fechas, el escenario actual no admite errores estrátegicos ni defecciones en continuado. Más que disfrutar de su buen juego, o ceñirse a procesos madurativos de los clubes, los dos necesitan ganar proyectando desafíos futuros.


Y ganar para ser supone no apartarse del principio básico de toda empresa, la linealidad absoluta. El paradigma futbolero de época, la implacable ley del éxito, cuando se triunfa a medias concede reconocimientos una vez. Dos no.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Equívocos


Castigado e incomprendido, no son tiempos venturosos para Claudio Borgui, deté con discurso sensato y perfil cautivante. Como en otras cosas ocasiones, asoman incompatibilidades entre dos lógicas o dos modos de convivir en un mismo campo: de un lado, el medio local y sus órganos de difusión transmitiendo 24 horas en todos sus soportes; del otro, el ideario de un entrenador que rompe ciertas zonas de lo permitido. La historia de los últimos años, al cabo. Ricardo La Volpe, Angel Cappa, Ramón Cabrero, entre otros, podrían dar testimonio.

En rigor, Borgui descarrila -desde el canon futbolero- cuando abusa de razonamientos complejos o señala que un segmento considerable de aficionados/consumidores no entiende lo que lee, ve o escucha. Más: pierde definitivamente la brújula si la derrota deviene calma, la suaviza o la acepta como irremediable ley del juego. Allí sí que no hay concesiones. Tolerancia cero, movileros persecutorios, cámaras al acecho, preguntas intimidatorias. El despliegue de lo conocido y sus debidas operatorias en tren de aplicar correctivos. Simbólicos, claro, pero eficaces en tanto la narración descansa en el tono apocalíptico, el drama del fracaso, las cadenas de insultos y desprestigios, la incidencia del fútbol en las nada folclóricas cargadas postreras. Resumiendo: el poder del relato periodístico que repone el canon.

Acaso desinformado, acaso soberbio, acaso sincero o buen tipo, será difícil, sin embargo, encontrar morbo donde no lo hay o donde hay un contratado dispuesto a no cumplir su rol. Ni el reputado Almodóvar encontraría la trama. "Lo que yo puedo proponer es esto, y si estamos de acuerdo seguimos", señaló el técnico de Independiente. De previsible final, entonces, cada tanto el torneo doméstico regala estos equívocos. Gracias Borgui.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Cobertura televisiva


Priorizando la performance de los atletas locales, pero sin apartarse de los principales acontecimientos, la televisión argentina cumplió un destacado papel en la transmisión de los juegos. Con emisiones maratónicas, la gran mayoría durante la madrugada, Canal 7 presentó un calificado staff de panelistas –entre ellos la gimnasta Romina Plataroti, Sebastián Ginóbili (hermano de Emanuel) y la ex leona Vanina Onetto-, acompañados por la sobria conducción del periodista Gustavo Kuffner. Móviles en vivo con testimonios de los argentinos, agenda abundante y correcta selección de las disciplinas provistas por la televisión china, fueron los rasgos distintivos de la cobertura.
También TyC Sports brindó un amplio panorama de la competencia. Liderada, como ocurrió en los últimos 3 juegos, por Gonzalo Bonadeo, la señal de cable aportó la conocida versatilidad del periodista, un compacto con lo mejor de la jornada desde Beijing y una curiosidad: un canal alternativo digital con mayor definición de imagen.
Lejos de la banalidad que irradió la pantalla en el último mundial de fútbol, tanto la seriedad y despliegue de las transmisiones como la posibilidad de seguirlo desde un medio público constituyen señales positivas.

domingo, 31 de agosto de 2008

Barajar y dar de nuevo


Disputadas cuatro fechas, difícil será el tránsito de All Boys por la B Nacional. Motivos, varios: a diferencia de rivales como Brown de Adrogué o Talleres de Escalada, los opononentes suelen no perdonar las chances de gol, el plantel sufrió lesiones vitales (entre ellas Stefanatto, Solchaga, Scamporrino, pilares del ascenso) y no hay certezas sobre quién asume la conducción si el Chino Zárate está apagado o lo debilitan a patadas o se fastidia con el mundo. La condición de local inexpugnable de algunos clubes y la ausencia de visitantes son otros dos factores que conspiran contra la permanencia en la categoría.

Así las cosas, cobra imperiosa necesidad una victoria y algunas modificaciones en el dibujo táctico. Por qué no darle más tiempo al promisorio Bugliotti y un descanso a Pavone, cada vez más semejante a corpulento Facundo Diz. Asimismo, parecería sensato retrasar a Vieytes en la zona media y sumar a Javier Umbides en la gestación ofensiva, problema este último insoluble cuando las urgencias apremian y el equipo sucumbe al pelotazo repetido e inútil. De Bartelt, viejo y querido goleador, cabe esperar un contacto más fluído con la red.

Con un calendario complejo hacia adelante, bienvenido un serio replanteo a esta altura del certámen. Equivocarse y corregir sobre la planificación, son acciones que permiten no echar por la borda la jerarquía recobrada el último año.

sábado, 23 de agosto de 2008

El primero de los últimos


La quinta temporada del reality "Atlas, la otra pasión" (Fox Sports) ofrece interesantes elementos de análisis para conocer los mundos excluídos del fútbol de ascenso, sus tenaces esfuerzos de supervivencia, los escondidos paisajes donde un conjunto personas, a puro esfuerzo, defienden el derecho de jugar y vivir de lo que aman.


¿Es Atlas el más pobre de los pobres, como pregona incansablemente la publicidad televisiva?. El nuevo ciclo mostró algunas curiosidades: una prueba de jugadores multitudinaria, flamante entrenador (con perfil alto), refuerzos de categoría, pretemporada en la costa, auspiciantes en abundancia, asesoramiento empresario y un deseo, regresar a la C.


Posiblemente, el presupuesto de la entidad de General Rodríguez no es idéntico al de los viejos tiempos. Posiblemente, además, los objetivos institucionales hayan variado sustancialmente. Sin embargo, el envío insiste con los transitados tópicos del comienzo: dirigentes con su máquina de escribir, escenarios castigados por el olvido, determinados oponentes con economías ventajosas, la carencia como telón de fondo.


Lo que sí parecerían haber cambiado son las perspectivas . Si en las otras ediciones, y pese a pequeños indicios de progreso puestos en relieve, el destino final del club era la derrota porque allí se justificaba el leimotiv del envío, ahora los esfuerzos focalizan en la gloria perseguida obsesivamente, sea como redención de los desplazados o bendición de un proceso dirigencial cuyos esfuerzos no se discuten. En el fondo, lo que emerge es la sabida consagración de la televisión con las luces restallantes de su espectáculo. Los propios productores del programa lo anuncian, "las cámaras mostraran los sacrificios de una institución que empieza desde el último puesto del fútbol argentino".


No obstante, los constrastes devienen nítidos. Próximos en la distancia y en la categoría; mientras una reconocida empresa de micros recoje a la muchachada de General Rodríguez, un descascarado colectivo escolar se interna en los confines del conurbano bonaerense. En su interior, un puñado de jugadores amateurs sueñan con enfrentar a Atlas.

martes, 12 de agosto de 2008

Energúmenos

"Ya no hay hinchas en las malas", opinó el ex jugador y ahora comunicador Diego Latorre, hace un par de meses, ratificando sus amplios conocimientos como analista deportivo. La reanudación del torneo oficial entregó pistas que avalan aquella sentencia: impaciencia en la boca, bronca en San Lorenzo, apretadas en Racing, desencanto e insultos en La Plata, éxtasis en Tucumán y Rosario, por citar algunos ejemplos.

Ocurre que ver fútbol en Argentina es internarse en un mundo sometido a las implacables lógicas del éxito, sazonadas por descalificaciones tribuneras que envidiarían ciertos moderadores de diarios digitales. Nada nuevo, al cabo, pero sí dato alarmante en tanto se afirma (y cada vez más) un modo de entender el deporte que ya no tolera adversidades, valoriza desmedidamente ocasionales vencedores y lesiona -acaso definitivamente- el origen primario de un juego en el cual ganar y perder son condiciones necesarias de ese juego.


Nótese, sino, los siguientes ejemplos: en apenas un mes, River pasó de una salvaje agresión de un sector del público a una celebración pomposamente organizada, Boca compró un proyecto privatista y expulsivo solo por los seguros resultados del fútbol y vaya uno a saber el destino de Racing -gerenciamientos mediante- si la sucesión de desdichas continúa. La maquinaria del éxito, está visto, no reclama evaluaciones ni permite pensar.


Aceptadas las urgencias de turno y aceptados los hinchas en las buenas, es de esperar escenarios convertidos en tierra fértil para bravatas de toda índole y partidos tensos con desenlaces bélico-dramáticos. Quizás sea una manera de disfrutar -sean simpatizantes, jugadores, periodistas, dirigentes-, o de adosarle intensidad a un deporte que ya el escritor Enrique Carriego definía hace 70 años como "energúmenos defiendo a sus ídolos, hombres que van al circo a presenciar una lucha, el alma colectiva de nuestro pueblo futbolista".


Aunque con matices, vale decir: prescindiendo de su asumido desprecio, aquel fútbol que describía Carriego ofrecía un costado humano imposible de soslayar. Y de eso se trata proyectando a futuro; de historias que robustecen conductas, de recuerdos que admiten derrotas, de hinchas menos nerviosos e igual de apasionados.

viernes, 8 de agosto de 2008

Hijos


Con el mismo instinto de justicia, Renzo Giménez, hijo del ex árbitro sadrista Daniel, despuntaba su particular modo de aplicar rigor golpeando a chicos humildes del sur chaqueño. No solo los agredía con encomiable coraje, también los exponía públicamente disfrazado, aparentemente, mediante un seudónimo inventado de esos que tanto proliferan en la web: "Zinho Da Silva".


Su acción, subida con orgullo al portal youtube, revela un comportamiento y desnuda la mirada prejuiciosa de un sector social que exhibe sin pudores odios viscerales. Odios de clase. Odios profundos que algunos hijos de sesera escuálida repiten mecánicamente. En 1996, papá Daniel ya le había advertido al mundo futbolero cómo son y cómo actúan los Giménez: omitió intencionadamente dar un minuto de silencio como repudio al terrorismo dictatorial.


Afortunadamente, Renzo y muchos otros diseminados en barrios pacatos de Argentina, son apenas un segmento de una muestra más vasta. A la espera de una sentencia en la provincia de Tucumán, existen otros Hijos que no necesitan componer una identidad. Les alcanza con defenderla o recuperarla.

lunes, 4 de agosto de 2008

De burros y arrepentidos


La inminente salida de Ariel Ortega ofrece elementos de análisis sociológicos/psicológicos/médicos que no es materia ni mucho menos pretende abordar este blog. Contentémonos con señalar algunos aspectos del escenario inmediato que, según parece, encontrará al jujeño regalando gambetas en el fútbol árabe y a River con un (enorme) problema menos.

De movida, cabe reseñar los frescos antecedentes del burro: cocazo a Van der Sar y primera muestra del síntoma, algunos goles en España-Italia y tranco fallido por la competitiva liga turca con tramitaciones económicas pendientes, nuevo retorno a la Argentina y nuevos títulos locales aunque con distintas camisetas, iluminadas actuaciones ante su ex entidad con esmero inusitado y vuelta, finalmente, al club que lo vio nacer y que ahora negocia su retiro.

Con su habitual muñeca, José María Aguilar estiró una agonía precipitada por sus sucesivos desplantes, su adicción avanzada, su negación a que el tiempo, irremediable y cruel, también pasa para los ídolos. Una vez más, Simeone evita el naufragio de la institución: basta constatar que su sola presencia -no contaminada de euros españoles, amor a las barras y cuentas locarnianas- libera al millonario de un conflicto serio que amenazaba con propagarse puertas adentro dado la inequívoca ecuación planteada por circuntancias que hasta un púber advierte con antelación: o se iba el burro o el Cholo adelantaba su regreso a Madrid. Asimismo, y no es un dato menor, el caso Ortega revela la complejidad de poner orden en ese club.

De aquí en adelante, entonces, River podrá ganar o perder, salir primero o último, ganar Copas internacionales o copitas estivales, pero indudablemente esta determinación del deté abre las puertas para un camino menos ríspido, más sano, cuyo horizonte final estará en diciembre de 2009.

Por lo demás -y de no mediar otra sorpresa de Aguilar-, Ortega deja River siendo campeón, con goles inmortalizados en el alma de los hinchas y una herida que costará reparar. La historia, a diferencia del vicepresidente Cobos, seguramente lo juzgará mejor.

domingo, 27 de julio de 2008

El pibe de bronce


¿Suenan razonables los desesperados reclamos por la justa cesión de Lionel Messi al plantel de Batista? ¿Es tan influyente el jugador del Barcelona para las aspiraciones nacionales? ¿Se generó el mismo revuelo mediático-dirigencial con otros compatriotas negados por clubes europeos? Por un lado, cabe la queja ante un incumplimiento contractual -confuso, es cierto- cuyo efecto le resta libertades al jugador; por otro, el problema suscita lecturas de fondo sobre cómo los clubes, las federaciones y el organismo rector de este deporte contienen a sus futbolistas. Si es una mercancía, claro, allí habrá una disputa feroz por capitalizar su valor de mercado. Si, en cambio, quienes dirigen atienden factores no solo económicos sino ético-morales, los conflictos menguarían lo suficiente como para convertirlos en cuestión de estado. Como desde hace décadas el fútbol moviliza cifras fabulosas, es probable que ocurra lo primero.


No obstante, y asintiendo con el legítimo reclamo de la AFA, parece desmedido la instransigencia de contar como sea con Messi. Por una serie de razones: aunque necesario para el funcionamiento ideado por el seleccionador, el rosarino no es el ancho de espadas (ni el de bastos) de un plantel que cuenta con otras variantes. Asimismo, es válido considerar la dimensión del torneo. Lejos de ser un mero trámite -como pondera algún sector del camaleónico periodismo-, tampoco reviste cualidades de certámen prioritario en las agendas del público. (De todos modos, y no está mal recordarlo, conviene señalar el sentido de la competencia olímpica que, lamentablemente, fue cediendo a los imperativos del dinero). Por último, el argumento de que el conflicto "sienta precedente", tal como vociferan desde la calle Viamonte asesorados por la FIFA, debería concitar un debate mayor que no se ciñe únicamente a este episodio.




Herencias




En realidad, existe un problema anterior a esta batalla entre las corporaciones del negocio. Y se liga, por añadidura, a la trascendencia que genera su eventual ausencia en Pekín. Promocionado hasta el hartazgo, Messi carga con la pesada e incómoda mochila de ser señalado como sucesor de Maradona sin reparar que emergieron en contextos distintos, sus intereses son distintos, provienen de estratos sociales distintos y tienen -sobre todo- personalidades distintas. Que Messi juegue su partido, que no se comprometa con el seleccionado, que solicite la palabra paternal, que se cierre sobre su extraordinaria figura, constituyen respuestas lógicas frente al medio que lo cobija. Solicitarle más de lo que puede dar o, siempre hipotetizando, insistirle por lo que no es ni puede ni tal vez quiera ser redunda en la desteñida imagen que hoy nos llega de él: lejana, vacilante, efímera como la publicidad que lo vende.


lunes, 21 de julio de 2008

Rojo amanecer

En diciembre se cumplen 6 años del último título de Independiente y el dato no es anécdotico. Aquel controvertido Apertura ganado por la gestión Ducatenzeiler quebró otro ciclo aciago, también de 6 temporadas, apenas matizados por una Supercopa y un par de buenas campañas del Flaco Menotti y Enzo Trossero. Recuerdos del 94, varios: el talento de Gustavo López, la pausa inteligente de Daniel Garnero, la explosión del entonces muy joven, Sebastián Rambert, el desequilibrio del recordado Palomo Usuriaga y la sabia de conducción de Miguel Brindisi como director técnico.


Cábalas aparte, existen motivos para reeditar lo de 2002 en el torneo que arranca el 8 de agosto. Por empezar, el tránsito de Claudio Borgui como entrenador merece seguirse de cerca. Pocos, ciertamente, reúnen atributos como la sinceridad, un discurso despojado de tecnicismos inútiles y ese modo tan en desuso de recalcar que el fútbol, pese a la jungla de mercenarios que lo exprimen, sigue siendo un juego.

Pero además, no parecen afectar decisivamente al plantel las partidas de Germán Denis y Carlos Matheu, a la sazón, los mejores del período 2007/08. Los refuerzos sugieren una lectura optimista. Llegaron Lionel Ríos, volante formado en Avellaneda que retorna con una experiencia mayor; Angel Puertas, de buen Clausura en Huracán; Emanuel Centurión, zurdo que aporta recambio y panorama pese a sus hondas lagunas; Darío Gandín, delantero incómodo con una avalancha de goles jugando para Atlético Rafaela y Colón; Lionel Nuñez, más goles y una derecha concluyente; Federico Higuaín, el volante comodín ante las posibles fugas de Montenegro; y Leonardo Depetris, una incógnita con demasiados pergaminos. A ellos hay que sumarle el aporte sustantivo de Totono Grisales, Hernán Fredes (todavía con mucho para dar), Lucas Pusineri y Guillermo Rodríguez, integrantes del viejo plantel.


Si se repara en los anhelos del presidente Julio Comparada -"campeón en el estadio nuevo"- y la gente acompaña como lo hizo masivamente en el pasado Clausura, cabe dejar los amuletos, la fría estadística y dejarse llevar por un sueño capaz de resentir las flamantes gradas del Libertadores de América.

martes, 15 de julio de 2008

Subir mirando arriba


Con el riesgo de ofender a pinchas, dragones, verdes y charrúas; la B Metro, la castigada y vieja B, tendrá 5 animadores principales en el ejercicio 08/09: Nueva Chicago, Almirante Brown, Deportivo Morón, Atlanta y Temperley. Los 5 grandes -exagerando- de la categoría. Repasemos historias, necesidades y motivaciones de quienes, siempre en el incómodo terreno de las hipótesis, asoman como favoritos a coronarse en este enfermizo torneo de 42 fechas.

Chicago. Tras 17 años, incluyendo un ir y venir frenético del verdinegro entre la A y la B Nacional (con épicas inolvidables como aquel ascenso 3-3 ante Belgrano en Córdoba o, ya en primera, el 2 a 1 al River de Ramón Díaz con 11 mil hinchas en la tribuna Juan B. Justo de Vélez y otro 2 a 1 en 2006 en el Monumental) regresa a la tercera división haciendo ruido: dos descensos consecutivos y un racimo de experimentados jugadores para concretar un rápido retorno (Césaro, Tossi, Luppino, Leonel Martens y Diego Ceballos o Daniel Giménez entre otros)

Amirante Brown. Todavía en la memoria, aquel puesto de panchos lanzado por una de las fracciones de la barra en la final con Estudiantes condicionó a la Fragata. Realizó, eso sí, una campaña notable en la BN (finalizó tercero) y tiene razones para ilusionarse: mantiene al pasional y buen estratega, Blas Giunta, además de un plantel abundante y calificado en caso de concretarse las incorporaciones de Rubén Ferrer, Pablo Vaccaría y Walter Gómez. El fixture lo ayuda: en la segunda rueda, recibirá en casa a Chicago, Morón, Atlanta y Temperley, presuntos candidatos.

Morón. Pasaron ya 18 años de su último ascenso y 10 desde el retorno a la B Metro. De aquel dos a cero ante Defensores de Belgrano (1990), el club padeció todo tipo de infortunios: renuncias, pedidos de quiebra, deudas, sanciones y dos hechos dolorosos cuando pugnaba por ascender a la BN. En el 2006 dilapidó una doble chance de consagrarse: se le escapó una promo insólita frente a Defensa y Justicia cuando vencía tres a uno a falta de 5 minutos (finalizó igualado en tres) y, apenas 6 meses después, perdió como local ante Social Español (1-0), algo que le hubiese reportado el boleto a una final. Por espera, jerarquía e hinchada, no cabe otra que pelear bien arriba. Horacio Bongiovanni, veterano y curtido entrenador del ascenso, sabra cómo hacerlo.

Temperley. Los incentivos pasan por dos carriles: el ascenso de Los Andes, eterno rival, que obliga al celeste y la necesidad de revalidar el título obtenido hace casi 10 años. Un recuerdo: ese equipo campeón dirigido por Héctor Ostúa tenía un ataque excepcional; el "Chiqui" Orellana, un diez clásico, y la recordada dupla entre Katip y Bazán Vera (29 goles en 32 partidos). Precisamente, uno de lo que retornan es el "Indio" Bazán, sumado al experimentado arquero Vivaldo, entre otros.

Atlanta. Similar caso al de Morón y Temperley, el bohemio es otro de los denominados "sufridos" de la categoría. El último clásico con Chacarita data de 1999 (2-2), día en que Atlanta bajó a la B Metro. Recuperado institucionalmente -el club salvó la histórica sede social, levantó una quiebra y trabaja por el regreso a su estadio de Villa Crespo-, empieza el campeonato con el único objetivo de subir. Las 11 once incorporaciones realizadas hasta aquí reafirman lo dicho: llegó el arquero Horacio Ramírez, los defensores Carlos Arancibia, Fernando Ortega y Jesús Nievas, los volantes José María Defilipi, Leonel Natalicchio, Ricardo Romeo, Adrián Jones, Diego Cisterna y Miguel González y el delantero Sebastián Matos.

Conscientes de los vaivenes de un torneo extenso, contradictorio y con participantes de todo linaje (de Acasusso a Atlanta hay una historia de distancia), los 5 grandes parecen picar en punta con miras a la temporada entrante aunque, nada nuevo, allí estarán Flandria, Brown de Adrogué, Comunicaciones y el propio Acasusso para derribar los pronósticos.
Algo es seguro: para salir de este incordio de categoría se necesitan generosas dósis de paciencia.

domingo, 13 de julio de 2008

Gente como uno


"Yo soy de Boca, no jodan", dice el Gordo Granata en la barra del bar y evita pronunciarse sobre los miles de hinchas xeneixes excluidos por la gestión Pompilio. No puede reconocer en palabras algunas evidencias y recurre al "Chileno", tan voluminoso como él y de treinta cinco según el almanaque, enojado con la iniciativa de fichar socios adherentes dispuesta por la comisión electa . ¿En qué consiste la medida? Un abono de 10 pesos al mes -sin beneficios- que acredita prioridades para los futuros socios, castiga a los morosos, persigue a los vitalicios y deja un mensaje encriptado: el club ya no se sostiene desde la tradición y el desinteresado aporte de aquellos que engrandecieron su historia sino del pragmatismo más feroz.


Nada de esto le importa al Gordo Granata quien, tozudo, convida cerveza y reinvindica su ser boquense. Y ser boquense, para el gordo, el Chileno y todos los que sábado a sábado descargan tensiones en el bar 'Gente como uno' ubicado en Pedro de Mendoza y Almirante Brown, es celebrar una identidad. Allí hay una muestra de fotos y objetos como testimonio nítido: Boca campeón del 46, Eva Perón, Blas Giunta, un cuadrito con Maradona, Minguito y Gardel con la inscripción "Morochos y bosteros", algún luchador de catch, murales de la número 12, una levita murguera y banderas, muchas banderas azul y oro, decorando el salón.


Intuir que a partir de una gestión -cuya 'gente' no son precisamente los muchachos del bar- se daña un vínculo afectivo esencial (incluso cultural podría decirse) constituye un error. Suena tan rotundo el discurso de Granata, tan inequívocamente bostero en sus modos enérgicos, tan genuino en sus orgullos y sus vergüenzas, que cabe no incurrir en juicios mecanicistas.

¿Cómo se vive entre contradicciones? Ni más ni menos que como viven en este lugar: respirando el aire propio, bordeando la ribera, en medio de la noche.

lunes, 7 de julio de 2008

Vega merece una chance


Como es costumbre, el receso invernal dispara debates de todos los colores. Se siente la falta de fútbol -la Major Soccer es peor que los partidos promocionales de Messi, Ronaldinho, etc- y los temas abundan en la desmesurada agenda futbolera. Uno de ellos, acaso por tratarse de un arco embrujado en la dos últimas décadas, ganó minutos y tinta en diferentes medios.

Se sabe, atajar en River implica recibir una multitud de miradas no siempre indulgentes. Basta recordar que ni Angel Comizzo ni Juan Pablo Carrizo, dos ídolos, escaparon del severo veredicto de los hinchas millonarios. Habría que remontarse al ciclo victorioso de Nery Pumpido, allá por los 80, para encontrar un apellido con consenso mayoritario. Del santrafesino en adelante, algunos nombres: Sergio Goycoechea, José Miguel, Javier Sodero, Javier Zeoli, Joaquín Irigoytía, Germán Burgos, Roberto Bonano, Franco Constanzo, José María Bulbubasich, Germán Lux, Alejandro Saccone, Jose María Ojeda.

Lo cierto es que, transferido Carrizo al calcio italiano, se abre un lugar para dos aspirantes: el rosario Ojeda -de un puñado de partidos en River- y Daniel Vega, procedente de Nueva Chicago cuyo 50 % del pase fue adquirido por la gestión Aguilar en la friolera de 500 mil dólares. De buen arranque el ex Central, muy pronto sintió el rigor del puesto aunque la cantidad de partidos jugados desestiman un juicio categórico.

Más crédito, en cambio, tiene Vega quien reúne interesantes atributos: buenos reflejos, personalidad y solvencia. Si bien no faltarán aquellos que objeten sus antecedentes, vale refrescar el ejemplo de Mauricio Caranta en Boca (debutó exitosamente en Instituto y tuvo un paso irregular en México) y el histórico ascenso de Mataderos en 2006 en el cual sobresalió el guardavalla. Una más para los exigentes: en el descenso de la institución verdinegra en 2007, el titular fue un experimentado golero que supo ser ídolo de dos clubes grandes.

Razonablemente preocupado el técnico Simeone en contratar otro arquero (Andújar, Navarro, Franco, y no menos de 6 nombres más según algunos cronistas visionarios), de no llegar nadie, Vega merece un destino más activo que el tibio remanso del banco de suplentes. Su alta cotización justifica sucesivas pruebas en el desproporcionado arco millonario.

domingo, 29 de junio de 2008

Bálsamos


Cae la noche en el viejo Cilindro y detrás del mítico estadio Perón sucede un festejo. Medido, razonable pero cargado de emoción. Atrás queda un drama que ningún hincha de fútbol quisiera vivir y mal hacen -hacemos- quienes opinan sobre este deporte en rotular como drama un transitorio descenso. Seis meses detrás de una obsesión, ya no un fantasma, comunicado con subtitulados catástrofe y editoriales apocalípticas.

De repente llega una andanada de mensajes de textos: "Maxi y yo abandonamos los antidepresivos", "ahora necesito dormir", "chau calvario", dicen los tres primeros. No es para tanto, pienso, aunque sobrevivir al fútbol mediatizado de estos días requiere de aplomo, mucha fuerza interior, extrema serenidad.

El gol de Maxi Morales le devolvió el alma a estos hinchas que hoy celebran un triunfo y mañana entenderán que ningún revés futbolero implica renunciar al amor de siempre, la felicidad de un puñado de horas, el orgullo defendido a flor de piel en virulentas reuniones con amigos. También entenderán que perder no es desaparecer ni claudicar al disfrute de un juego en el cual se gana y se pierde. Pese a que solo quien lo padece sabe del sufrimiento, ellos lo entenderán.

Estos amigos, cuando pase la borrachera y retornen al mundo, advertirán un paisaje diferente luego de un semestre con preocupaciones y sonidos de tragedia, con fraudes propios y ajenos, con cargadas crueles y nada folclóricas.

Pero deberán protegerse, eso sí, cuando una nueva ola de fantasmas imponga sus miedos y sus lenguajes tenebrosos. Están avisados.

lunes, 23 de junio de 2008

De qué sirve llorar

La referencia pertenece al film La historia oficial, ganadora del Oscar en 1986, cuyo momento destacado es ese breve diálogo entre Chela Ruiz y Norma Aleandro: "miren que nosotros lo intentamos y no nos sirvió demasiado". Arbitrariamente, podemos trazar una analogía con Racing pese a que el drama es diametralmente otro. Y hablar de Racing es adentrarse en esa historia recurrente de amores negados, de ilusiones afectadas, de conflictos irresolubles, de abismos permanentes, de dolores profundos y tangibles.
No se comprende, por esa razón, la opinión de las filiales del exterior -"Nos conviene descender"- como tampoco se comprende la cascada de errores que desembocaron en este infausto presente.
De cara a la promoción con Belgrano de Córdoba -a quien su gerenciamiento aún no hizo mella-, si se concede, cabe inflar el pecho y alistarse. Por todos esos hinchas de Racing que hoy dan la cara y enfrentan estos días llenos de angustia y llenos de tormentos y llenos de fantasmas merodeando todos los aires y todos los hogares celestes y blancos, desde este espacio, humildemente, imploramos el desenlace. Otro domingo nos sigue esperando.

miércoles, 11 de junio de 2008

El amor y el espanto


Previo al controvertido match ante Huracán, Claudio Ubeda (329 partidos y emblema del Racing campeón 2001) recibió una plaqueta-homenaje de manos de otra gloria albiceleste, el inmortal "Chango" Cardenas. En representación de qué institución se entregó el galardón configura todo un misterio: ¿la gerenciadora?, ¿el síndico?, ¿la Asociación Civil?, ¿La Guardia Imperial?, ¿la fundación Cárdenas?

Posiblemente ninguno y todos a la vez. En definitiva, si algo aprendió Racing en la última década, la década infame como profesan sus hinchas, es a convivir con pesares, desencuentros, olvidos, renuncias, vacíos, miedos. Es su marca distintiva de los últimos años, su seña de supervivencia en un presente de espantos.

Con esa mochila enfrentará el trascendental duelo ante Colón en 10 días. Y no escasearán esas zancadillas del ambiente obsesionadas con Racing -sea para irradiar complots a favor y en contra, desmerecer su hazaña, deshojar internas o promover editoriales ansiosas de espectacularizarlo todo-, como tampoco faltará esa procesión de creyentes para quienes Racing es padecimiento y bandera de orgullo.

En definitiva, así como no hay política sin mito, tampoco hay fútbol sin mito. Desde esa matriz actualmente imposible de anclar en algo concreto (gerenciamiento, asociación civil, etc.), la Academia viaja a Santa Fe no solo para evitar un descenso doloroso, también se percibe olor a ciclo cancelado como parte de una historia a reescribir. Una vez más.

domingo, 8 de junio de 2008

Detrás de la victoria

Inteligencia, grupo, intérpretes, solidaridad, unión, objetivos. Todas palabras que forman el riquísimo decálogo conceptual de Diego Simeone. Campeón por segunda vez en Argentina, huelga destacar a quien moldeó a este River complejo, inestable, aunque justo ganador del Clausura 2008. Y si bien los técnicos no juegan y muchos desconfían -con razón- de su total influencia, aquí sí revistan atributos que conducen a la responsabilidad del entrenador. ¿Cuáles? Uno solo pero muy importante: inculcarle a sus dirigidos un genuino espíritu de lucha amén de convicciones y sentido de equipo. La victoria de River, por esa razón, es casi toda de Simeone y no viceversa.
Pero hay otras lecturas que dispara este nuevo título millonario, el número 33 de su suculenta foja. "Campeonato de la necesidad" como lo definió el Cholo, River sufrió este torneo. Por las urgencias que gobiernan al fútbol, por la deficitaria gestión actual y, sobre todo, por la noche más dolorosa en la historia del club. Las derivaciones de aquel duelo copero ante San Lorenzo persisten en los hinchas. Aquello fue una estocada fulminante al orgullo, un quiebre en la identificación con los colores, una daga directa al corazón. Allí esta el maíz como prueba inapelable. Reponerse a ese vendaval interno y externo configura el mérito principal del nuevo campeón.
De todos modos, conviene separar los tantos a riesgo de que la fiebre exitista oscurezca los últimos sucesos. River de aquí en más tendrá una exigencia superior en todos los órdenes: como se dijo en este espacio, jugar mejor, liberar ansiedades, apuntalar las divisiones inferiores, reordenarse deportiva e institucionalmente. Tarea que demandará esfuerzos colectivos y compromiso dirigencial. Al cabo, nadie resurge sin voluntad y ganas de salir adelante. Ni siquiera quienes presumen de eternos ganadores, como si el éxito fuera nada más que juntar victorias en fila sin importar maneras, circunstancias, gustos, tradiciones.
Dicen que los campeones revelan cosas. Este logro de River, sufrido y festejado, no acredita un cheque en blanco: también conlleva desafíos y abriga esperanzas. El partido más importante, contra toda estadística, aún no lo ganó.

martes, 3 de junio de 2008

Un torneo de colección


Pasaron ya 4 años del mejor triunfo griego de toda su historia. No muchos, ciertamente, recuerdan el gol de Angelos Charisteas que le devolvió el alma al país de los sabios. En rigor, aquella victoria en suelo portugués ante el promocionado seleccionado local (le ganó 2 veces, una en la fase de grupos) será recordada más por sus connotaciones extrafutbolísticas que por el juego exhibido a lo largo del torneo. Un dato: Grecia no clasificó a la Copa del Mundo Alemania 2006.

Lo cierto es que, futboleros como somos, nos apasiona la Eurocopa. Las razones son variadas y de distinto tipo, por ejemplo, están quienes destacan la calidad de jugadores cotizados en cifras millonarias, los que se deslumbran por la presentación de los estadios y el show de cámaras, los que se interesan por el presente de calificadas selecciones y están también -me incluyo en este grupo- aquellos que valoran la importancia otorgada por los europeos al certamen ("más trascendente que una copa del mundo", según algunos estudios de mercado). En todos los casos, existe un elemento unificante: contagiarse del clima mundial al cual somos tan afectos.

De cara a una nueva edición (televisa íntegramente la cadena hispanoamericana ESPN), sobran atractivos. Pese a la eliminación de Inglaterra en la fase preliminar, Italia, Alemania, Francia, España, Holanda y Portugal sacaron boleto. Secundados, además, por equipos respetables y curtidos en competiciones de alto nivel como República Checa, Croacia, Polonia, Rusia y los anfitriones Austria y Suiza. También el último campeón y la ascendente Turquía dirán presente. Con un detalle en el calendario: Francia e Italia, últimos finalistas del mundial, comparten la competitiva zona C junto a Holanda y Rumania. ¿Más? El posible cruce Alemania-Italia en cuartos o semi, una especie de revancha para los germanos tras la derrota -muy festejada por estas latitudes- hace 2 años.

Como se advierte, lo que se viene son días intensos para el televisor.

jueves, 29 de mayo de 2008

Las dos mitades

Pasada la primera semifinal copera, campea el optimismo entre las tropas boquenses. ¿Triunfalismo inconsistente? ¿Arrogancia desmedida? ¿Confianza imprudente? Ni tanto ni tan poco. Si algo nos enseñó la última década xeneixe es cómo sobreponerse con aplomo y toneladas de coraje a los paisajes más adversos del continente. Los ejemplos abruman: América de México (2000), Palmeiras (2000 y 2001), Paysandú (2003), River (2004), Libertad (2007) y Atlas (2008), los más destacados.
Asimismo, no es menos cierto que cada definición al límite como la que asoma en Río de Janeiro tiene condimentos propios. Veamos. Fluminense nunca arribó a una instancia de este tipo -idéntico ejemplo al del efímero Once Caldas de Colombia-, computa todas victorias en el Maracaná y solo recibió un gol en contra, tendrá el apoyo de 80 0 100 mil personas, advierte el duelo como un choque entre países más que de clubes, sostiene su ilusión en un equipo que juega bien. Es decir, para ser benévolos, el escenario no escatima riesgos. Más aún: lo que se espera en Brasil es todo riesgo.

Sin embargo hay algo, en la opinión del cronista, que inclina la balanza en favor del xeneixe. Por un lado, lo dicho: el Boca más ganador de la historia es capaz de cualquier épica futbolística. Los antecedentes no resisten mayores contrapuntos. Pero, además, nadie debería subestimar el otro componente medular de la saga boquense. Precisamente, hoy Boca en la Copa Libertadores es un fenómeno en sí mismo. Su derrotero incluye altas mediciones de ráting, sesudos debates callejeros, audiencias en vilo, titulares grandilocuentes, justas alegrías en masa, efectos residuales en los otros. Se trata de un factor que juega aunque se lo minimice.
Reponer este elemento, en consecuencia, supone mirar la mitad del vaso. La otra, fiel a sus raíces, hace rato que rebosa de gloria y de pasión.

martes, 20 de mayo de 2008

El Nosotros de River


El sentido de pertenencia es un factor prioritario a la hora de explicar la trascendencia del fútbol: su pasión desmedida, su rol en el tejido social, su influjo poderoso en los ánimos colectivos. Acentuado en los últimos años por atrevesamientos múltiples (ausencia de otros campos de referencia, auge de lógicas massmediáticas, novedosas estéticas juveniles), se trata de un elemento vital en el imaginario de los hinchas, sea para afirmarse o diferenciarse ante los otros. También para dotar de mística a un club.

El calamitoso presente de River admite ejercitar interrogantes emparentados a biografías, identidades y viejos estigmas. ¿Qué emblemas propios resisten a las profundas divisiones que azotan a la entidad millonaria? ¿Hay sentido de pertenencia? Más crudamente: ¿Existen sólidos argumentos que delimitan un nosotros y ellos? En principio cabe no eludir la decisiva responsabilidad de la dirigencia ante semejante desmadre deportivo e institucional. Al cabo, lo que transmite el fútbol de River es el fiel espejo de quienes lo conducen.


Ahora bien, el desmanejo dirigencial tuvo ramificaciones inesperadas. Lo que antes era (es) culpa de una gestión oscura hoy se extiende al público e interpela de lleno a los hinchas. Nueva incógnita: ¿quién quiere ser hoy de River? Ensayando un arbitrario pronóstico, difícilmente haya masivas adhesiones a la causa de la banda roja tras los últimos episodios. ¿Por qué? Porque River actualmente es todo menos un club del que alguien quiera ser parte.


Y aquí entran a tallar los componentes: el equipo hace rato no tiene una actuación consagratoria amén de la escasez de títulos, los dirigentes no logran dar respuestas ni éticas ni competentes a los mandatos de una institución modelo décadas pasadas, la barrabrava irradió de violencia cada rincón del Monumental y la hinchada sin armas convivirá por años con las acusaciones de Oscar Ahumada y el infeliz gesto de un sector del público en arrojarle maíz a sus representados. Lo que emerge, por tanto, es un cuerpo fragmentado y enfermo.


En consecuencia, y empezando por la imprescindible renovación dirigencial, River deberá recurrir a un sentido de pertenencia borrosamente presente en la memoria de sus hinchas. Acaso sea el retorno a la escuela de Pinino Más y Reinaldo Merlo, la búsqueda de una señal compartida o la apuesta a sembrar otro horizonte desde la primera edad. Como fuera, la tarea demandará no menos de 10 años.


En tiempos de identidades volátiles y pleno apogeo de la ley del éxito, habrá que ver si un nuevo Nosotros le alcanza para ser.


lunes, 19 de mayo de 2008

Jugar al fútbol de la sonrisa


Por Ariel Scher

gentileza Diario Clarín

Resultadistas del mundo, sépanlo: salga como salga Lanús, igual Ramón Cabrero es un maestro en conseguir resultados. El otro día, alguien quiso averiguarle padecimientos porque su equipo sumaba derrotas. Y él, más sencillo que brillante o más brillante que sencillo, contestó lo que escasea: una verdad. Dijo que en el fútbol hay que disfrutar mucho los buenos tiempos y no sufrir más de la cuenta cuando toca perder. Como no usó los libretos del circo de la pelota, nadie replicó. Ahí está el resultado: Cabrero hizo pensar.Cabrero suele proclamar certezas pequeñas que se contraponen con los discursos histéricos que conquistan oídos y televisores. Pero acá sobresalió. Sí, se puede perder. Se puede perder y no pasa nada. Se puede perder y perder puede promover tristezas breves, pero no más que eso. Sin embargo, de todo lo que está innecesariamente amplificado en el fútbol, lo más evidente es la incapacidad de tolerar la derrota. Hay veces en que los sonidos de los medios de comunicación y, como efecto y contagio, los de las tribunas hacen suponer que la posibilidad de perder, tan natural y no menos digna que la de ganar, no cabe en el juego. Cabrero explica lo contrario: el juego del fútbol, como cada juego, es mucho más una oportunidad de construir felicidades que una invitación al drama. Los dramas de la vida, queda claro en Cabrero, son o deberían ser otros.Casi como Cabrero se expresó Claudio Borghi apenas asumió como entrenador de Independiente. Lo interrogaron severamente sobre su futuro inmediato y, también entre lo sencillo y lo brillante, advirtió que convenía evitar desmesuras. Debió pronunciar Borghi una afirmación obvia que en esta edad de exageraciones suena como una revelación: "No hay partidos de vida o muerte".Tomás Guasch, un talentoso periodista español, acaba de dedicarle un texto a Roberto Fontanarrosa en el que le cuenta lo que sucede con el fútbol. "Señor Negro -escribió-, estamos rodeados de tipos muy raros, gente que ve fútbol y no sonríe". Impacta, pero así es. Por suerte, aún suenan voces -como la de Cabrero, como algunas otras- que invitan a la sonrisa, a disfrutar del fútbol. Al mejor resultado.

martes, 13 de mayo de 2008

Gestos


Pasó el jueves con Abreu y D'Alessandro y pasó el último domingo con Martín Palermo: no hay ídolos intocables y suena legítimo desde una rápida lectura. Así como los futbolistas tienen derecho a trocar de camiseta en cuestión de meses, asesorarse con intermediarios, periodistas-empresarios o proyectar su carrera después de los 30 como panelista televisivo, por qué no ocurriría algo parecido con los hinchas. Es decir: ¿por qué el simpatizante habría de ser leal? ¿Dónde está firmado el contrato de incondicionalidad? ¿Todos pueden cambiar excepto él?
De cualquier modo, la crispación del ambiente asoma como el gran tema de fondo. ¿'Qué le pasa al hincha'?, insisten las agendas del caos. Y en realidad no es nueva esa interrogación, es apenas el llamado de atención que tiende a reponer al fútbol en su justo lugar. ¿El objetivo? Resguardar el juego del morbo.
Celebrado en la pantalla y presuntamente incomprendido según la opinión de expertos, el mentado morbo funciona en la medida que evite el desmadre imprudente. Si ocurrierese esto último, no tardarán en llegar ni la condena enfática ni el discurso exculpatorio. Entre otras cosas, porque no es negocio la muerte de un jugador, técnico, árbitro o periodista con el logotipo 'vivo' a la derecha del visor.

Exageraciones aparte, algo parece ocultar la narración dominante. Nótese que la conducta del hincha se amolda al ambiente en el cual respira. Ergo, no hay nada ilógico en sus formas de actuar. Si el relato únicamente destaca el éxito porque perder es intolerable y la felicidad depende del fútbol y los que pierden siempre están perdiendo, qué otra reacción puede esperarse si no la de la desmesura y el agravio repentino. Esperar una respuesta diferente es de alarmante ingenuidad o de dudosa honradez.

Así las cosas, y salvo excepciones, emerge una evidencia: también los afectos están mutando y nada parece resuelto. Sepan los encomendados de la carroña que el límite devino más difuso que nunca. Antes que ponderar cómo debe portarse un hincha, o a quién tributarle cariño, conviene mirar el todo. Y en el todo -léase en este fútbol sumido en negocios a la orden del día-, lo que no abunda son precisamente gestos de amor.

jueves, 8 de mayo de 2008

Superó todo pronóstico


Empapados de tanta bebida, conviene suspender -por un rato- el brindis y desandar claves y particularidades del celebrado título albo. Repasando los últimos 10 años, pasó de todo en el club de Jonte y Segurola. Veamos.

En el 99 penó la derrota en semifinales con Juventud Antoniana (2-5) que lo hubiera acercado a una final con Chacarita. ¿El premio? Un ascenso a primera división. Las consecuencias de la chance perdida por aquel equipo liderado por el Walter "Pescadito" Paz y el "Tanque" Gustavo Bordi, entre otros, fueron devastadoras. Dos años después, All Boys descendió a la B Metro tras varios desaciertos dirigenciales. Todos recuerdan, por caso, a Orestes Katoroz, un personaje de los que dañan al fútbol. La temporada finalizó con la amarga noticia del ascenso a primera de Nueva Chicago, clásico rival.

Mientras el verdinegro no paraba de cosechar elogios en la máxima categoría, el 2003 trajo nuevos sinsabores para Floresta: ante El Porvenir (hoy en la C), el cuadro dirigido por Carusso Lombardi quedó en la puerta de abandonar la B Metro. Fueron dos empates en un tanto que dejaron bronca por la polémica ventaja deportiva y cierta resignación por el futuro cercano. Cada vez más competitiva, la tercera división albergó a entidades prestigiosas en 2004/2005 que desestimaban la posibilidad del ascenso inminente. Platense, Tigre, Deportivo Morón, Temperley, Almirante Brown, Atlanta, Los Andes comenzaban la temporada con idéntico objetivo al de All Boys: conseguir el único ascenso que hasta hoy ofrece la divisional.

Hubo que esperar al campeonato en curso para renovar ilusiones y conseguir el título luego de 15 años. A partir de la gestión de Roberto Bugallo, el presidente, se contrataron cotizados jugadores (Ariel Zárate, el Siberiano Madeo, Fernando Sánchez, los más salientes), llegaron otros a préstamo y se le abrió paso a una camada de jóvenes formados en la institución. El resultado superó las expectativas. Una campaña de 81 puntos (restan 9 aún y podría ser el de más eficacia si se compara con los otros campeones de las distintas categorías) y un equipo que respetó el estilo ofensivo que siempre distinguió a este club.

Párrafo aparte para la hinchada, piedra basal del título. Meses antes del descenso en 2001, un grupo de jóvenes, muy tímidamente, portaba una remera con la inscripción "Por el sueño de la tribuna Miranda" cuando el estadio aún cobijaba vacíos y tablones.
Por si había dudas: también desde el sentimiento genuino se construyen logros trascendentes.

martes, 6 de mayo de 2008

A vos


A los que hicieron posible el milagro: jugadores, cuerpo técnico y dirigentes.
A los hinchas que levantaron la tribuna Miranda, y levantaron la tribuna Chivilcoy, y levantaron resultados adversos mediante su tenaz aliento.
A quienes sufrieron los tormentos del descenso, siempre dolorosos, siempre ensañados con All Boys.
A los que saben del derrotero de un equipo barrial y no esconden la cabeza.
A Floresta, monótono y entrañable a la vez.
Al Loco Seria, al Monito Zárate, a Palópoli y Ferraresi, ídolos de la infancia.
Al Facha Bartelt, Solchaga y el Cabezón Sánchez por creer que una camiseta vale tanto, o más, que un puñado de billetes.
A las tres generaciones que lo vieron campeón (72,93 y 2008) y a los albos que vendrán.
A los que se emocionaron con Luna de Avellaneda y conocen de clubes y afectos y encuentros en medio de la noche.
Al Gringo Scotta, héroe de una tarde, a Richard Tábarez, cacique de infinitas batallas, al Tano Passini y el Cabezón Magán, goleadores del pasado. A Brunetti y Moravec, arqueros de un solo club.
A la empresa Georgalos, marca emblema de la institución por los siglos de los siglos.
A los que vivieron algo parecido a un All Boys-Chicago.
A los que dividen la vida en blanco y negro.
Y a quienes creen que detrás de una pelota hay montones de razones para ser feliz.

lunes, 28 de abril de 2008

El último romántico


Era de esperar este desenlace. Ramón Cabrero y el fútbol argentino actual son definitivamente incompatibles. Lo sabía, Ramón.

Nadie puede durar en este medio alejado de polémicas estériles, frases oportunistas y enunciados del "como sea". No alcanza un campeonato, una performance histórica en la Copa Libertadores o un racimo de juveniles promovidos a la primera. Muchísimo menos basta con delinear un estilo fútbolístico capaz de seducir al más imparcial, defender las raíces de siempre o creer que detrás de una camiseta hay identidades profundas y no pilas de billetes a repartir. La dictadura del éxito -y Ramón no lo ignoró nunca- tiene otros códigos, otros lenguajes.

No pudo el entrenador de Lanús y su partida, prevista para junio, ensombrece un escenario de sombras. ¿Habrá lugar para nuevas ilusiones después del Lanús de Cabrero? ¿Un bálsamo a tanto oprobio, tanto "hoy hay que ganar ganar fulanito o menganito", tanto mensaje perverso desde la ralea comunicacional.

Por lo pronto, contentémonos con la huella que dejan los hombres buenos. Lautaro Acosta, juvenil formado en Lanús y pieza clave del título, siente que ninguna gloria, ninguna participación televisiva, ninguna oferta del exterior codiciado, empardará el campeonato conseguido con su club y en su barrio, rodeado de todos los afectos que caben -y se sueñan- a los 20 años: los amigos, la familia, los docentes que dejan huella y la novia. La novia que, señala Acosta, no tiene que ser vedette ni desfilar en los grandes eventos. "La mayoría en Lanús sale con su novia de toda la vida". Para quienes vieron "Made in Lanús", excepcional película de Nelly Fernández Tiscornia, les costará no ligar esta última declaración al papel desempeñado por la "Yoli", encarnada por Leonel Manso. Y la relación no es antojadiza ni casual: se trata del reconocimiento a una mentalidad.

Por eso la sociedad entre Cabrero y este fútbol de ventajas, coimas, revistas del corazón y "vamos a comer a Rodizio", es una sociedad que no podía prolongarse. Hay mucha vida, como pinta la "Yoli", allí, en ese barrio iluminado por la estela de un club, donde la vida transcurre con los afectos de siempre.

lunes, 21 de abril de 2008

Trenes


"Canten, no se escucha, necesitamos que griten (...) Por qué no gritan..", desafía Víctor Zapata, ex Argentinos Juniors, de cara a la parcialidad velezana. Aliento, precisamente, es lo que abunda en Floresta, cerquita de la estación Liniers y lejos de Sarandí, próximo al populoso barrio de Mataderos. Allí, aunque no sea sábado o martes (depende la tevé), juega el puntero de un maratónico campeonato de 42 fechas. Y sobran gritos y voces. El estadio vacío confunde: detrás de cada rostro nervioso, tal vez acechado por las exigencias laborales o las contingencias del hogar, anida un ruidoso fanático. Un hincha.

Sucede que antes de Villa Luro y después de Flores, se cuecen ilusiones en grande. Una peregrinación que lleva 36 fechas y 9 meses, portadora de rabiosa alegría y confiada, muy confiada, en atravesar sin sobresaltos las últimas 6 seis estaciones (Cambaceres, Flandria, Tristán Suárez, Atlanta, Español, Acasusso). El estadio vacío, testigo de pequeñas grandezas, cobija voces entre ansiedades infinitas que llegan del lado de las vías: paciencia, ya va venir.

Una espera, "la doña espera", que el hombre de traje no desconoce, como tampoco la ignoran aquellos señores arrugados del andén o aquél ojeroso pelilargo perdido en la noche. Todos saben lo que duele esperar. Todos sufren por verse diferentes aunque sufirirían mucho más si se viesen iguales.

Alientos y aliento. Un sueño de años que demora tanto como encontrarse a uno mismo: el olor de la infancia, las tardes salpicadas de misterio, esos desencuentros que nos persiguen hasta hoy.

Hasta hoy.

"Por qué no cantan", insiste Zapata.

Llegó la hora de que otros tomen el tren.

miércoles, 16 de abril de 2008

Observatorio de Monopolios


Saludable iniciativa la del Observatorio de Medios promovida por el gobierno nacional. Saludable, claro, en la medida que no se trate de una decisión coyuntural. Más interesante es adentrarse en el devenir del llamado periodismo deportivo.

Preguntas que surgen a partir de la disposición oficial: ¿Y si observamos a trabajadores y pasantes de las grandes cadenas deportivas? ¿Qué prensa tenemos desde que Torneos y Competencias se apropió de casi todo el mercado en 1984? ¿Disminuyó la violencia en el fútbol? ¿Investigó a fondo episodios de corrupción dirigencial? ¿Ayudó a honrar el nombre de plumas inolvidables en el ejercicio del oficio como Dante Panzeri, Osvaldo Ardizzone, Diego Lucero o Félix Frascara, entre otros?
Pese a escasísimas excepciones, el panorama es todo menos alentador. Hace una década, o más, se instaló una idea que obtura hasta hoy cualquier posibilidad de mejoras: "No hacer periodismo de periodistas". Enunciado que evitó debatir las responsibilidad de aquellos que emiten contenidos no siempre ligados a principios éticos. Ni hablemos de quienes amparados por ese acuerdo editorializan como interpretados, esto es, opinólogos y comunicadores siempre alineados a los dictámenes de las empresas periodísticas. Asimismo, y yendo a casos actuales, proliferaron también cronistas de carrera corta que vendieron (venden) su fuerza de trabajo al margen de valores y convicciones.
Más interrogantes: ¿aceptaría Panzeri las regalías de un club millonario? Bernardino Veiga, relator boquense en épocas pasadas, ¿silenciaría su crítica ante hinchas imposibilitados de ver a sus colores amados? Imposible saberlo aunque un dato arroja alguna pista: en aquél tiempo no existía un monopolio en el ámbito deportivo.
Aún así, no todo parece resuelto. Las audiencias ya no comen vidrio ni el escenario se vislumbra como hace 10 años. Sería interesante, en consecuencia, aprovechar nuestros canales expresivos para denunciar, informar y polemizar libremente, identificando el enemigo, hurgando entre filtraciones. Y observar a los medios del régimen para decirles que no todo sale gratis. Detrás de cada operación alevosa o primicia infundada, hay alguien -una ley, un grupo de investigadores honestos, un blog comprometido con transformar las cosas- que los está mirando.

martes, 8 de abril de 2008

Decires


La polémica declaración de Leandro Gioda, back de Independiente, sugiere algunas consideraciones. Repasando sus dichos, "no pagaría una entrada para ir a putear", cabe reponer los mundos que separan a jugadores de hinchas. No es algo novedoso, pero la muletilla "uno es profesional" -como se ufanan los players- tiene derivaciones imprevisibles no siempre contempladas por quienes las pronuncian.
Basta observar la tabla de posiciones, o remitirse a las últimas temporadas del rojo, para conjeturar lo riesgoso de la frase en un medio que destila exitismo. Primer análisis: Gioda pecó de ingenuidad o de escaso conocimiento del ambiente en el cual 'trabaja', de acuerdo a sus deberes profesionales.
Pero además, el zaguero golpeó de lleno en el motor que sostiene este deporte: la pasión y la necesaria identificación entre jugadores y público. Los dichos del ex Lanús jaquean ese contrato ligado íntimamente a los afectos. Segunda lectura, entonces: hay quienes aún no advierten que no todo es lo mismo para quienes invierten tiempo y dinero en sostener ese contrato.

Una tercera cuestión se vincula a las repercusiones de lo que se dice. Quince o veinte años atrás había menos cuidado en las declaraciones, entre otras razones, porque no existía un diario deportivo ni radios deportivas ni pantallas transmitiendo fútbol en continuado. Hoy, la frase en el diario la levanta el programa del mediodía, se prolonga en el magazine de la tarde y finaliza en los noticiosos de la noche. En consecuencia, y sin computar editoriales de cronistas o conductores, Gioda dijo lo que dijo no menos de diez veces.
Amplificación que, vale señalar, se produce dada la imprescindible cuota de escándalos que exigen determinados medios.
Finalmente, resultan cuanto menos curiosas algunas reflexiones en Independiente. Daniel Montenegro, figura del diablo, negó rendir exámen como si alguien (no solo del fútbol) pudiera darse ese infecundo lujo. De Pedro Troglio, ex deté, conviene no abundar en su riquísimo acervo de lugares comunes ("si no ganás el próximo partido el triunfo no sirve", "los técnicos convivimos con la peor parte", etc.). Aunque, eso sí, cabe apuntar que nadie obligó al ex subcampeón mundial en Italia 90 a elegir la profesión que denigra. En cualquier caso, la presunta crítica ante un sistema perverso debiera atender otras miserias aceptadas por Troglio y colegas.
Gioda, acaso infelizmente, viene a completar el círculo de declaraciones fallidas. Y para bien o mal, hace rato que el partido se juega en otra parte.


lunes, 31 de marzo de 2008

Adiós Hugo Sánchez


Calumnió y difamó sin pudores. Se ufanó de supuestos conocimientos futboleros hasta que le llegó su turno en el Tri. Ganó y perdió, luego perdió y perdió. Sin vestigios de aquél bicampeonato dirigiendo a Pumas, resistió como pudo los embates mediáticos aunque jamás logró emular a su antecesor. Ni en los resultados ni en el juego.
Hoy es noticia porque ese hombre de aspecto ágil, escurridizo y reticente a la autoreflexión fue sorpresivamente cesanteado en su cargo. Duró apenas y un año y medio -su contrato expiraba en 2010- y se va sin dirigir mundiales y con una final perdida ante Estados Unidos (Copa de Oro 2007).
¿Justicia divina? ¿Venganza esperada? De solo escuchar nuevamente el nombre de Ricardo La Volpe como candidato a dirigir a México, reconforta y da placer. A veces, muy pocas veces, también ganan los buenos.

sábado, 29 de marzo de 2008

Mística


¿Qué tiene Boca para ganar la Copa? Principalmente, medios periodísticos que saben cómo apuntalarlo. Para creyentes o no, existen sutiles mecanismos de comunicación capaces de constuir a un campeón. No casualmente las agendas lo tienen cómo único y exluyente protagonista.

Pero además, subsiste una mística xeneize que viene del fondo de los tiempos. Y allí no hay análisis racional ni dirigencias fraudulentas ni fórmulas simplificadoras. Envoltorios de un pasado en presente y de vivencias que merodean el templo, este Boca arrasador mantiene parte de su identidad. Como una plaza redimida de sangre o viejas tradiciones políticas, no es poco convalidar en secreto las causas genuinas del peso de una historia.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Los caminos del cambio


Cumplido el undécimo partido oficial de la era Simeone (7V-3E-1D), es tiempo de evaluar alcances y limitaciones del nuevo ciclo. Empezemos por las comparaciones. Auspicioso en los números y deficitario en el juego, es evidente que esta versión 2008 del millonario nada tiene de semejante al equipo dirigido por Passarella.

Por empezar, el ítem actitud no es un tema menor para River y allí se nota la arenga motivadora del deté. Exagerado en las gesticulaciones, inquieto para vivir los partidos, acaso algo confuso en las indicaciones a sus dirigidos, logró transmitirle ansiedad y adrenalina a jugadores acostumbrados a trabajar a reglamento. Y si algo necesitaba River era una inyección de ganas, una clase de carácter, teniendo en cuenta los desvaríos en los últimos torneos.

Otro punto a favor remite a los resultados. Bien posicionado en la Copa y el Campeonato, los números avalan a la flamante gestión. Veámos: invicto y con apenas dos goles en contra en el Clausura, rompió la racha sin ganar de visitante (la última había sido el 21 de Octubre de 2007 ante GELP), salió airoso de escenarios adversos como Ñuls o Estudiantes y se encamina a pasar de ronda en la libertadores tras el papelón del año pasado. Con un agregado: la aparente solidez defensiva exhibida hasta aquí no suele caer mal en Nuñez aunque se resigne protagonismo. Recordemos, por citar dos ejemplos, el primer River de Passarella (89-93) o el de su sucesor Gallego (1994).

Ahora, ¿alcanza para ganar alguno de los títulos en danza? Parece difícil. Sin consistencia para tener el balón, le falta juego a esta formación y no es buen síntoma juntar a Ahumada, Ponzio o
Domingo, como ocurrió ante la floja Universidad Católica en condición de local. ¿Qué puede esperarse contra el San Pablo o el Fluminense? Asimismo, subsisten desacoples de funcionamiento que obligan a ser cautos. No casualmente Juan Pablo Carrizo es la gran figura de este equipo. En tanto, poco se puede decir del nuevo desatino dirigencial en alquilar el estadio para recitales. O sí: para el fútbol de River no es negocio resignar el Monumental.

Pese a ello, ningún resultado negativo debiera interrumpir el proceso iniciado por Simeone. Con esa obsesión por el trabajo y el entusiasmo rebosante que impuso el entrenador, el horizonte deviene auspicioso si prevalece idéntico espíritu y se mejoran aspectos vitales del juego. Ocurre que después de naufragar en escándalos y vergüenzas de todo calibre, bienvenida sea la seriedad en River. Ya habrá tiempo para grandes emociones.